NO RECIBE UN BARCO CON INMIGRANTES
La decisión de Matteo Salvini, ministro de la xenófoba Liga, escandaliza a Europa; hay 629 personas en alta mar
ROMA.– Matteo Salvini, flamante ministro del Interior italiano, líder de la xenófoba Liga, rechazó ayer recibir en ningún puerto italiano a una nave de bandera de Gibraltar con 629 inmigrantes a bordo, que al cierre de esta edición, después de dirigirse a la República de Malta, se encontraba todavía en alta mar.
En una jornada convulsa, el Ministerio del Interior italiano les pidió a las autoridades maltesas que la nave Aquarius atracara en el puerto de La Valletta, “el más seguro”. Pero Malta se negó, aduciendo que, como el salvataje de desesperados africanos había ocurrido en aguas de Libia y había sido coordinado por el centro de emergencias de Roma, no tenía competencia.
En un duro enfrentamiento entre Italia y Malta, pero también en un primer desafío concreto del nuevo gobierno populista italiano a la Unión Europea (UE), al cabo de una jornada de tensión el primer minis- tro, Giuseppe Conte, ordenó el envío de dos patrulleros con médicos a bordo listos para intervenir “para garantizar la salud de todos los ocupantes del Aquarius”.
Pero no fue suficiente. El primer ministro maltés, Joseph Muscat, no ocultó su ira: “Estamos preocupados por la dirección tomada por las autoridades italianas sobre el Aquarius. Están yendo en forma manifiesta en contra de las leyes internacionales”.
Salvini, que durante la campaña electoral prometió frenar “la invasión” de inmigrantes y expulsar a medio millón de ilegales, reivindicó por Facebook su decisión sin precedente. “En el Mediterráneo hay naves con bandera de Holanda, España, Gibraltar y Gran Bretaña; hay ONG alemanas y españolas; está Malta, que no recibe a nadie; está Francia, que rechaza en sus fronteras; está España, que defiende sus límites con las armas; en fin, toda Europa, que piensa en sus intereses”, explicó. “Desde hoy también Italia empieza a decirle NO al tráfico de seres humanos, NO al comercio de la inmigración clandestina. Mi objetivo es garantizar una vida serena a estos ragazzi (muchachos) en África y a nuestros hijos en Italia”, agregó.
La nueva postura de Italia, que en los últimos años, a diferencia de sus socios de la UE, les abrió las puertas a todos los desesperados salvados en el Meditérraneo, causó gran revuelo en la comunidad internacional. Entre los 629 inmigrantes del Aquarius hay 123 menores no acompañados, 11 niños y 7 embarazadas.
“El salvataje de vidas en el mar debe seguir siendo una prioridad absoluta de cada gobierno”, advirtió Carlotta Sami, vocera del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados para el sur de Europa. “Tememos una vez más que la política de los Estados europeos esté por encima de las vidas de las personas. La prioridad debe ser la seguridad y el bienestar de quien está a bordo”, coincidió Médicos Sin Fronteras.
También en Italia la decisión de Salvini provocó reacciones airadas. “Estoy desconcertado. Tengo 70 años y jamás pensé ver ministros racistas guiando a mi país”, dijo el fundador de la ONG Emergency, Gino Strada. “No tienen consideración de las vidas humanas”, agregó.
El Partido Democrático, en la oposición, alertó que “el rechazo a recibir personas que huyen de guerras, violencia, pobreza y miseria es un acto vergonzoso contra la dignidad humana”. Alcaldes de ciudades como Nápoles y Palermo, en tanto, se mostraron dispuestos a recibir a los inmigrantes a la deriva.
Sin embargo, Luigi Di Maio, líder del Movimiento Cinco Estrellas y vicepremier, se mostró desafiante: “Europa tiene que actuar; este episodio demuestra que se nos ha dejado solos. Mientras que nosotros hemos estado dispuestos a recibir durante años a miles de inmigrantes, Malta no está disponible para recibir a unos centenares. O la UE se vuelve solidaria –dijo– o es un problema”.