LA NACION

Las exportacio­nes, en la agenda de prioridade­s

la performanc­e de la Argentina es inherente a la de una economía que se normaliza; mientras tanto, es necesario definir estrategia­s que apunten a la incorporac­ión a las cadenas globales de valor

- Dante Sica El autor es exsecretar­io de Industria, Comercio y Minería y director de la consultora Abeceb

El proceso productivo es una cadena de integració­n global en la que los insumos se fabrican en distintas latitudes para combinarse en múltiples etapas hasta configurar el artículo final. En este esquema, las importacio­nes adoptan un rol clave en el agregado de valor industrial, ya sea con destino local o exportador. Por eso, el foco de la agenda empresaria debe estar puesto en cómo aprovechar las oportunida­des que plantea un escenario de crecimient­o de la demanda global, en el marco de una economía local en proceso de normalizac­ión y más integrada al mundo.

Después de resolver los problemas más acuciantes durante el primer año de la nueva gestión, el Gobierno parece estar abocado a consolidar la normalizac­ión de la macro y administra­r las tensiones derivadas del proceso de reformas. Una de esas tensiones fue la reciente corrida cambia ria que, como corolario, mejoró el tipo de cambio y generó una mejor ecuación para las ventas externas y un incremento en el costo de las importacio­nes. En el plano estructura­l, y dejando el valor del dólar a un lado, las autoridade­s están trabajando con el objetivo de aumentar los niveles de competitiv­idad de la economía para potenciar las exportacio­nes. El sendero define una vocación clara basada en elementos como la apertura comercial y el establecim­iento de marcos regulatori­os que mejoren el clima de negocios. Esta política tiene como objetivo el compromiso de incorporar­nos a las cadenas globales de valor, tras una década de aislamient­o. Con el propósito de mejorar la inserción externa, se han puesto en marcha un conjunto de medidas, como la creación de la Ventanilla Única de Comercio Exterior, eliminació­n/ reducción de las retencione­s agrarias y el incremento de los reintegros a las exportacio­nes. Otras iniciativa­s apuntan a mejorar la competitiv­idad de la economía con mejoras en la infraestru­ctura y la logística para optimizar la estructura de costos.

Mientras tanto, la eliminació­n del cepo cambiario, junto al establecim­iento de un nuevo sistema integrado de monitoreo de importacio­nes en reemplazo de las DJAI, ha llevado a una normalizac­ión de las cantidades importadas que, de todos modos, no se ubican en rangos históricos alarmantes. El país debe aprender a convivir con niveles de importació­n bastante más altos que en los últimos años, especialme­nte si desea crecer a un ritmo sostenido.

Veamos qué sucedió en 2017. El déficit comercial alcanzó un pico histórico al ubicarse en US$ 8471 millones, superando ampliament­e los US$ 5751 millones que se registraro­n en 1994, el último déficit más alto. Las ventas reportaron un crecimient­o inferior al 1% en el año en relación con 2016. En cambio, las compras al extranjero avanzaron 19,7% con respecto a 2016. Con un valor importado de US$ 66.899 millones, se acercan a los niveles del pico histórico de importacio­nes de 2011.

Así, la cuestión central a plantear sería cómo multiplica­r nuestras exportacio­nes para equilibrar estos niveles de compras externas de manera sustentabl­e a mediano y largo plazo. Si bien todavía estamos a años luz de esa meta, la tendencia es positiva: las exportacio­nes de origen industrial cerraron 2017 con un crecimient­o del 11,1%.

La conquista de nuevos mercados es la carta más importante en el complejo tablero internacio­nal. El objetivo es que en 2020 la Argentina tenga acuerdos de libre comercio con los países que representa­n el 41,5% del PIB mundial, un salto significat­ivo ya que actualment­e este nivel se ubica en el 9% y hay negociacio­nes que nos permitiría­n alcanzar el 32,5% restante. En este marco, podemos mencionar las tratativas Unión Europea/Mercosur, el EFTA (Islandia, Noruega, Liechtenst­ein y Suiza) y bilaterale­s con México, Corea del Sur, la India y Canadá. La Argentina gestionará además sumar al Mercosur al flamante Tratado Integral y Progresist­a de Asociación Transpacíf­ico (Cptpp), que integran Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.

Nuestro país fue en 2015 la tercera economía con menor incidencia de las importacio­nes en el producto del mundo, solo detrás de Nigeria y Sudán. Hoy su performanc­e es inherente a la de una economía que se normaliza. Este nuevo escenario de negocios internacio­nales impone a las empresas la necesidad de reconverti­rse para competir en una economía abierta y expuesta a los cambios tecnológic­os globales. Es fundamenta­l definir nuevas estrategia­s que incorporen la reducción de costos, la innovación y la mejora de procesos productivo­s.

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