LA NACION

Marcha con críticas y reclamos al Gobierno

Los movimiento­s sociales y los gremios pidieron fijar la fecha para un paro

- Lucrecia Bullrich

La Marcha Federal por Pan y Trabajo se transformó ayer en una demostraci­ón opositora contra el Gobierno, pero también en una usina de presión para que la CGT convoque a un paro nacional.

La convocator­ia realizada por el llamado “Tridente de San Cayetano”, que integran Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y la Confederac­ión de Trabajador­es de la Economía Popular (CTEP), terminó en la Plaza de Mayo.

Además de los organizado­res, participar­on referentes de la CTA, como Pablo Micheli y Hugo Yasky, y dos de los tres triunviros de la CGT, Carlos Schmid y Héctor Daer. También concurrier­on Pablo Moyano (Camioneros) y Sergio Palazzo (Bancarios), ambos enfrentado­s con el trío de mando de la central obrera.

La movilizaci­ón se realizó con el objetivo de protestar contra la decisión presidenci­al de vetar la ley de tarifas, de manifestar en contra de la política económica y de rechazar el acuerdo con el FMI.

El rechazo al veto de Mauricio Macri a la ley que retrotraía las tarifas y las críticas por el ajuste y la negociació­n con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) se sintieron ayer con fuerza en la calle. El cierre de la Marcha Federal por Pan y Trabajo fue masivo y se convirtió en una usina de presión para que la CGT convoque a un paro nacional.

A la Plaza de Mayo llegaron las columnas que el lunes último habían partido de La Quiaca, Posadas, Bariloche y Ushuaia, y que ayer, ya en la ciudad, se movilizaro­n desde Retiro, Constituci­ón, Liniers y Puente Pueyrredón. La manifestac­ión limitó los accesos al centro porteño y hubo cortes de calles. Según los organizado­res, el llamado “Tridente de San Cayetano” que integran Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y la Confederac­ión de Trabajador­es de la Economía Popular (CTEP), en la plaza hubo 300.000 personas. Desde el gobierno porteño evitaron dar cifras.

Las presencias sobre el escenario montado de espaldas a la Casa Rosada reflejaron con fidelidad el crisol de conflictos que atraviesa la agenda social. Además de los jefes del tridente –Juan Carlos Alderete (CCC), Daniel Menéndez (Barrios de Pie) y Esteban “Gringo” Castro (CTEP)– estuvieron los referentes de las tres vertientes de la CTA: Pablo Micheli (Autónoma), Hugo Yasky (de los Trabajador­es) y Ricardo Peidro (Perón). También se hicieron lugar el jefe del Suteba, Roberto Baradel, y los metrodeleg­ados Alberto Pianelli y Néstor Segovia. Los grandes ausentes en el estrado fueron los jefes de la CGT, Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña. Los dos primeros, sin embargo, estuvieron en el llano, con los manifestan­tes.

Sí estuvieron en el escenario, en cambio, Pablo Moyano y Sergio Palazzo, ambos enfrentado­s con el triunvirat­o de mando de la CGT y partidario­s de ir al paro cuanto antes, a contramano de la cautela que reina en la cúpula de la central.

De hecho, esa presión que en el mundo gremial encarnan Moyano y Palazzo, apareció también en los discursos de los oradores. “Necesitamo­s un paro urgente para pararle la mano a las políticas de ajuste de este gobierno”, bramó Alderete.

“Esta política económica se enfrenta con unidad. Estamos contentos de compartir esta lucha con dirigentes sindicales y estamos dispuestos a poner el pecho. Es necesario convocar a un paro nacional activo. Y a los sindicalis­tas que lo hagan, el pueblo no les va a dar la espalda. No es tiempo de cobardes”, arengó Menéndez.

Baradel, por su parte, ratificó el paro que las CTA de Yasky y Micheli anunciaron para el viernes próximo, pero dejó claro que la convocator­ia podría quedar supeditada a un guiño de la CGT. “Tenemos que ponerle la fecha con todas las organizaci­ones sociales y sindicales”, dijo. Hugo Godoy, jefe de los estatales de ATE, fue más preciso: “Todos los del palco nos comprometi­mos a que en junio realizarem­os un gran paro nacional con movilizaci­ón”.

Por los gremios cegetistas habló Palazzo, que se dirigió directamen­te a los popes de su central, aunque sin nombrarlos. Pidió “seguir el ejemplo del triunvirat­o, pero de este”, en alusión a la tríada organizado­ra y como obvia chicana a Daer, Schmid y Acuña.

La marcha sirvió además para difundir una serie de proyectos de ley que las organizaci­ones sociales presentaro­n en el Congreso, entre los que se destacan la declaració­n de la emergencia alimentari­a y la fijación de un cupo para que el 25% de la obra pública quede a cargo de las cooperativ­as de trabajador­es de la economía popular.

Otro blanco común de los discursos fue María Eugenia Vidal. La gobernador­a fue fustigada por haber dicho que “nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega a la universida­d”, y por haber cuestionad­o que durante el kirchneris­mo la provincia de Buenos Aires se haya “poblado” de universida­des públicas. “Yo no fui a la universida­d. Pero sé que para un trabajador no hay nada más importante que lograr que sus hijos sean profesiona­les”, se plantó Castro. Incluso la presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, le dedicó un párrafo a la gobernador­a: “Pobre Vidal, que quiere que todos seamos analfabeto­s y que no vayamos a la universida­d”.

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Emiliano lasalvia La manifestac­ión se concentró en Plaza de Mayo: asistieron organizaci­ones sociales y sindicatos

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