LA NACION

Se tensa la relación con México con nuevos cruces por el muro fronterizo

Peña Nieto respondió con firmeza que su país no lo pagará; se complica la negociació­n del Nafta

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WASHINGTON (De nuestro correspons­al).– La estrecha relación entre México y Estados Unidos, que había logrado navegar la tormenta desatada por la presidenci­a Donald Trump, comenzó a mostrar síntomas de estrés a medida que ambos países se acercan a sus respectiva­s elecciones.

Trump y el presidente Enrique Peña Nieto –que solo se vieron cara a cara una vez, antes de que el magnate asumiera– volvieron a chocar por el muro, las negociacio­nes comerciale­s se estiran y crece la tensión en la frontera.

“No quiero causar ningún problema. Pero al final, México va a pagar por el muro. Ganan todo este dinero y no hacen absolutame­nte nada para evitar que la gente pase por México desde Honduras y todos estos otros países, la caravana, todas esas cosas, no hacen nada por ayudarnos. Nada”, se quejó Trump, antenoche, en un acto de campaña en Nashville.

“Van a pagar por el muro, y lo van a disfrutar, ¿OK?”, disparó, para el deleite de sus seguidores, que aplaudiero­n.

Un rato después llegó la respuesta de Los Pinos.

“Presidente @realDonald­Trump: NO. México NUNCA pagará por un muro. Ni ahora, ni nunca”, tuiteó Peña Nieto, recurriend­o a letras mayúsculas, algo atípico en él.

“Atentament­e, México (todos nosotros)”, cerró el mandatario, hablando por todo el país. El men-

saje fue publicado en inglés y español.

El contrapunt­o entre ambos recicló una vieja disputa. Después de su primer y único encuentro cara a cara, en 2016 durante la campaña presidenci­al de Estados Unidos, Trump fue a un acto de campaña en Arizona e insistió en que México pagaría por el muro.

Peña Nieto le contestó en Twitter: “Al inicio de la conversaci­ón con Donald Trump dejé claro que México no pagará por el muro”, escribió, escueto.

Después de la jura, Trump llamó a Peña Nieto, ambos intentaron limar asperezas y hasta planearon un encuentro. Pero, otra vez, la insistenci­a de Trump con el muro, su promesa de campaña más emblemátic­a, y el giro draconiano que imprimió en la política migratoria echaron el encuentro por la borda.

“México no cree en los muros. Lo he dicho una y otra vez: México no pagará ningún muro”, insistió Peña Nieto, días después de que asumió Trump. Nunca se vieron.

Pese a ese mal arranque, el canciller mexicano, Luis Videgaray, quizás el funcionari­o de América Latina que más ha visitado Washington, abrió una línea directa con Jared Kushner, yerno de Trump y asesor presidenci­al.

La estrecha cooperació­n, en particular, en seguridad, continuó. Y la negociació­n, junto con Canadá, por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, según sus siglas en inglés), tema saliente en la relación, avanzó y parecía encaminars­e a lograr un “Nafta 2.0” hasta hace unas semanas.

Ese desenlace se dilató, y ahora, fuentes en Washington reconocen que es posible que la negociació­n se estire más allá de la elección presidenci­al de México, el próximo 1° de julio.

Trump amenazó días atrás con restringir las importacio­nes de vehículos con el mismo argumento (proteger la “seguridad nacional”) utilizado para morder las compras de acero y aluminio.

Y volvió a hablar del muro. Esta vez, Peña Nieto respondió en tiempo real, un recordator­io de que, en campaña, las diferencia­s afloran con un poco más de facilidad.

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