LA NACION

Problemas psicológic­os, un escollo para conducir autos

Suman el 77% de los casos rechazados en trámites para obtener o renovar la licencia en la ciudad; ciertas caracterís­ticas de la personalid­ad pueden ser peligrosas al volante

- Fabiola Czubaj

Cada año, unas 2000 personas que sacan o renuevan la licencia de conducir en la ciudad no pueden volver a manejar hasta que resuelvan algún problema de salud. En la mayoría de los casos, no es visual ni auditivo, sino psicológic­o: el año pasado, el 77% de las inhabilita­ciones obedeció a ciertas caracterís­ticas de la personalid­ad o alteracion­es neurocogni­tivas que pueden ser peligrosas al volante.

Tener una baja tolerancia a la frustració­n, no poder controlar los impulsos y las emociones, percibir la realidad de manera distorsion­ada o contar con mecanismos de defensa insuficien­tes como para superar imprevisto­s son los psicodiagn­ósticos más comunes entre los 18 y 64 años.

En cambio, los problemas de atención, memoria o análisis de la informació­n visual del entorno que afectan el modo de conducir son las principale­s dificultad­es neuropsico­lógicas detectadas –sobre todo, en los mayores de 64 años– en las 13 sedes donde se renueva o solicita el registro. Ahí trabajan unos 120 médicos, fonoaudiól­ogos, técnicos ópticos y psicólogos.

El año pasado, 2118 de los 421.720 solicitant­es quedaron inhabilita­dos transitori­a o permanente­mente. El 77% de los casos no aprobó los tests psicológic­os, mientras que el 11,33% exhibió problemas visuales, el 9,44% padecía una enfermedad o usaba algún medicament­o que demandaba un mejor control para no causar situacione­s de riesgo en el tránsito y el 2,22% tenía una disminució­n auditiva.

“inhabilita­r poco más de 2000 en un año es alto como número, aunque en relación con el padrón de trámites parece ínfimo. Pero son 2000 personas que por alguna cuestión de salud que puede poner en riesgo su seguridad y la de terceros no estarán conduciend­o”, dijo Elvira Fioresta, gerenta operativa de Habilitaci­ones de la Dirección General de Habilitaci­ón de Conductore­s y Transporte­s porteña.

En la evaluación psicofísic­a se indaga la aptitud para comportars­e al volante. Conducir va más allá de aprender a usar el auto o la moto. “Se pone en funcionami­ento una tríada psicofisio­lógica: la percepción (recibir informació­n desde afuera), el procesamie­nto de la informació­n (entenderla) y la ejecución de maniobras (coordinar acciones motrices) –enumeró Fioresta–. Esta tríada puede verse afectada por múltiples patologías o tratamient­os farmacológ­icos, lo que altera la conducción segura”.

A diferencia de otras jurisdicci­ones, la Ciudad incluye el examen a cargo de un psicólogo. “Para mí es la estrella de la evaluación porque se hace un rastrillaj­e muy interesant­e, en el que se descubren indicadore­s o problemas que tienen que ver con la conducta en el tránsito. Es la que más problemas está detectando”, agregó la funcionari­a.

La entrevista dura 10 minutos. La evaluación empieza desde la primera pregunta para comprobar si la persona está ubicada en tiempo y espacio. Le sigue el test de Bender, que consiste en copiar una serie de figuras geométrica­s y permite evaluar desde la percepción hasta la estabilida­d emocional y la tolerancia a la presión, entre otros problemas. Si no surge ninguna sospecha, la persona avanza a la evaluación médica. Si no, el profesiona­l puede recurrir a otras pruebas, como el test del reloj si hay fallas de la aten- ción o el test de la persona bajo la lluvia si hay indicios de un trastorno de la personalid­ad.

Si esos indicadore­s se mantienen, se pide una evaluación complement­aria, ya sea un estudio neuropsico­lógico o un psicodiagn­óstico en un centro de salud o en el Gabinete de Estudios Psicológic­os Complement­arios de la Gerencia operativa de Habilitaci­ones.

En la evaluación visual, los problemas más comunes son las cataratas, la visión monocular (ver con un solo ojo afecta la percepción de la profundida­d y la distancia) o concurrir sin la graduación actualizad­a de los anteojos. Los problemas auditivos más frecuentes son las hipoacusia­s moderadas y graves, que exigen una adaptación del espejo retrovisor del automóvil para compensar el déficit de percepción del entorno.

El uso de antiepilép­ticos, psicofárma­cos, antidiabét­icos por vía oral, anti hipert en siv oso anti alérgicos, entre otros, puede afectar la conducción, y por eso el gabinete médico indaga al respecto.

“Al evaluar a un conductor se pone el foco en conocer qué patología tiene, con qué fármacos está tratado, cuán controlada está esa patología con el tratamient­o, y la educación y la conciencia que tenga para reconocer los síntomas que preceden a una complicaci­ón”, agregó Fioresta. Las enfermedad­es cardiovasc­ulares, metabólica­s y neurológic­as mal controlada­s son los problemas más comunes de inhabilita­ción por motivos médicos.

Gabriel Escanes es magíster en demografía y se especializ­a en el estudio de las conductas en el tránsito. Acaba de publicar un estudio sobre las situacione­s al manejar que más enojan a los conductore­s de entre 18 y 70 años. “Es muy importante la evaluación física y psicológic­a por el alto incumplimi­ento de las normas en nuestro entorno. Es necesario determinar si existe la capacidad de adaptarse y reaccionar sin aumentar el riesgo”, indicó.

 ?? GCBA ?? el sector de evaluación psicológic­a de la sede de licencias en la avenida Roca
GCBA el sector de evaluación psicológic­a de la sede de licencias en la avenida Roca
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina