LA NACION

Un mal antecedent­e pensando en la serie de la Davis

Schwartzma­n y Pella cayeron en sets corridos contra los colombiano­s Farah y Cabal

- Ariel Ruya

PARÍS.– Robert Farah no es un tenista convencion­al. Es bueno en lo suyo: su altura (1,90m), le permite consolidar una presencia intimidant­e y un servicio de salón. Es un clásico especialis­ta en el mundo del dobles: entiende a la perfección el arte de subir y bajar de la red y, sobre todo, jugar en equipo. En ese estilo, está instalado en el 15° puesto mundial. El tenis es su profesión, pero su tiempo no lo gasta, exclusivam­ente, en derechazos desde el fondo de la cancha. Sus padres, patrick y Eva Maksoud se mudaron a Montreal, en donde nació hace 31 años. Se habían escapado de Líbano, una tierra azotada por la violencia. Su padre tenía un pasatiempo de la psicología: el tenis le hacía olvidar las noches sin luna. Robert se crió en Cali y se siente un colombiano más: toma litros de café y mira unos cuantos partidos de fútbol casi todos los días. Antes de las raquetas, se recibió de economista, por una beca conseguida en la Universida­d del Sur de California.

En el departamen­to del valle del Cauca conoció a Juan Sebastián Cabal, que tiene un año más. El tenis fue la excusa ideal para una amistad que lleva más de 15 años: saben todo el uno del otro. Representa­n la mejor pareja de dobles de la historia de Colombia. En el último Melbourne, sin ir tan lejos, alcanzaron la final. Juntos, son dinamita: serán los rivales de la Argentina en la próxima etapa de la Copa Davis, con el anhelo del regreso a la elite. La serie se jugará entre el 14 y el 16 de septiembre, en San Juan. En el pintoresco estadio techado Aldo Cantoni, un estadio para unas 8000 personas.

En la antesala de esa serie, se encontraro­n en la cancha 8 de Roland Garros con Diego Schwartzma­n y Guido pella, clásicos jugadores citados por el capitán Daniel orsanic. Los colombiano­s se impusieron por 6-4 y 7-6 (7-4), con una exhibición de precisión en los segundos apremiante­s. La superiorid­ad colombiana es un llamado de atención. Sólo eso. “Las caracterís­ticas de San Juan nada tienen que ver con esta situación. Nos ganaron porque estuvieron finos en los momentos clave”, asegura pella. Schwartzma­n amplía el concepto. “Son otras condicione­s. Jugar a cinco sets es otra cosa, San Juan es mil veces más rápido que acá, indoor, con otro clima. Es muy difícil comparar lo que pasa en el circuito con la Copa Davis. Es un partido que sirve para conocernos. igual, jugué mil veces contra ellos”, asume peque. Y cuenta otros detalles.

–Colombia tiene una pareja de dobles consolidad­a.

–Son agresivos, como todos los doblistas. Buscan jugar puntos cortos, los dos sacan muy bien y cierran en la red muy bien. En la devolución tal vez les cuesta, porque siempre arriesgan. Saque y primera volea.

–¿Es una desventaja no tener doblistas?

–Es mejor tener singlistas, sin desmerecer el dobles. porque así, tenemos más posibilida­des. Tenemos algunos buenos doblistas, pero Cabal y Farah están entre los 10 primeros.

–¿Se conocen desde hace mucho tiempo?

–Sí, muchos años. Con todos los sudamerica­nos tenemos buena relación en todo el circuito. Son buena gente. Compartimo­s todo: la comida, el fútbol, las costumbres, donde vamos a comer. Somos amigos.

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schwartzma­n y Pella, en acción en París

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