Los populistas bloquean un gobierno técnico y negocian con Mattarella
El presidente les daría una nueva oportunidad a la Liga Norte y al Movimiento Cinco Estrellas; el gabinete de Cottarelli es el plan B
ROMA.– ¿Habrá elecciones anticipadas o un gobierno populista? Italia vivió ayer una nueva jornada de telenovela, en la que la situación política cambiaba de minuto en minuto, en forma dramática y desconcertante. En medio de una confusión inédita era imposible hacer previsiones y seguía sin resolverse la peor crisis política e institucional de los tiempos recientes.
Mientras los mercados se tranquilizaron, en un escenario sin precedente difícil de explicar por lo inaudito, el economista Carlo Cottarelli, que recibió el encargo de formar un gobierno técnico, de transición, para llevar a Italia a las urnas en los próximos meses, seguía en stand-by.
Con su equipo de ministros al parecer listo para ser presentado, pero a la espera de novedades surgidas de frenéticas nuevas negociaciones políticas.
El presidente Sergio Mattarella –el árbitro de la situación de ingobernabilidad que vive Italia, que cumplió más de 85 días y cada vez más cuestionado por su modo de actuar–, de hecho, prefirió no forzar la vía de elecciones anticipadas. Después de dos encuentros informales con el exdirigente del FMI y hombre de la austeridad, hizo saber que no “forzaría” la situación, sino que dará más tiempo a la solución política.
Reflotó así la alternativa de un gobierno formado por las fuerzas ganadoras de las elecciones el 4 de marzo pasado: el Movimiento Cinco Estrellas (M5E), del joven Luigi Di Maio (31), y la xenófoba Liga, del cada vez más protagónico Matteo Salvini (45). Juntas, de hecho, tienen una mayoría parlamentaria.
De resucitar la posibilidad de este gobierno populista –vetado el domingo pasado por Mattarella debido a la presencia de un ministro euroescéptico en la cartera de Economía–, es claro que Cottarelli daría un paso al costado.
¿Cómo pudo ocurrir semejante cambio de panorama? El escenario catastrófico del día anterior, cuando los mercados salieron al ataque de Italia previendo elecciones anticipadas con un triunfo aún más fuerte de fuerzas antisistema, volvió a mover el avispero. Di Maio, que sabe que perdió consensos en estos dos meses de tira y afloja, no quiere ir a elecciones. Y, en un giro de 180 grados, después de haber reclamado un impeachment contra Mattarella, volvió a reunirse con el presidente dispuesto a volver intentar formar un gobierno con su socio de la Liga.
pero Salvini, como si se tratara de un culebrón, se volvió el obstáculo. En diversas declaraciones advirtió que solo aceptará formar el Ejecutivo con la misma lista de ministros presentada el domingo pasado por el desconocido jurista Giuseppe Conte, el primer ministro propuesto por el M5E y la Liga. Es decir, Salvini volvió a insistir en paolo Savona, crítico de la Unión Europea y de la moneda única, vetado por el presidente.
En una situación totalmente fluida y volátil, negociaciones entre bambalinas y llamadas telefónicas y con Mattarella cada vez más cuestionado por su modo de manejar la crisis, quedó claro que Salvini apuesta a ir al voto lo antes posible. Y se entiende: según sondeos, en nuevas elecciones el líder de este partido xenófobo obtendría un 27% de apoyos, sacándoles votos tanto a su exaliado Silvio Berlusconi, a Di Maio y al exoficialista partido Democrático, de centroizquierda, hundido después de la debacle de hace tres meses.