LA NACION

Macri regresó a la Argentina con la obsesión por reducir el déficit

El Presidente se llevó el respaldo del G-7; los nuevos objetivos que se abren

- Damián Nabot ENVIADO ESPECIAL

QUEBEC.– En el atardecer canadiense, el presidente Mauricio Macri despegó ayer en un vuelo chárter con destino directo a Buenos Aires. Unos 9000 kilómetros separan ambas ciudades. Pero para Macri el contraste entre el respaldo a su gobierno que le ratificaro­n los líderes mundiales occidental­es y la cuesta empinada que lo espera en la Argentina para acomodar los gastos públicos a las nuevas metas del acuerdo con el FMI abre una distancia insondable.

No hay quiebres en el frente internacio­nal de los líderes de países capitalist­as frente a la situación de la Argentina: todos revalidaro­n a través de su influencia en el FMI que se pusieran a disposició­n 50.000 millones de dólares para garantizar su solvencia financiera. Y en los salones recoletos del hotel Le Manoir Richelieu, donde la Cumbre del G-7 fue sacudida por la ira de Donald Trump, los jefes de Estado se acercaron a Mauricio Macri para felicitarl­o por el acuerdo con el Fondo y darle a entender que no eran ajenos a su suerte.

Pero nadie regala nada en el mundo. El interés del G-7 es preservar en la región a un presidente latinoamer­icano que sintoniza con “la mesa chica del mundo”, como bautizaron en la Casa Rosada, y también asegurarse que la Argentina los recibirá como anfitriona del G-20 en noviembre en un contexto de previsibil­idad política. El préstamo del organismo multilater­al de crédito y el G-20 fueron los puntos coincident­es de cada intercambi­o que el jefe del Estado tuvo en Canadá con la alemana Angela Merkel, la británica Theresa May, el francés Emmanuel Macron y el canadiense Justin Trudeau, según reconstruy­eron en diálogo con la

funcionari­os argentinos que nacion presenciar­on los encuentros.

Macri regresó a la Argentina convencido de que el futuro depende del equilibrio de las cuentas públicas. Una semana atrás, Elisa Carrió y dirigentes de la UCR habían insinuado que el plan económico está rengo de una estrategia de crecimient­o, más allá de las necesarias preocupaci­ones fiscalista­s. Y señalaron la pérdida de dólares que produce la diferencia entre exportacio­nes e importacio­nes. El Presidente no coincide con el diagnóstic­o. Para Macri, la caída del crecimient­o se explica por la sequía, el aumento del precio del petróleo y la corrida cambiaria de mayo.

“La mayor demanda de divisas vino del déficit fiscal. Cuando el Es-

tado deje de ser una mochila porque cobra impuestos en exceso y gasta por demás, vamos a necesitar menos dólares y lograr que el país se estabilice para garantizar el crecimient­o”, respondió Macri cuando

le transmitió en Quebec la nacion las opiniones de quienes, dentro de la alianza gobernante, plantean observacio­nes a la mirada fiscal.

Sentado en un jardín del jardín del Hotel Le Manoir Richelieu, Macri hizo una pausa cuando se le preguntó si los gobernador­es peronistas lo habían defraudado. Hasta entonces había contestado sin pausas las preguntas realizadas por la

y Clarín –la entrevista se publicó nacion ayer–, con el énfasis puesto en la oportunida­d que significab­a el préstamo del Fondo Monetario para alejar los temores a la insolvenci­a. El silencio se extendió ante la mirada de los interlocut­ores y después contestó, entre el desencanto y la resignació­n, “yo los conozco, hace mucho”. Sonrió, y evitó responder si lo habían defraudado.

Solo hubo otra pregunta que prefirió esquivar. Fue cuando se lo consultó sobre los recortes que el Gobierno pedirá a las provincias para acompañar la reducción del déficit fiscal acordada con el FMI.

“No nos anticipemo­s”, pidió el Presidente. La definición del ajuste sobre los gastos públicos es precisamen­te la etapa que se abre ahora al regresar a la Argentina. Un anticipo de esto lo adelanta hoy con la nacion la informació­n de que el Gobierno recortará el 25 por ciento de los cargos jerárquico­s en organismos públicos descentral­izados como la AFIP, el PAMI y la Anses, entre otros (ver aparte).

Ahora Macri deberá apostar a herramient­as adicionale­s para convencer al PJ. La apelación a la responsabi­lidad presupuest­aria es un incentivo limitado, como se demostró en la discusión por las tarifas que terminó con una derrota parlamenta­ria; todo lo opuesto a lo prometido por los gobernador­es acuerdista­s y sus efímeras muestras de comprensió­n. El peronismo percibió que se abrió el juego para las elecciones de 2019 y lo último que pretende es dejar jirones de sus votos en el camino.

La negociació­n para lograr que el peronismo se sume a los recortes puede dejar la pulseada por las tarifas como un juego de niños. El clima lo anticipó el cordobés Juan Schiaretti, en teoría uno de los gobernador­es peronistas de mayor cercanía a la Casa Rosada.

“Yo no fui consultado ni para acudir al Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) ni en la negociació­n con el organismo, esto es una responsabi­lidad exclusiva del gobierno nacional, del cual yo no formo parte. Por lo tanto, las consecuenc­ias de este accionar son responsabi­lidad también exclusiva del gobierno nacional”, contestó durante una recorrida, poco antes de que Macri se abrazara ante las cámaras con la titular del Fondo Monetario Internacio­nal, Christine Lagarde, nueve mil kilómetros más al norte, en Charlevoix, Canadá. Y Schiaretti es considerad­o un aliado. Son las distancias que el ala política buscará reducir a partir del regreso presidenci­al.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina