Trump inicia la guerra comercial a sus aliados
Aplicará aranceles al aluminio y el acero de la UE, méxico y canadá
WASHINGTON (De nuestro corresponsal).– En el anticipo de una guerra comercial, Estados Unidos anunció ayer que a partir de hoy aplicará aranceles al aluminio y el acero a Canadá, México y la Unión Europea (UE), lo que puso fin a meses de incertidumbre sobre posibles exenciones a aliados de Washington. Tanto el bloque europeo como los vecinos prometieron represalias.
WASHINGTON.– La tregua terminó y la guerra comercial ha comenzado. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió aplicar los aranceles que mantenía en suspenso para las importaciones de acero y aluminio de Canadá, México y la Unión Europea, aliados históricos de Washington, dando un salto hacia el proteccionismo que amenaza con descarrilar el crecimiento de la economía global.
La Unión Europea (UE), Canadá y México anunciaron en represalia nuevos aranceles a las compras de productos de Estados Unidos por miles de millones de dólares, y Bruselas dijo que recurrirá a la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La decisión fue anticipada por el secretario de Comercio, Wilbur Ross, horas antes de que expirara la última excepción que dio Trump en busca de un acuerdo comercial con los aliados que nunca llegó.
Estados Unidos comenzará a aplicar, a partir de hoy, un arancel del 25% para las importaciones de acero y del 10% para las de aluminio, un giro que redefinirá los lazos comerciales de la primera potencia global y su economía interna, al impactar a industrias que emplean a más de seis millones de personas.
“Es un mal día para el comercio mundial”, reaccionó el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker. “Esto es proteccionismo, puro y simple”, agregó en un comunicado.
La Argentina, Corea del Sur, Brasil y Australia fueron los únicos países que quedaron afuera de los aranceles, al aceptar restringir sus ventas a Estados Unidos. La Casa Blanca dijo que no pudo llegar a “acuerdos satisfactorios” con el resto de sus socios.
La nueva política, que cumple con una promesa de campaña de Trump, quemó todos los protocolos que rigen el comercio global al esgrimir, por primera vez, razones de “seguridad nacional” para restringir importaciones y resguardar a una industria local.
Ross, sin embargo, reconoció que, en el caso de Canadá y México, Trump había decidido actuar porque las negociaciones para rediseñar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, por sus siglas en inglés) se estancaron. “Esas conversaciones están tomando más tiempo del que esperábamos. Ya no hay una fecha precisa de cuándo podrían concluir, y por lo tanto fueron agregados a la lista de países que asumirán los aranceles”, afirmó.
La UE y México anunciaron represalias minutos después de conocida la decisión de Trump, que confirmó el giro proteccionista de Estados Unidos. Luego llegó el anuncio del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, que dio un duro mensaje sobre el avance de las negociaciones comerciales y echó un baldazo de agua fría a las perspectivas de un acuerdo por el Nafta. El premier dijo que los aranceles eran “inaceptables” y una “afrenta” a la histórica alianza entre ambos países.
“Tenemos que creer que en algún momento prevalecerá el sentido común. Pero no vemos nada de eso en esta acción de la administración de Estados Unidos”, dijo Trudeau.
En París, el presidente Emmanuel Macron reaccionó con el mismo rechazo tajante a la movida de Trump, al “deplorar” una decisión “ilegal” de un presidente a quien hace poco había llamado “mi amigo” en los jardines de la Casa Blanca. “El nacionalismo económico lleva a la guerra. Es exactamente lo que pasó en la década de 1930”, advirtió.
La reacción de los aliados de Estados Unidos dejó entrever un agotamiento con la diplomacia impulsiva, “a todo o nada”, desplegada por Trump, sobre todo en el transcurso del segundo año de su presidencia. Las declaraciones y los comunicados no escatimaron en dureza o, por caso, en lecciones de economía. Trudeau llegó a decir que la medida dañará a trabajadores y empresas norteamericanas, y Macron que era un “error” que respondía “de la peor manera” a los desafíos de la globalización.
El líder canadiense no dudó en revelar, por ejemplo, que le ofreció a Trump viajar a Washington a terminar de pulir el acuerdo por el Nafta, pero el vicepresidente Mike Pence, lo llamó para ponerle una precondición: que el acuerdo pudiera volver a renegociarse cada cinco años. Trudeau se negó, y el viaje se cayó.
Otro síntoma de fatiga: desde Bruselas, la comisionada de Comercio, Cecilia Malström, dijo que los europeos “intentaron todo para evitar este desenlace”, y culpó a Estados Unidos de utilizar “la amenaza de restricciones comerciales” para obtener concesiones por parte de los europeos.
“Esta no es la manera en que nosotros hacemos negocios, y ciertamente no entre viejos socios, amigos y aliados”, fustigó Malström.
Europa ya había anticipado que gravará productos emblemáticos, como las motos Harley-Davidson y los jeans Levi’s, entre otros productos. La cancillería de México anticipó, por primera vez, una lista de productos que serán gravados con “medidas equivalentes” a los aranceles de Trump. La lista es extensa: aceros planos, lámparas, patas y paletas de cerdo, embutidos y preparaciones alimentarias, manzanas, uvas, arándanos y quesos diversos, entre otros.
Ross dejó la puerta abierta a continuar las negociaciones con los socios comerciales en busca de un acuerdo que evite el torniquete al comercio global. Estados Unidos tiene pendiente también una negociación comercial con China.
“¡Comercio justo!”, tuiteó Trump ayer a la tarde.