Motochorros
El 25 de mayo, a las 13.30, mi mujer y yo circulábamos a bordo de un auto de modelo y marca nada llamativos por Avenida del Libertador rumbo al norte, cuando a la altura de la calle Las Heras, partido de Vicente López, fuimos violentamente asaltados por dos motochorros, quienes, mientras amenazaban “con pegarnos un tiro a cada uno”, le arrebataron a ella su reloj. El forcejeo le produjo un severo desprendimiento de la piel de su antebrazo izquierdo. Ambos quedamos paralizados por el susto, la absoluta imposibilidad de defendernos y –por cierto– de intentar perseguirlos. Vimos asombrados cómo huían zigzagueando entre las decenas de vehículos que circulaban a paso de hombre mientras los ocupantes de otros automóviles nos ofrecían ayuda. Esta modalidad de robo crece día a día en cantidad y peligrosidad, sin que se adviertan las más mínimas medidas de control para proteger a los desprevenidos e indefensos conductores y pasajeros. Pero un par de medidas podrían reducir los riesgos: 1) crear una patrulla de motociclistas uniformados y encubiertos con capacidad de maniobrar en el tráfico, y 2) dictar una norma que obligue a los motociclistas a protegerse con cascos que no cubran totalmente el rostro, para que sean identificables en un reconocimiento policial o judicial. Los móviles policiales nada pueden hacer; tampoco los agentes apostados en las calles.
Luis Fernández Cronenbold lfernandezcron-enbold@ gmail.com