Sobre llovido, dañado
con casi el 90% de la soja recolectada, a los bajos rindes se sumó la aparición de grano brotado o fermentado; descuentos en la producción.
Con casi el 90% de la soja recolectada, a los bajos rindes se sumaron granos brotados.
1 SANOS
el color de los granos y su textura son uniformes. Su contenido de proteína y aceite no está alterado
2 DAÑADOS
Son aquellos brotados, podridos, fermentados o ardidos. Presentan alteraciones en su color, forma y/o textura
3 VERDES
Presentan coloración verdosa. en valores superiores al 5 y hasta el 10% se rebajará 0,2% por cada por ciento o fracción proporcional
El grano redondo y amarillo: la mirada del productor que extraña la soja que está acostumbrado a ver. Frente a él, hay chauchas abiertas, grano brotado y manchado, cereal con tintes verde y marrón. La incertidumbre jugó una mala pasada en aquellos que debieron esperar a recolectar los lotes para tener, al fin, un panorama de lo que dejó esta campaña, un cultivo crecido en condiciones dantescas.
Meses de sequía durante el desarrollo y llenado del grano. Precipitaciones durante la recolección: un temporal de más de 20 días en gran parte de la pampa húmeda. A la primera espera se le sumó una segunda: la de la entrega al comprador para saber si se le realizarán descuentos por grano dañado (aquellos verdes, brotados, amohosados o podridos).
Alejandro Leza es productor en San Antonio de Areco. A principios de abril comenzó con la cosecha, pero a los 20 días el temporal lo detuvo. “Después del 19 de abril vino un mes de lluvias en el que cayeron entre 390 y 460 milímetros. Con una campaña tan complicada deberían existir ciertas contemplaciones para aminorar el castigo al productor”, afirmó.
Cristian Russo, analista de la Bolsa de Rosario, afirmó: “Las altísimas temperaturas potenciaron el efecto de germinación masiva sobre seis mico llones de hectáreas de la región pampeana, queda un 12% pendiente de cosechar (2,1 millones de hectáreas). En esos cuatro millones de hectáreas que ya se recolectaron las pérdidas por calidad son importantísimas y ese es otro factor de descuento en el bolsillo del productor. Trabajamos sobre la hipótesis de un daño estimado de entre un millón y medio y tres millones menos de toneladas de soja”.
La entidad estimó promedios de grano dañado por provincia: Entre Ríos comenzó con 45% y actualmente, en los últimos lotes, bajó a 10%. En Córdoba calculan un nivel de daño promedio de 35%, en Santa Fe de un 30%, y en La Pampa de un 10%. “Con respecto a Buenos Aires, el norte está muy afectado, con un 40 a 80% de daño en la franja del este y en el centro, un 25%”, explicó Russo.
En medio de las precipitaciones y ante la pérdida de calidad del grano, la Sociedad Rural Argentina (SRA) recomendó a los productores “tomar precauciones” para evitar des cuentos “injustificados” en el precio. “No se puede determinar el nivel de daño al visteo ya que hay un gran margen de error”, explicó Carlos Vila Moret, director de la SRA y prosecretario de la Cámara Arbitral de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (CABC). “El que vende tiene que pedir que se mande una muestra lacrada al laboratorio. ¿Cuáles? Cualquiera que esté habililas tado por el Senasa. Lo ideal son las cámaras arbitrales porque están todos los sectores representados, los de la demanda y los de la oferta”, afirmó.
Hay seis cámaras arbitrales en todo el país. El laboratorio de la CABC ocupa cuatro pisos (del octavo al undécimo) del edificio de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en Bouchard 454. Allí, realizan diversas tareas como análisis de granos, harinas, aceites, grasas, semillas, entre otros. Además, cuenta con tres laboratorios propios en Necochea, San Nicolás y Lajitas (Salta) y cuatro laboratorios asociados en Barranqueras y Las Breñas (Chaco), General Villegas y Pehuajó. Miguel Di Rosso, gerente técnico de la CABC, explicó que para determinar el porcentaje de grano dañado en soja es necesario una determinación analítica. “El daño va por dentro del grano, por eso hay que cortar el grano a la mitad y revisar su interior. Lo que a simple vista parece tener un 30% de daño, analizado en el laboratorio suele dar un porcentaje sensiblemente inferior”, afirmó.
El laboratorio recibe las muestras y las identifica con un número y código de barra. “La cámara ejerce de árbitro entre las partes, por eso la muestra pierde identidad en su ingreso y el técnico no sabe de quién es la mercadería que está analizando”, explicó Gabriel Gavarrino, responsable de los laboratorios de la cámara.
muestras llegan en sobres de unos 400 gramos, se separan en forma homogénea (lo que se denomina cuarteo) y se toman unos 50 gramos. El perito clasificador separa los granos buenos, los dañados, los verdes y la materia extraña, y los pesa en una balanza electrónica que define el porcentaje. El laboratorio emite un certificado y lo entrega a las partes: comprador y vendedor. “El proceso se hace en el día”, explicaron.
Javier Buján, presidente de la CABC, dijo que en los contratos de comercialización se incluye una cláusula que establece que en caso de controversia, será resuelta por la Cámara y no en los tribunales judiciales ordinarios. “La función de la Cámara es arbitrar”, afirmó. Di Rosso agregó: “Nuestra recomendación es que, por un tema de logística, más allá del primer visteo las partes tomen una muestra representativa de común acuerdo y la lleven a una cámara arbitral para que el laboratorio determine el porcentaje del daño”.
En Rosario, la cámara arbitral de la Bolsa de Comercio (BCR) recibe más de 600.000 muestras al año. Desde la entidad también destacaron el valor de enviar las muestras a los laboratorios. “Hacer una evaluación en un catre, al visteo, es riesgoso y tener un certificado oficial es una garantía. Se aconseja siempre recurrir a un análisis cuyo costo es ínfimo”, dijo Francistexto D’ambrosio, asesor comercial de la BCR. Además, el profesional agregó: “El daño lo estamos viendo en la soja de segunda, ya que el grueso de la soja de primera ya estaba cosechado antes del temporal”.
Así lo confirmó Jorge Josifovich, asesor y productor en Pergamino. Explicó que cuando comenzó el temporal, a fines de abril, había aproximadamente un 15% de soja de primera sin cosechar y el 100% de segunda. “En ambos casos se vio un rendimiento muy desmejorado: la combinación de lluvias, humedad y temperaturas altas provocó la aparición de hongos, chauchas abiertas y grano brotado. Por cuestiones coyunturales, algunos productores se apuraron para cosechar un cereal que aún no estaba seco. En ese entonces, el daño en la zona llegó a un 60 y un 80%. Pero luego los días fueron mejorando y los que cosecharon sin humedad lo hicieron con un 30% y un 50% de daño en soja de primera, y alrededor de un 15% y un 30% en la de segunda”, afirmó Josifovich.
Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la cosecha avanzó al 89,3% del área sembrada de soja a nivel nacional con un rinde medio de 22,3 quintales por hectárea. Resta cosechar en 1,8 millones de hectáreas y, según la entidad, la producción nacional alcanzará a los 36 millones de toneladas.