LA NACION

Sobre llovido, dañado

con casi el 90% de la soja recolectad­a, a los bajos rindes se sumó la aparición de grano brotado o fermentado; descuentos en la producción.

- josefina pagani | Foto daniel jayo

Con casi el 90% de la soja recolectad­a, a los bajos rindes se sumaron granos brotados.

1 SANOS

el color de los granos y su textura son uniformes. Su contenido de proteína y aceite no está alterado

2 DAÑADOS

Son aquellos brotados, podridos, fermentado­s o ardidos. Presentan alteracion­es en su color, forma y/o textura

3 VERDES

Presentan coloración verdosa. en valores superiores al 5 y hasta el 10% se rebajará 0,2% por cada por ciento o fracción proporcion­al

El grano redondo y amarillo: la mirada del productor que extraña la soja que está acostumbra­do a ver. Frente a él, hay chauchas abiertas, grano brotado y manchado, cereal con tintes verde y marrón. La incertidum­bre jugó una mala pasada en aquellos que debieron esperar a recolectar los lotes para tener, al fin, un panorama de lo que dejó esta campaña, un cultivo crecido en condicione­s dantescas.

Meses de sequía durante el desarrollo y llenado del grano. Precipitac­iones durante la recolecció­n: un temporal de más de 20 días en gran parte de la pampa húmeda. A la primera espera se le sumó una segunda: la de la entrega al comprador para saber si se le realizarán descuentos por grano dañado (aquellos verdes, brotados, amohosados o podridos).

Alejandro Leza es productor en San Antonio de Areco. A principios de abril comenzó con la cosecha, pero a los 20 días el temporal lo detuvo. “Después del 19 de abril vino un mes de lluvias en el que cayeron entre 390 y 460 milímetros. Con una campaña tan complicada deberían existir ciertas contemplac­iones para aminorar el castigo al productor”, afirmó.

Cristian Russo, analista de la Bolsa de Rosario, afirmó: “Las altísimas temperatur­as potenciaro­n el efecto de germinació­n masiva sobre seis mico llones de hectáreas de la región pampeana, queda un 12% pendiente de cosechar (2,1 millones de hectáreas). En esos cuatro millones de hectáreas que ya se recolectar­on las pérdidas por calidad son importantí­simas y ese es otro factor de descuento en el bolsillo del productor. Trabajamos sobre la hipótesis de un daño estimado de entre un millón y medio y tres millones menos de toneladas de soja”.

La entidad estimó promedios de grano dañado por provincia: Entre Ríos comenzó con 45% y actualment­e, en los últimos lotes, bajó a 10%. En Córdoba calculan un nivel de daño promedio de 35%, en Santa Fe de un 30%, y en La Pampa de un 10%. “Con respecto a Buenos Aires, el norte está muy afectado, con un 40 a 80% de daño en la franja del este y en el centro, un 25%”, explicó Russo.

En medio de las precipitac­iones y ante la pérdida de calidad del grano, la Sociedad Rural Argentina (SRA) recomendó a los productore­s “tomar precaucion­es” para evitar des cuentos “injustific­ados” en el precio. “No se puede determinar el nivel de daño al visteo ya que hay un gran margen de error”, explicó Carlos Vila Moret, director de la SRA y prosecreta­rio de la Cámara Arbitral de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (CABC). “El que vende tiene que pedir que se mande una muestra lacrada al laboratori­o. ¿Cuáles? Cualquiera que esté habililas tado por el Senasa. Lo ideal son las cámaras arbitrales porque están todos los sectores representa­dos, los de la demanda y los de la oferta”, afirmó.

Hay seis cámaras arbitrales en todo el país. El laboratori­o de la CABC ocupa cuatro pisos (del octavo al undécimo) del edificio de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en Bouchard 454. Allí, realizan diversas tareas como análisis de granos, harinas, aceites, grasas, semillas, entre otros. Además, cuenta con tres laboratori­os propios en Necochea, San Nicolás y Lajitas (Salta) y cuatro laboratori­os asociados en Barranquer­as y Las Breñas (Chaco), General Villegas y Pehuajó. Miguel Di Rosso, gerente técnico de la CABC, explicó que para determinar el porcentaje de grano dañado en soja es necesario una determinac­ión analítica. “El daño va por dentro del grano, por eso hay que cortar el grano a la mitad y revisar su interior. Lo que a simple vista parece tener un 30% de daño, analizado en el laboratori­o suele dar un porcentaje sensibleme­nte inferior”, afirmó.

El laboratori­o recibe las muestras y las identifica con un número y código de barra. “La cámara ejerce de árbitro entre las partes, por eso la muestra pierde identidad en su ingreso y el técnico no sabe de quién es la mercadería que está analizando”, explicó Gabriel Gavarrino, responsabl­e de los laboratori­os de la cámara.

muestras llegan en sobres de unos 400 gramos, se separan en forma homogénea (lo que se denomina cuarteo) y se toman unos 50 gramos. El perito clasificad­or separa los granos buenos, los dañados, los verdes y la materia extraña, y los pesa en una balanza electrónic­a que define el porcentaje. El laboratori­o emite un certificad­o y lo entrega a las partes: comprador y vendedor. “El proceso se hace en el día”, explicaron.

Javier Buján, presidente de la CABC, dijo que en los contratos de comerciali­zación se incluye una cláusula que establece que en caso de controvers­ia, será resuelta por la Cámara y no en los tribunales judiciales ordinarios. “La función de la Cámara es arbitrar”, afirmó. Di Rosso agregó: “Nuestra recomendac­ión es que, por un tema de logística, más allá del primer visteo las partes tomen una muestra representa­tiva de común acuerdo y la lleven a una cámara arbitral para que el laboratori­o determine el porcentaje del daño”.

En Rosario, la cámara arbitral de la Bolsa de Comercio (BCR) recibe más de 600.000 muestras al año. Desde la entidad también destacaron el valor de enviar las muestras a los laboratori­os. “Hacer una evaluación en un catre, al visteo, es riesgoso y tener un certificad­o oficial es una garantía. Se aconseja siempre recurrir a un análisis cuyo costo es ínfimo”, dijo Francistex­to D’ambrosio, asesor comercial de la BCR. Además, el profesiona­l agregó: “El daño lo estamos viendo en la soja de segunda, ya que el grueso de la soja de primera ya estaba cosechado antes del temporal”.

Así lo confirmó Jorge Josifovich, asesor y productor en Pergamino. Explicó que cuando comenzó el temporal, a fines de abril, había aproximada­mente un 15% de soja de primera sin cosechar y el 100% de segunda. “En ambos casos se vio un rendimient­o muy desmejorad­o: la combinació­n de lluvias, humedad y temperatur­as altas provocó la aparición de hongos, chauchas abiertas y grano brotado. Por cuestiones coyuntural­es, algunos productore­s se apuraron para cosechar un cereal que aún no estaba seco. En ese entonces, el daño en la zona llegó a un 60 y un 80%. Pero luego los días fueron mejorando y los que cosecharon sin humedad lo hicieron con un 30% y un 50% de daño en soja de primera, y alrededor de un 15% y un 30% en la de segunda”, afirmó Josifovich.

Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la cosecha avanzó al 89,3% del área sembrada de soja a nivel nacional con un rinde medio de 22,3 quintales por hectárea. Resta cosechar en 1,8 millones de hectáreas y, según la entidad, la producción nacional alcanzará a los 36 millones de toneladas.

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Daniel jayo
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Análisis Una técnica separa los granos dañados y realiza un muestreo de calidad en el laboratori­o de la Cámara Arbitral de la Bolsa de Buenos Aires

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