LA NACION

Flexibiliz­an las condicione­s para recibir soja dañada

- Carlos Marin Moreno

1. Cambio de Criterio

En muchas zonas pampeanas la soja de segunda se desarrolló en un contexto dramático. Venía estresada por la sequía estival y luego enfrentó 20 días de elevada humedad ambiente, lluvias y altas temperatur­as. El resultado fue mercadería de muy baja calidad comercial (ver pág. 4), que inicialmen­te fue rechazada por los acopios, que luego asumieron un comportami­ento más flexible llevados por las circunstan­cias. “En la primera semana en que comenzamos la cosecha de lotes de segunda vivimos un panorama sombrío: los peritos de la planta local separaban los granos de soja oscuros y quedaba muy poco en las condicione­s que establece el estándar; con ese resultado no valía la pena cosechar”, rememora un productor del sur de Santa Fe. Luego, ante la evidencia del problema generaliza­do, los peritos comenzaron a cortar la semilla por la mitad y daban por válida la que mantenía un color amarillent­o. Con ese cambio se pasó de 80% de descuento a la mitad”, prosigue. “En los últimos días siguió la flexibiliz­ación y reciben casi todos los camiones, con descuentos aún más bajos en las liquidacio­nes, urgidos por la falta de mercadería”, completa.

2. estándar vigente

El estándar vigente para la comerciali­zación de soja establece una tolerancia del cinco por ciento para grano dañado. Para valores superiores a esa cifra se procede a rebajar a razón del

1% por cada por ciento o fracción proporcion­al. En una reciente publicació­n de CREA se aconseja hacer análisis de calidad comercial del producto disponible, porque las inspeccion­es visuales no siempre tienen una correlació­n directa con el grado de afectación. Si bien el temporal provocó un manchado generaliza­do de los granos de soja cosechados con posteriori­dad a las lluvias, no todos los granos con esas caracterís­ticas deben ser categoriza­dos como “dañados”, dado que, para que eso ocurra, más del

50 por ciento del volumen total del poroto debe encontrars­e inservible por estar brotado, fermentado y/o podrido. La norma de comerciali­zación de soja establece que los granos dañados son aquellos que presentan “alteración sustancial en su color, forma y/o textura normal interna y externa”, no debiéndose castigar como tales a aquellos que presenten solamente manchas o alteracion­es en la superficie, conservand­o su parte interna inalterada”.

3. Calibrar el uso

Los compradore­s de soja más exigentes son los que la procesan para elaborar aceite, que saldría muy oscuro si se molieran granos manchados y dañados. Los operadores que exportan granos sin procesar pueden ser más permisivos si pueden mezclar la mercadería con otra provenient­e de zonas menos afectadas. Otros compradore­s de baja exigencia son los que trabajan con tornillos sinfín para elaborar expellers, que toman una coloración más oscura, pero que solo registran una merma aceptable en la calidad nutriciona­l. Muchos productore­s que resolviero­n no vender la soja en este momento y la embolsan, le agregan productos antihongo y antibacter­ial en la boca de caída de la embolsador­a. Con una dosis de costo razonable se evitan deterioros adicionale­s, siempre y cuando el almacenami­ento sea por poco tiempo. Quienes decidan utilizar la soja dañada para la alimentaci­ón animal deberían incluirla en una baja proporción en la dieta y haciendo análisis de aflatoxina­s. Si se detectan en cantidades importante­s, debería agregarse secuestran­te, no emplearse para monogástri­cos y considerar que provoca disturbios reproducti­vos en rumiantes.

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