El CASI disfruta la fina zurda de Almela, que anduvo por Europa
Con un penal del 10 en el cierre ante Alumni en Tortuguitas, logró su tercera victoria en cuatro fechas; Nacho es feliz de regreso en el país
Ignacio Almela Udry, el talentoso apertura del Club Atlético de San Isidro, ya no sorprende a nadie cuando define partidos como el de ayer ante Alumni. Su técnica y su entendimiento del juego para tomar las mejores decisiones lo han convertido en un líder del equipo. Tanto es así que cuando la pelota quema, el tiempo se acaba y los resultados parecen escaparse, sus compañeros confían plenamente en que su destreza individual se encargue de asegurar el éxito colectivo.
Sus grandes condiciones lo llevaron en 2016 a emigrar a Mogliano, club de una pequeña localidad cercana a Venecia, Italia. Allí, nacho comenzó a experimentar ser un jugador profesional, con lo bueno y lo malo que conlleva. De entrada no le fue bien como apertura y fue relegado al banco de suplentes. luego recuperó la chance de jugar y logró continuidad como fullback, pero eso sería el principio del fin de su aventura en tierra extranjera. “Ser fullback me acható y nunca exploté, porque no era mi posición natural. Eso me hizo tener en contra al entrenador, al capitán y a algunos referentes”, cuenta Almela Udry para la nacion.
Sus roces con el head coach sudafricano, al que ni siquiera quiere nombrar, y con varios pesados del plantel minaron sus chances de ser titular y aumentaron sus ganas de buscar una chance en otro club. Así comenzó a cerrarse su única experiencia europea, y él decidió volver a la Argentina y a su querido CASI. no le fue fácil poner en la balanza lo que estaba dejando y lo que recobraba: debía decantarse entre seguir siendo profesional y volver a la vida de estudio, trabajo y entrenamientos, casi sin descansos.
“Ir a Italia me hizo ser más completo. Allá aprendí a ser un jugador más de contacto y a tacklear mucho más, porque, si no, no jugaba. pero acá soy feliz. Hay cosas que no valía la pena sacrificar por quedarme allá. por ahí me queda la duda de saber hasta dónde podría haber llegado”, confiesa quien minutos antes, en la última acción del encuentro, celebró con el alma el penal que le permitió al CASI ganar por 24-22 como visitante frente a un Alumni casi vencedor a esa altura. “Al principio me trataban rebién, como a un crack. pero cuando se me dieron vuelta el entrenador y el capitán ya no la pasaba bien, sufría mucho. no era feliz, y por eso me dije «acá no quiero estar»”, agrega.
nacho retomó los estudios –ya no en administración de empresas, como antes de emigrar, sino para recibirse de martillero público, pues quiere dedicarse a los negocios inmobiliarios–, empezó a trabajar en una empresa de seguridad y volvió a mentalizarse en buscar un título de campeón en el CASI. Este inicio prometedor en el Top 12 de la URBA aún no es motivo suficiente como para creerlo muy posible. “También el año pasado arrancamos ganando, pero terminamos peleando por no descender”, advierte este fanático de Boca y de Juan román riquelme. “Me encanta el fútbol, me apasiona mucho. Y esa es otra cuenta que va a quedarme pendiente. Sí, me habría encantado ser jugador de fútbol”, revela. por lo pronto, patear es algo que sabe hacer bastante bien...
Tener una carrera profesional en el extranjero ya parece ser parte del pasado para Almela Udry. Aunque no lo descarta, su madurez le sugiere que en este momento de su vida jugar en Europa ya no debe ser una prioridad que se imponga a la posibilidad de ser feliz entre los suyos: “Cuando sos un apertura que tiene muy buena efectividad y que más o menos juega, ya te quieren y te buscan. pero ahora hay cosas más importantes, que pesan más en la balanza. Si llega algo, lo evaluaré y lo pensaré, pero por ahora no está en mis planes”, advierte.
Hoy, para el 10 del CASI, ser campeón de la URBA sería un lindo premio y un contrapeso para el gran interrogante que le generó el paso por Italia. “Cerraría esa llaga que me quedó por no saber hasta dónde pude haber llegado en Europa”, lo dice sin rodeos y sin ningún tipo de vergüenza quien por estos días prefiere, ante todo, ser feliz.