Una bisagra en la agenda legislativa
La oposición logró sancionar el proyecto tras un debate que se extendió hasta la madrugada
diferencia de la emergencia laboral aprobada por la oposición peronista en los albores de la administración de Mauricio Macri y que también fue vetada, la sanción del proyecto que retrotrajo las tarifas a los valores de noviembre –concretada en la madrugada de ayer en el Senado, por 37 votos a favor y 30 en contra, y vetada luego por el presidente Mauricio Macri– amenaza con convertirse en una bisagra en la relación del Poder Ejecutivo con el Congreso, donde todavía necesita acordar con sectores del PJ para garantizar la gobernabilidad.
El dato no es menor. En el horizonte del Poder Ejecutivo aparecen varios objetivos que lo obligarán a reclamar el voto opositor para poder alcanzarlos.
Dos ejemplos alcanzan para dimensionar la situación. En el Senado comenzaron a correr los plazos para tratar el pliego de Inés Weinberg de Roca para ser nombrada procuradora general de la Nación. La designación requiere una mayoría calificada de dos tercios de los legisladores presentes.
Más importante aún, aunque la discusión se producirá más adelante, es que Macri también necesitará de la oposición para sancionar el presupuesto 2019.
El panorama se podría complicar más si el acuerdo con el FMI viene acompañado del reclamo de cambios legislativos en áreas sensibles para el peronismo, como la laboral. Sobre este tema, las señales contrarias son públicas. Miguel Ángel Pichetto, jefe del Bloque Justicialista del Senado, anunció la semana pasada su rechazo a los proyectos que impulsa el Gobierno, postura que reforzará la semana próxima cuando se reúna con la CGT.
Límites de una presión
El problema para el Gobierno radica en el hecho de que la sesión de ayer puso en evidencia cuáles pueden ser los límites de la presión que puede ejercer para conseguir, o restar, votos a una oposición peronista unificada detrás de un mismo objetivo.
Si bien en el oficialismo se consolaban ayer con el argumento de que el PJ sancionó con lo justo (37 votos) la ley contra los aumentos de las tarifas y apelando a políticos que consideran mala palabra, como Carlos Menem y Cristina Kirchner, las presiones sobre los mandatarios provinciales no alcanzaron para detener la embestida opositora.
Así, las negociaciones con el gobernador de San Juan, Sergio Uñac, apenas si sirvieron para sacar del recinto a la senadora Cristina López Valverde, quien terminó cediendo, en medio de una crisis nerviosa, a los pedidos de su jefe político provincial. Sin embargo, el senador Rubén Uñac aguantó los pedidos de su hermano y votó junto al bloque que conduce Pichetto. Otro tanto ocurrió con el santiagueño Gerardo Zamora, quien le concedió al Gobierno la ausencia de Blanca Porcel, pero liberó a los otros dos senadores que le responden –Gerardo Montenegro y Ada Itúrrez– para que votaran junto a la oposición.
Tal vez el caso más notorio fue la extraña desaparición del puntano Adolfo Rodríguez Saá, quien tras participar en la conformación del quorum que habilitó la sesión en la tarde del miércoles, viajó a su provincia y se ausentó en el momento de la votación en el Senado.
Sin embargo, el caso del puntano podría no responder a presiones de la Casa Rosada, sino a las cada vez más claras diferencias que el senador mantiene con su hermano y gobernador de la provincia, Alberto Rodríguez Saá.
Fuentes legislativas peronistas adjudicaban ayer la conducta del Adolfo a su deseo de tomar distancia de la alianza que el Alberto selló con Cristina Kirchner, figura que considera un salvavidas de plomo para sus aspiraciones de buscar, el año próximo, convertirse en sucesor de su hermano y mantener vigente la dinastía política que mantienen desde 1983.
En este sentido, en las cercanías de Pichetto también rechazaban la teoría conspirativa de la Casa Rosada sobre la existencia de un acuerdo político con el kirchnerismo para enfrentar a Macri el año próximo que habría mostrado la unión de fuerzas entre ambos sectores en ambas cámaras legislativas por el tema tarifas.
Como contrapartida, en el PJ no niegan la relación de Pichetto con Sergio Massa, otro fantasma agitado por el macrismo. Pero aseguran que el vínculo es de vieja data y que si se ha fortalecido fue por la conducta errática que le adjudican al salteño Juan Manuel Urtubey en su relación con el Gobierno.
El Gobierno necesita buscar el voto opositor en varios de sus objetivos
El Adolfo tomó distancia de su hermano y hombre fuerte de San Luis