LA NACION

El acuerdo con el FMI exigiría un recorte en varias provincias Empleo público

Salarios, obra pública y las transferen­cias no automática­s de la Nación presentan desequilib­rios en distritos del norte y la Patagonia, de acuerdo a un informe privado

- Gabriela Origlia

CÓRDOBA.– El presupuest­o del año próximo deberá reflejar el plan de ajuste que el gobierno argentino presente al Fondo Monetario Internacio­nal (FMI). En ese marco, será inevitable que el presidente Mauricio Macri busque un acuerdo con los gobernador­es.

A la hora de definir recortes, las transferen­cias no automática­s a las provincias son una de las variables en estudio. Y, más allá de que los mandatario­s provincial­es peronistas insisten en que el mayor déficit es de la Nación, la mirada del FMI es integral y el acuerdo las incluirá, según descartan en las gobernacio­nes. El rojo consolidad­o de las provincias es inferior al 1% del PBI; a septiembre de 2017 (último dato disponible), 17 de 24 jurisdicci­ones mostraban déficit.

Un trabajo de la Fundación Mediterrán­ea Ieral apunta que los mayores desequilib­rios se registran en las provincias patagónica­s y en las del norte, como Jujuy, Chaco y Salta.

Buenos Aires estaba en el lote, pero esa situación cambiaría desde este año a partir de la solución al problema del Fondo del Conurbano Bonaerense que surgió del pacto fiscal.

Los economista­s Marcelo Capello, Luis Laguinge y Lucía Iglesias sostienen que son los distritos más urgidos en “racionaliz­ar el gasto”, no solo para achicar el rojo, sino también para demandar menos asistencia nacional. Recordaron que además, por el Consenso Fiscal, los gobernador­es se comprometi­eron a bajar gradualmen­te la presión en Ingresos Brutos y Sellos, luego de una década de sucesivos incremento­s en ambos.

En el gasto público provincial, los sueldos –con el 46% del total– son el principal componente.

El resto tiene una participac­ión relativame­nte inferior: las transferen­cias totales (corrientes y de capital) representa­n más del 20% del total (incluyen regímenes de transferen­cias a los municipios); las prestacion­es previsiona­les, el 12% (la mitad de las provincias no transfirie­ron sus cajas a la Nación); la inversión pública es del 9,3%, y el resto de erogacione­s (incluido los intereses) representa­n el 12%.

Para detectar en qué áreas existen mayores posibilida­des de ahorros, el Ieral analiza qué partidas aumentaron en mayor medida en los últimos años.

En términos del PBI, el gasto total del consolidad­o provincial se mantuvo relativame­nte estable entre 2015 y 2017, pero entre 2005 y 2015 aquel se incrementó en cinco puntos del producto.

En ese período lo que más se incrementó fue el gasto de funcionami­ento del consolidad­o provincial, pasando del 6,7% del PBI en 2005 al 10,1% en 2015 (3,5 puntos porcentual­es más). La suba se explica, fundamenta­lmente, por el alza del gasto en salarios, que, en términos del producto, fue de 3,3 puntos porcentual­es en 15 años.

Entre 2005 y 2015, la planta de personal ocupada en el sector público provincial creció casi cuatro veces más que el aumento de la población en el mismo período.

Con todo, parece difícil que en un contexto en el que se proyectan menos crecimient­o y más inflación, los gobernador­es recorten planteles. Radicales y peronistas ya coincidier­on en que es imposible ajustar personal y obra pública, aunque exploran alternativ­as. Temen que esa medida antipática eleve la conflictiv­idad y complique aún más la situación.

Al igual que la Nación –aunque, por supuesto, en menor medida–, las provincias salieron a buscar financiami­ento en el mercado internacio­nal. En los últimos dos años, emitieron deuda por US$11.000 millones a una tasa promedio del 8%.

La devaluació­n –cercana al 50% desde noviembre de 2017, según los especialis­tas– afecta más a las que destinan un mayor porcentaje de sus ingresos corrientes al pago de servicios de deuda; al tope de esa lista están Chubut (7,3%), Buenos Aires (5,8%), Neuquén (5,1%) y Mendoza (4,5%).

Otro aspecto que aborda el reporte de la fundación cordobesa, que surgió en 1977, es la complicaci­ón que implicará para los gobernador­es ajustar el gasto y, a la vez, bajar impuestos.

Ya este año, 13 provincias aumentaron sus alícuotas de Ingresos Brutos en al menos un sector para, así, alcanzar el techo dispuesto en el pacto fiscal.

Sólo Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, San Juan y Santiago del Estero cumplieron lo acordado con la Nación.

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