La feria tan querida
ArteBA 2018 ha cerrado sus puertas con éxito. Concluye un nuevo capítulo con conservada vitalidad. Y con un futuro mejor, como siempre. El camino a la excelencia es interminable, porque la meta siempre se corre. Como ONG, ArteBA Fundación tiene una nota diferencial: ninguna gestión ha destruido un ápice de lo hecho por la precedente, todas ellas han construido sobre lo hecho para llevarla más alto. Afortunadamente todos los presidentes han sido distintos entre sí, de modo que la gestión siempre sumó nivel y fue complementada por el agregado de nuevos enfoques, lo que añadió sustentación. Leí y escuché varias veces que el arte argentino tiene
potencial, lo que es un error. El arte argentino está y es potente, lo que tiene mucho potencial es su difusión y su reconocimiento por compradores habituales y coleccionistas de otros países. Hay mucho espacio para ello. Las galerías reconocidas tienen que perseverar y porfiar por el buen camino. Las más jóvenes vienen al galope tendido y pasarán el presente como poste porque corren por el futuro. Les da el cuero para ese esfuerzo y tienen el mundo como límite. Solo tienen que definir su camino y perseverar a pesar de los tropiezos y las desazones. Aquellos compradores habituales y coleccionistas que se dedican a comprar barato después de un regateo agotador deberían abrir los ojos y advertir que lo que logran es desvalorizar lo que tienen. Caminando por los amplios pasillos nos encontramos con Jacobo Fiterman, él con más de 80 años y yo con más de 70, y compartimos la alegría que nos producía ver que lo que empezó como un proyecto endeble, gracias al principio de hacerse a un lado para que otro más joven tome la posta y trabajar para formar equipos, evolucionó sin parar hasta lo que es hoy nuestra feria tan querida.
Juan E. Cambiaso
jec@jcambiaso.com