Un hábil thriller que enfrenta los prejuicios
★★★★ muy buena. (gran bretaña, 2018). creada por: Jack Thorne. Elenco: Sarah Lancashire, Lia Williams, Lucian Msamati, Steven Mackintosh, Finn Bennett, Wunmi Mosaku. disponible en: OnDirecTV y DirecTV Play.
Sarah Lancashire, luego de su extraordinario papel en Happy Valley –que regresaría el año próximo con una tercera temporada–, explotó con inteligencia un estilo de protagonista que viene pisando fuerte en las ficciones británicas. son mujeres al mando de tareas complejas, y nunca exentas de contradicciones, que ejercen su labor profesional de manera dedicada y comprometida, asediadas por fallas y complicaciones personales, cuya presencia no solo se convierte en el centro argumental de la ficción, sino en el puntapié para un debate social que la trasciende.
en Kiri, miniserie de cuatro capítulos creada por jack Thorne (The Last Panthers, National Treasure), Lancashire es Miriam Grayson, una trabajadora social de los suburbios de Bristol encargada del proceso de adopción de Kiri, una niña negra de nueve años, por parte de una familia blanca. en el primer episodio, Miriam acompaña a Kiri a la primera visita sin supervisión con su familia de nacimiento, como parte de una política que garantiza al infante el contacto con sus raíces culturales. La trágica desaparición de Kiri y la misteriosa intervención de su padre biológico, recién salido de la cárcel, inician una espiral de investigaciones, falsas pistas y mendaces acusaciones que sumergen la integridad de Miriam en una feroz y sangrienta hecatombe mediática.
sin perder atención a las claves del thriller, Thorne entiende que lo que se pone en discusión no es el crimen, sino sus repercusiones: el rol del estado y su intento de desligarse de cualquier responsabilidad, el drama de conciencia de Miriam, la necesidad de la policía de encontrar un culpable, la de los medios de sellar un juicio. Thorne delinea con firmeza cada uno de sus personajes. Miriam y su incipiente alcoholismo, el fantasma de su hijo muerto de cáncer, su perro enfermo y su profunda soledad. La familia adoptiva de Kiri, las tensiones internas alrededor de la desaparición, los celos y las mezquindades. Los abuelos biológicos y su responsabilidad, el pasado criminal del padre y la mirada incriminatoria del entorno.
Como muy pocas series, Kiri interpela permanentemente al espectador, lo hace dudar de sus propias asunciones, lo hace enfrentarse a sus inconscientes prejuicios. Los ecos sociales que dispara el caso, enfocado en cada episodio desde un protagonista y sin retroceder en el tiempo, sino armando la acción como un intrincado juego de sumas y restas, son tanto o más relevantes que su esperada resolución.