Dos reinas que están atravesadas por el mismo duelo familiar
Las hermanas menores de Letizia y Máxima murieron jóvenes
MADRID.– Se conocieron hace 14 años. Letizia iba a casarse con el entonces príncipe Felipe en España. Máxima ya había protagonizado hacía dos años su boda real con Guillermo en los Países Bajos. El paralelismo entre las dos fue inevitable.
Ambas plebeyas, profesionales exitosas e independientes y súbitamente expuestas a la presión que implica integrarse en una familia real.
Lo que nadie podría imaginar es que ese paralelismo llegaría al extremodeasociarlasenelmismo dolor de perder a una hermana en la peor de las circunstancias. A Letizia Ortiz le ocurrió en 2007.
Llevaba tres años como princesa de Asturias cuando le llegó la noticia: su hermana menor, Érika, había sido encontrada sin vida. De pronto, el mundo se abrió bajo sus pies y la asaltaron todo tipo de emociones. De las más penosas a la más negra de las tristezas.
Lo mismo que le ocurrió ayer a Máxima, cuando su hermana menor había sido hallada muerta en su casa, en lo que también se trataría de un suicidio.
Letizia la llamaba “la pequeña”. Siempre la protegió mucho. Al extremo de procurar que Carla, la hija de su difunta hermana, se integrara lo máximo posible a la vida de palacio. Érika nunca tuvo mucha suerte. Su matrimonio con Antonio Vigo, un artista al que las cosas no siempre le iban bien, había naufragado. Dicen que las penurias económicas fueron parte de ese drama que deterioró el lazo hasta disolverlo.
De las tres hermanas Ortiz Rocasolano, Érika es recordada como la más frágil. Más de lo que podría desmentir el atuendo que lució en el casamiento real de su hermana: un llamativo vestido rojo con capelina con el que parecía moverse como si lo hubiera usado toda su vida. Fue, tal vez, la primera y última vez que se la vio en el papel de hermana de la princesa.
Los paralelismos no pueden evitarse. Dos hermanas, cada una de ellas, que vivían atentas a lo que ocurría con la más pequeña de sus respectivos clanes. Dos princesas que seguían protegiendo a una hermana que no terminaba de salir a flote. Ese es el paralelismo que ahora se une también en la desgracia.