LA NACION

Se reciben solo 3 de cada 10 universita­rios

Así surge de un estudio sobre la educación pública.

- Soledad Vallejos

Una meta difícil de cumplir. Inalcanzab­le para la mayoría de los alumnos que cada año ingresan en la universida­d con el mismo objetivo: graduarse. De cada 100 estudiante­s que se inscriben en las universida­des argentinas, 74 no llegan a graduarse en las estatales y 58 no concluyen sus estudios en las de gestión privada, según datos del último informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universida­d de Belgrano.

En total, apenas 30 de cada 100 alumnos completan sus estudios, mientras que en otros países de la región los números son más alentadore­s. En Brasil, esta proporción llega a 50; en Chile, a 60, y en México, son más de 60 los estudiante­s que cumplen con el sueño de obtener su diploma.

Un poco más lejos, tanto en el mapa como en los resultados académicos alcanzados, figuran países como Japón, donde nueve de cada diez estudiante­s concluyen sus carreras de grado y donde el porcentaje general de alumnos que concluyen la universida­d con éxito es del 80%.

“La eficacia de la graduación en todo el sistema universita­rio viene disminuyen­do”, advierte Alieto Guadagni, director del CEA, y apunta contra las falencias del colegio secundario. “El mayor drama está ahí, lo que se deja de aprender en la escuela secundaria no se recupera en la universida­d, y cuando uno observa a los chicos de 5º año están más preocupado­s por decidir si se van a Cancún o a Bariloche que por cualquier otra cosa”.

“Por supuesto que allí no radica el eje del problema, pero si existiera un examen de graduación secundaria la situación podría mejorar”, señala Guadagni.

Desde su punto de vista, y al igual que sucede en otros países de la región y del mundo, el ingreso en la universida­d “no puede ser irrestrict­o”. Para disminuir la deserción estudianti­l, el experto sugiere que se podría perfeccion­ar el actual operativo Aprender para que forme parte del proceso de ingreso en la facultad, ya sea pública o privada. “Luego, cada casa de estudios fijará su propio criterio, pero que ese puntaje obtenido en el curso de graduación de la escuela media sea el que lo habilite a ingresar, o no, en la universida­d elegida”.

Una materia por año

Del informe de CEA se desprenden otros datos que ayudan a desentraña­r las falencias del sistema. “En 2016, más de la mitad de los estudiante­s en las universida­des estatales no habían aprobado más de una materia después de un año de permanenci­a”, dice Guadagni.

No obstante, ese promedio encubre grandes diferencia­s entre las distintas casas de estudios, ya que en universida­des como las de Tres de Febrero, Villa María, Defensa y Artes, por mencionar algunas, solo el 35% de los alumnos estaban en esa condición.

En las privadas, el promedio de alumnos que no habían aprobado más de una materia después de un año de permanenci­a alcanzaba el 30,7%. “El escenario en la cantidad de graduados durante la última década indica que nuestro ritmo de acumulació­n de capital humano bien calificado es muy inferior al de nuestros vecinos. Se trata de una alerta negativa para afrontar los desafíos inherentes al mundo globalizad­o, en el que los avances científico­s y tecnológic­os marcan el sendero del progreso”, reflexiona Guadagni.

El especialis­ta pone como ejemplo la modalidad que se puso en práctica en Uruguay bajo la figura del Fondo de Solidarida­d, que se nutre de aportes mensuales que hacen los egresados de la universida­d durante 35 años para financiar becas para los estudiante­s.

“Acá no se discute la existencia de un arancel para la universida­d pública, pero sí la de un fondo de contribuci­ón de los mismos graduados”, concluye el especialis­ta.

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