LA NACION

Del Potro, con el fuego de sus tiros, se hace amigo del polvo de ladrillo en París

Llegó al torneo con dudas por el físico, derrotó a Isner en alto nivel y alcanzó sus primeros cuartos de final en el certamen después de 2012

- Ariel Ruya

PARÍS.– “Me siento bien, contento de estar en los cuartos de final. Es una gira en la que no tenía las mismas expectativ­as que tengo en otra época del año, por eso me sirve tanto. Además, porque estoy jugando bien”, cuenta Juan Martín del Potro. Habría que agregarle, solamente, una palabra a su último concepto. “Muy”. Así está jugando. Sin quererlo, de pronto, se viste con capa de favorito. “No, no. Favorito es Rafa”, frena el impulso.

Juan Martín saca chispas. Su derecha, otra vez, está hecha fuego. Se afirma sobre el polvo de ladrillo como si se tratara de cemento. Debe de creer, al fin de cuentas, que Roland Garros se parece, en algo, al US Open. Porque está desatado, domina el servicio hiriente de un especialis­ta y sigue en carrera, imperturba­ble. Derrota por 6-4, 6-4 y 6-4 al estadounid­ense John Isner, espanta las nubes y aleja la lluvia, y se consolida como uno de los ocho mejores sobre la tierra parisiense.

La gesta de Diego Schwartzma­n, el héroe de la mañana, que le ganó al sudafrican­o Kevin Anderson después de estar dos parciales abajo, abre el manual de los recuerdos. La última vez que dos argentinos alcanzaron esta instancia fue hace 13 años. Una vida. ¿Por qué pasó tanto tiempo? El tandilense tiene una respuesta: “Pasaron años porque hubo gente que fue retirándos­e. Somos menos que hace algunos años. A mí me pone contento por Diego. Que esté en esta instancia, que esté jugando tan bien. No sé si está por quedar en el top ten o le falta muy poco. Si no es ahora, será muy pronto. Me pone contento por él, lo merece. A Anderson le encontró la vuelta del partido muy bien”.

Del Potro se arriesga al futuro y, también, vive de recuerdos. De los más bellos. “En mi caso, llegar a los cuartos de final me pone muy contento, porque pasaron casi diez años de la única vez que llegué a las semifinale­s de este torneo [2009]. Hacerlo después de tanto tiempo me deja satisfecho. Miro atrás y veo que todos estos años no pasaron en vano y que sigo manteniend­o el nivel”, se reconforta, luego de las operacione­s, las dudas, el vacío. El abismo. Delpo siempre descubre un conejo en la galera, un motivo para la esperanza. Ahora espera por el croata Marin Čilić, vencedor del italiano Fabio Fognini por 6-4, 6-1, 3-6, 6-7 (4-7) y 6-3.

Estaba lesionado; un desgarro de grado 1 en el muslo izquierdo. Se recuperó. Tenía temores sobre una plataforma que no lo agrada ni por asomo. Pisa con la determinac­ión de un guerrero. Está a un partido de alcanzar su mejor registro aquí, aquel de cuando se inclinó ante Roger Federer, en una película a cinco sets que aún hoy se recuerda. Fue, a fin de cuentas, el paso previo al único trofeo del Gran Roger en Bois de Boulogne.

Alcanza sus primeros cuartos de final en París después de 2012, todo un símbolo. El punto decisivo –una bola que Isner arroja, pega en la red y vuela al espacio– permite a Juan Martín lanzar otro grito de guerra. Del Potro, ahora sí, está metido en la batalla. “Se dio lo que siempre pasa. Quebrar una vez es suficiente para ganar”, cuenta acerca del encuentro con Isner, una torre de barro frente a la furia argentina.

Čilić es un amigo. Se conocen desde niños. Los dos tienen 29 años. Los dos cumplen a fines de septiembre. Los dos miden 1,98 metros. Los dos empezaron con la aventura profesiona­l en 2005. En el juego, sin embargo, Delpo gana por goleada: lleva una ventaja de 10-2 en el historial. La más maravillos­a victoria fue en Zagreb. En cinco sets, luego de estar en desventaja por 2-0. La Copa Davis que transformó la historia de este deporte en el país. Y algo más: si le gana al croata, puede ser 4º del planeta.

“Nuestros últimos partidos fueron largos y parejos. Puede que conocernos tanto convierta al partido en algo cerrado, sin tregua. Él tiene un gran juego, es completo, se mueve bien, saca bien, tiene tiros que desbordan, así que imagino un partido muy peleado, y puede ganar cualquiera. Es más: de los ocho que quedan, todos pueden ganar, aunque el favorito es Rafa, lógicament­e”, asume Del Potro. Un nuevo amigo del polvo de ladrillo.

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P. Rossignol / ReuteRs “el favorito es Rafa”, advierte Del Potro

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