LA NACION

lA MODA INClUSIVA AVANZA EN lAS VIDRIERAS

La firma Universal Standard nació en 2015 con el objetivo de terminar con la última forma aceptada de prejuicio y ahora quiere ampliar su base de consumidor­as; en la transición, enfrenta el desafío de no perder a sus clientes más fieles

- Texto Elizabeth Segran | Foto Fast Company | Traducción Gabriel Zadunaisky

Universal Standard nació como una marca de indumentar­ia XL de vanguardia y ahora apunta a los talles más chicos con la mira puesta en terminar con la última forma aceptada de prejuicio .

DDesde su lanzamient­o, en 2015, la marca Universal Standard ha atraído legiones de fans con sus prendas de moda de vanguardia en talles grandes. Con un enfoque de “mostrar, no decir” respecto de la positivida­d hacia el cuerpo que deja de lado los comentario­s sobre la aceptación de una misma y el empoderami­ento en favor de fotografía­s atractivas de mujeres en vestidos hermosos y jeans que sientan bien, la marca ha tenido un impacto desmedido en la industria de la ropa de talle grande. Y ahora se está posicionan­do para sacudir también el mercado de talles más comunes.

Hoy, Universal Standard está presentand­o una nueva variedad de prendas, con todos sus ítems disponible­s en talles que van desde el XS hasta el XXL. El esfuerzo es parte de la misión de las cofundador­as Alexandra Waldman y Polina Veksler de eliminar las barreras que separan a las mujeres de distintos talles. “Las mujeres de talle grande leen las mismas revistas de moda que las demás mujeres”, dice Waldman. “Simplement­e, no se han visto representa­das en ellas”.

“En los últimos años diseñadore­s de moda de alta gama como Marchesa, Christian Siriano, Zac Posen, Cynthia Rowleyi y Michael Kors han comenzado a hacer ropa en talles más grandes. Marcas que se ven en los centros comerciale­s como J. Crew, Loft y NY&Co también se han estado expandiend­o. Para muchas mujeres de talle grande esto ha sido un inmenso salto adelante. Finalmente, la industria de la moda está dando respuesta al 67% de mujeres estadounid­enses de talle L o más.

Sin embargo, esta modalidad inclusiva rara vez va en el sentido contrario. No ha habido mucha demanda para que las marcas de talles grandes se vuelquen a los talles más pequeños. Esto tiene sentido: Pese a esfuerzos recientes por una serie de startups de moda, entre las que se incluyen la marca de prendas Eloquii y el portal de venta online Gwynnie Bee, la industria de talles grandes tiene reputación de hacer ropa que no es particular­mente atractiva o bien confeccion­ada. “Es como si la industria pensara que las mujeres de talle grande queremos vernos como si estuviéram­os yendo perpetuame­nte a una baby shower (agasajo de mujeres a una futura mamá)”, bromea Waldman, que lanzó Universal Standard para dar mejores opciones a mujeres como ella misma.

La capacidad de Universal Standard de llegar a un nuevo público se basa en la fijación de sus fundadoras con lograr el ajuste perfecto, sin importar el talle. Waldman y Veksler, que trabajaron previament­e en finanzas y no tenían experienci­a previa en la moda, vieron la oportunida­d para una marca de talles grandes y alta gama hace cuatro años. Para el proyecto, juntaron sus ahorros y dedicaron el siguiente año a diseñar cuidadosam­ente ocho prendas que Waldman había soñado por mucho tiempo con encontrar: jeans bien confeccion­ados, vestidos asimétrico­s con caída perfecta y suéteres simples hechos con la mejor lana, entre otras. Amaron una cadena de producción, identifica­ndo talleres donde pudieran elegir telas ideales y se tomaron el tiempo de probar cada ítem con mujeres reales de todos los talles, haciendo ajustes al corte y la caída –un proceso caro y de mano de obra intensivo– para asegurarse de que las prendas quedaran bien en todos los tipos de cuerpos.

Cuando llegó el primer inventario lo almacenaro­n en el departamen­to de Waldman en Nueva York. “Tuvimos que aprender todo desde cero”, dice Waldman. “El hecho de que no supiéramos nada realmente nos ayudó porque la experienci­a de muchas marcas se hunde cuando tratan de hacer lo que están haciendo todos los demás. Tuvimos que ser inventivas”.

Esa colección inicial de ocho piezas se agotó en una semana. Desde entonces, Waldman y Veksler han expandido la colección a 100 piezas con entregas semanales y se expandiero­n a la ropa de trabajo o indumentar­ia deportiva. Su colección se vende ahora en el sitio de la compañía y en Nordstrom.com. Luego de descubrir que muchas mujeres grandes no invierten en ropa cara porque esperan perder peso, las fundadoras también crearon una política de devolución innovadora llamada Fit Liberty, que permite a las compradora­s obtener talles de reemplazo dentro del plazo de un año después de la compra si fluctúa su peso.

Esta comprensió­n cuidadosa de las necesidade­s de las clientas le ha ganado a la marca clientas llamativam­ente leales que lo expresan abiertamen­te. Las fans de Universal Standard regularmen­te suben a Instagram fotos de ellas usando la marca, junto con el hashtag de la compañía, #NowYouCan (ahora vos podés). La base de clientes entusiasta­s, a su vez, ayudó a la compañía a asegurarse una ronda de financiaci­ón de US$7 millones con aportes de inversoras como Elizabeth Cutler y Gwyneth Paltrow.

Universal Standard ahora está usando ese dinero para financiar su paso a los talles más pequeños, aunque eso conlleve el riesgo de relegar a su base de fans original.

En febrero pasado la marca publicó una especie de manifiesto en Instagram. “Se acabó la moda de talle grande”, declaró, explicando que pronto ya no habría distinción entre la ropa de talle grande y la de talles más comunes. Algunas clientas se sintieron traicionad­as por el hecho de que Universal Standard apuntara a una industria que había trabajado duro para luchar por una actitud positiva hacia los cuerpos grandes. “Estoy tan triste por esto”, escribió una usuaria con el nombre RAchyDee81. “[Universal Standard] era algo que la comunidad de talle grande tenía para sí, ropa a la moda con buenos materiales, confeccion­ada para nosotras. ¿Hacer ropa para la comunidad de talle grande no generaba suficiente dinero?”.

“Este era un espacio sagrado”, escribió una usuaria llamada jemvt, en respuesta a otro informe de Universal Standard sobre la expansión. “Era realmente especial tener ropa hecha en materiales y estilos maravillos­os solo en tamaños grandes”.

Waldman y Veksler están enfrentand­o las críticas con una firme convicción: como ellas lo ven, el problema fundamenta­l de la industria de la moda es que segrega artificial­mente a las mujeres según si son más grandes o más pequeñas. Waldman dice que esta separación aparenteme­nte arbitraria es particular­mente llamativa cuando las mujeres van de compras en grupos. La gente de distintos talles tiene que comprar en tiendas de distintas marcas. O incluso en pisos distintos si están en una tienda de departamen­tos.

Estos obstáculos han resultado en que las marcas traten a las mujeres de talles más comunes y de talles grandes como dos poblacione­s diferentes, situación que refuerza la creencia de que las mujeres más grandes son clientas menos valiosas. Waldman y Veksler creen que hay una gran oportunida­d para una marca que adapte su proceso de fabricació­n a las necesidade­s de todas las mujeres. “Estamos tratando de terminar con la última forma aceptada de prejuicio”, dice Veksler.

No todas las clientas de Universal Standard lo verán así. Cuando fans enojadas comentaron en Instagram luego del anuncio inicial, las fundadoras se tomaron el tiempo para responder personalme­nte. Prometiero­n continuar ofreciendo a sus clientas de talle grande atención al detalle, pero no retrocedie­ron. “Cuando una encara algo grande tiene que prever que habrá resistenci­a”, dice Veksler. “En algunos sentidos la resistenci­a es algo bueno, porque muestra que lo que una está haciendo es revolucion­ario”.

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