Jerusalén
Jerusalén representa, entre otras cosas, el origen de las tres religiones más importantes en la historia de la humanidad. Como consecuencia de ello, es también causa del conflicto religioso, social, político y geopolítico más dramático y antiguo, y que ha dado lugar a la mayor cantidad de enfrentamientos, actos terroristas e incluso guerras. Vale recordar, por caso, los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA. Todo esto no es precisamente información clasificada. También es difícil que alguien ignore la cercanía entre el Santo Sepulcro y la mezquita de Al-Aqsa, símbolos últimos del conflicto en Medio Oriente. Recientemente el presidente norteamericano, Donald Trump, ha reconocido a Jerusalén como capital de Israel y estableció allí la embajada de los Estados Unidos, en solitario y contrariamente al consenso internacional. Entonces, ¿debemos aceptar como simple ignorancia e incompetencia que, de todas las alternativas posibles, alguien eligiera Jerusalén como sede de un partido amistoso de la selección, que en esta situación representa al país y que irremediablemente sería interpretado como un apoyo a la política exterior de los EE.UU.? La política exterior quedó en manos del Chiqui Tapia... ¿es broma?
Pedro Enrique Borgoglio Boetti pedroenriqueborgoglio@yahoo.com.ar