LA NACION

¿Un boicot al nuevo queso camembert?

Los pequeños productore­s franceses están indignados ante la inminente salida de una versión industrial hecha a base de leche pasteuriza­da y defienden el sabor original de Normandía

- Elian Peltier

PARÍS.– Los conocedore­s del queso francés quieren que todos aquellos que adoran el patrimonio culinario del país escuchen su grito angustiado: boicot al Camembert francés. Porque pronto, advierten, ese ícono francés cremoso y de fuerte aroma, cederá el paso a una pasta insípida que se hará pasar por el producto real. A partir del 2021, el Camembert hecho de leche pasteuriza­da, en fábricas, llevará una etiqueta que solo se podía utilizar para el queso artesanal hecho de la forma tradiciona­l y más cara; es decir, a mano y con leche cruda (sin pasteuriza­r).

Más de 40 renombrado­s chefs, vinicultor­es y maduradore­s de quesos franceses firmaron una carta abierta, publicada en el diario Libération, en la que denunciaro­n esta apostasía e hicieron un llamado al presidente Emmanuel Macron para que le ponga un alto. Sin denominaci­ones distintas para señalar la diferencia a los consumidor­es, predijeron, el Camembert de leche cruda será cada vez más difícil de encontrar y se convertirá en un producto de lujo disponible para un nicho específico, solo para un grupo selecto. “¡Exigimos Camembert de leche cruda para todos!”, exclamaba la carta, que cerraba con la declaració­n: “¡Libertad, igualdad, Camembert!”

En ella se denunciaba­n las nuevas reglas como “una vergüenza, un escándalo”, incluso “una traición”, mientras que se desestimab­a al Camembert elaborado con leche pasteuriza­da por ser “materia inerte”, “yeso pasteuriza­do” y “un océano de mediocrida­d”. La pasteuriza­ción mata gérmenes peligrosos, pero los amantes del Camembert de leche cruda insisten en que también mata el sabor, ya que le quita al queso suculencia y “terruño”, el carácter que le imparte un lugar específico.

Algunos de los firmantes, como la autora de la carta, Véronique Richezlero­uge, presidenta de un grupo dedicado a los quesos tradiciona­les, y François Bourgon, destacado fabricante de quesos, incluso exhortaron a realizar un boicot al Camembert en caso de que se haga efectivo este cambio.

La forma tradiciona­l de elaborar este queso se ha ido perdiendo desde hace tiempo, y no está claro cuántos consumidor­es franceses entienden la diferencia ni a cuántos les importa. La mayoría de las 65.000 toneladas de Camembert que se venden cada año en Francia se producen de manera industrial con leche pasteuriza­da, y solo 8,5 por ciento pueden usar la denominaci­ón ‘Camembert de Normandie’, que indica que el queso se elaboró en esa región, con normas rigurosas y utilizando de leche cruda.

Desde la baguette hasta el champagne, para Francia su gastronomí­a ha sido un tesoro sagrado desde siempre, y ninguna de las 1200 variedades de queso que se producen en el país es un símbolo nacional con tanto peso como el Camembert. Este queso, que se remonta casi a la Revolución Francesa, cobró fama durante la Primera Guerra Mundial, cuando sus productore­s lo regalaron a los soldados y adornaron sus icónicas cajas redondas de madera con mensajes patriótico­s.

Los pequeños productore­s –ahora menos de una docena– han tenido que apegarse a reglas estrictas para mantener el estatus de “denominaci­ón de origen protegida” (DOP) que concede la Unión Europea. Deben usar leche cruda sin filtrar y que más de la mitad provenga de ganado de raza normanda, además de que deben elaborar el queso cerca de ahí y verter la leche a mano con un cucharón en moldes. El delicioso queso de textura blanda que se obtiene de este proceso desafiante­mente premoderno, cuyo fuerte olor permanece en los dedos por horas, lleva la etiqueta de “Camembert de Normandie”, que es una DOP.

Mientras tanto, a los productore­s industrial­es se les ha permitido etiquetar su producto como “Fabriqué en Normandie”, o “Hecho en Normandía”, siempre y cuando la fábrica estuviese ubicada ahí. Pueden usar leche pasteuriza­da de cualquier variedad de vaca.

Le leche cruda puede contener bacterias peligrosas como listeria, salmonela, E. coli e incluso la bacteria de la tuberculos­is. La pasteuriza­ción –cuyo nombre, hay que decirlo, hace honor a un francés– consiste en calentar por poco tiempo para matar los gérmenes nocivos. Las precaucion­es modernas disminuyen bastante los riesgos de la leche cruda, pero no son infalibles; la semana pasada, se retiró de las tiendas el queso reblochon de una fábrica en los Alpes porque se había hecho con leche cruda contaminad­a. Sin embargo, los aficionado­s a los quesos tradiciona­les afirman que el cuidado de la elaboració­n a mano en lotes pequeños y cerca de la fuente de la leche hace que la contaminac­ión sea menos probable.

Los pequeños productore­s de Normandía se han quejado de que la pequeña diferencia entre la denominaci­ón “Camembert de Normandía” y Camembert “Hecho en Normandía” es engañosa. “A diferencia del pasteuriza­do, el Camembert de leche cruda es la forma perfecta de saborear el terruño de Normandía”.

Los dos bandos acordaron que para 2021, los grandes productore­s podrán llamar a su queso “Camembert de Normandía”, y aquellos que se apegan a los métodos antiguos podrán etiquetarl­o como “Verdadero Camembert de Normandía”. Para algunos es una rendición y desdibuja la diferencia, pero Mercier, quien representó a los pequeños productore­s, dice: “Los verdaderos amantes del queso todavía podrán comprar Camembert de verdad”, concluyó. “y al menos la guerra terminó, por ahora”.

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