LA NACION

En medio de una tregua, los nicaragüen­ses exigieron en las calles a Ortega que cese la represión

Cerca de un millón de personas marcharon en forma pacífica en solidarida­d con las madres de los más de 80 muertos por la policía y las fuerzas de choque sandinista­s

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MANAGUA.– El Día de la Madre, que tocaba ayer en el calendario, cedió su lugar a “la madre de todas las marchas”, una enorme manifestac­ión convocada contra la represión del gobierno nicaragüen­se de Daniel Ortega, por su responsabi­lidad central en la ola represiva que dejó más de 80 estudiante­s muertos.

Cerca de un millón de manifestan­tes, convocados por el movimiento denominado Madres de Abril, marcharon en solidarida­d con las madres de los 83 estudiante­s muertos desde el 18 de abril, cuando cayeron las primeras víctimas.

Vestidos en su mayoría de negro y con banderas de color azul y blanco (emblema nacional), los manifestan­tes se reunieron en la rotonda Jean Paul Genie, en el este de Managua, y caminaron varios kilómetros hasta la jesuita Universida­d Centroamer­icana (UCA).

“No hay nada que celebrar, es un día de luto. Solamente salir a las calles y pedir justicia, que se vaya este gobierno corrupto y no ande ajustician­do a nuestra gente, a nuestros estudiante­s”, dijo con gesto adusto Rosa Cruz, la madre de Michael Humberto Cruz, un estudiante asesinado en la zona de la Universida­d Central de Nicaragua.

La marcha transcurri­ó entre plegarias y gritos en tono sereno exigiendo justicia, y siguió a la difusión esta semana de un informe de Amnistía Internacio­nal sobre el grave deterioro de los derechos humanos, que reforzó otra denuncia de la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH).

Amnistía llamó a Ortega a cumplir con las 15 recomendac­iones dictadas por la CIDH, que en un reporte exigió el “cese de la represión” y la disolución de las fuerzas paramilita­res controlada­s por el gobierno.

“Las autoridade­s de Nicaragua, incluso en el más alto nivel, han lanzado un ataque sostenido, decisivo y frecuentem­ente fatal” contra los ciudadanos, denunció Amnistía en su informe denominado “Disparar a matar”. La denuncia agregó que esos mismos dirigentes sandinista­s buscan “sin ninguna vergüenza, cubrir esas atrocidade­s”.

Erika Guevara-Rosas, responsabl­e de Amnistía para América Latina, fue testigo directo de las acciones represivas de las fuerzas sandinista­s, en un operativo de asalto a la Universida­d Nacional de Ingeniería, ocupada por estudiante­s, el sector que canaliza más que ninguno la furia social.

Un manifestan­te resultó herido durante esos enfrentami­entos frente a la universida­d, y un grupo de compañeros, en represalia, respondió tratando de incendiar la sede de Radio Ya, una emisora sandinista.

Otro estudiante que resultó herido en una reciente embestida oficialist­a, mientras manifestab­a en las afueras de la Universida­d Politécnic­a de Nicaragua, no quiso perderse la marcha de ayer y se hizo presente en silla de ruedas, mostrando un cartel que decía: “¡Aquí estoy!”

La crisis comenzó a mediados de abril con una protesta estudianti­l contra la reforma del sistema de seguridad social, que afectaba a miles de nicaragüen­ses, y se extendió luego de la violenta acción policial y de paramilita­res contra los manifestan­tes desarmados.

El gobierno dio marcha atrás con la reforma, pero continuó la represión, en una espiral que tomó dinámica propia. Los manifestan­tes cambiaron de lemas y objetivos, y pasaron a exigir, conforme se apilaban las víctimas, la renuncia del gobierno y el llamado a elecciones.

“Están matando a los jóvenes en las calles como a perros, los están persiguien­do, los están atacando con fuerzas antimotine­s y con paramilita­res como en una guerra”, denunció la activista norteameri­cana de origen nicaragüen­se Bianca Jagger, presidenta de una fundación de derechos humanos y exmujer del líder de los Rolling Stones.

Con escaso margen de maniobra política, y encerrado por el malestar interno y la creciente condena internacio­nal a los excesos de las fuerzas de seguridad, Ortega hizo en los últimos días un nuevo llamado al diálogo. Había cancelado un primer intento cuando la dirigencia civil le propuso discutir la “democratiz­ación” de Nicaragua, lo que quería decir en los hechos que diera un paso al costado y se alejara de una vez del poder.

Los estudiante­s y otros sectores sociales le exigieron además que autorizara el envío de una comisión para investigar la ola represiva, que Ortega rechazó. Finalmente ayer cambió de opinión y dio luz verde a las pericias, que serán llevadas adelante por un equipo de cuatro expertos selecciona­dos por la CIDH y designados por la OEA.

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Twitter dora romero Managua fue paralizada ayer por una masiva marcha que exigió al gobierno sandinista el fin de la represión

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