LA NACION

El esposo de la enfermera entregó una muestra de ADN

Guevara fue imputado por asesinato y se comparará su Ahruerllia gbeanética con el rastro encontrado en las uñas de la víctima

- Gustavo Carabajal

Gabriel Guevara, esposo de la enfermera Marcela Coronel, de 33 años, asesinada el lunes pasado en Longchamps, accedió a que le sacaran sangre para que sea comparada con el perfil genético de los restos de piel hallados debajo de las uñas de la víctima. La muestra de ADN tomada al marido de la víctima se concretó ayer por la tarde, en la Asesoría Pericial del Departamen­to Judicial Lomas de Zamora.

Antes de que le sacaran sangre, Guevara fue notificado de la imputación en su contra en la investigac­ión por el asesinato de su esposa. Según fuentes de la pesquisa, se trató de una medida para evitar cualquier eventual pedido de nulidad en el proceso y para que el imputado designe peritos y un abogado defensor. Esta imputación no derivó, por el momento, en una indagatori­a, debido a que no existen pruebas suficiente­s para fundar un estado de sospecha.

La autopsia determinó que Marcela fue asesinada entre las 9 y las 5, mediante un doble mecanismo de sofocación a través del ahorcamien­to con un lazo y la obstrucció­n de la boca y la nariz.

La muerte de la víctima sobrevino después de una intensa lucha en la que la mujer se defendió del asesino y lo arañó.

Para aplacar su resistenci­a el homicida golpeó la cabeza de Marcela con un hacha, que no fue hallada en la escena del asesinato, la casa de la víctima. Luego de matar a Marcela, el homicida arrastró el cuerpo, lo sacó de la casa, lo llevó por el patio, lo envolvió en una frazada sucia y lo abandonó en un galpón.

Posteriorm­ente, el asesino volvió al comedor de la vivienda y limpió con lavandina y detergente los restos de sangre. También se encargó de armar una escena en la que simuló desorden.

Cuando los peritos de Policía Científica revisaron la escena del crimen advirtiero­n que algunos objetos habían sido colocados de forma premeditad­a para cubrir los lugares donde se había limpiado la sangre.

La situación del marido de la víctima en la investigac­ión es poco clara. Marcela se defendió del agresor y en el esfuerzo de luchar por su vida rasguñó al atacante. Sin embargo, Guevara no tenía heridas en su cuerpo.

Pero existen dos detalles que lo complican: la hora de la muerte no lo desvincula de la sospecha, sino que lo colocaría en la escena del crimen, en el momento del homicidio. otro elemento que lo complicó fue la declaració­n de una vecina a quien los investigad­ores no le creyeron.

Además de investigar al esposo de Marcela, los responsabl­es de la pesquisa no descartan la posibilida­d de que hubiera otra persona involucrad­a, a quien correspond­erían los restos de piel que quedaron en las uñas de la víctima.

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Marcela Coronel

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