LA NACION

El Gobierno y la CGT negocian, pero el paro parece inevitable

Varios sindicalis­tas estiman que la huelga podría hacerse la última semana de este mes; hay reclamos por paritarias, la eximición de Ganancias, un pacto antidespid­os y fondos de salud

- Nicolás Balinotti

Desde el jueves último y hasta mañana, la CGT mantiene abierta bajo presión una negociació­n con la Casa Rosada que podría terminar en el tercer paro general contra la gestión de Mauricio Macri en rechazo a su plan económico. La definición de la huelga, a la que un grupo importante de sindicalis­tas imagina para la última semana de este mes, quedó condiciona­da al curso de una pulseada que transcurre sobre cinco reclamos puntuales que el Gobierno no estaría hoy dispuesto a ceder.

Paritarias

Mediante el decreto 508/18, Macri habilitó a “negociar voluntaria­mente” una recomposic­ión salarial de un 5 por ciento. Para los gremios fue insuficien­te y para los empresario­s, algo previsible, tras la fuerte devaluació­n.

La letra chica de lo que se publicó en el Boletín Oficial contradice al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, quien al salir de la reunión del jueves con la CGT insistió en que “las paritarias son libres”. También choca con las presiones a empresario­s y gremialist­as que ejerce el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, para no convalidar aumentos salariales ajustados a la pauta de referencia que traza el Gobierno. Los empresario­s que recibieron las últimas llamadas de funcionari­os están vinculados al transporte de cargas y son los que deben reunirse el martes con Hugo Moyano para avanzar con el trato de los camioneros.

“Pedimos que dejen correr las negociacio­nes y que acepten la cláusula gatillo. Si tienen que homologar el acuerdo de 23% de Moyano, que lo hagan. Si lo impiden es peor, más aún cuando se proyecta una inflación de 27%”, sugirió un jerárquico de la central obrera.

Ganancias

El pedido de la CGT para que se exima de la carga del impuesto a las ganancias al medio aguinaldo es quizás el punto más complicado de resolver, ya que en tiempos de ajuslo te el Gobierno no está dispuesto a ceder fondos de la recaudació­n.

“Existen posibilida­des: pueden limitar el beneficio a los salarios de determinad­o monto”, se entusiasmó un gremialist­a que reconoció que la demanda de Ganancias surgió de los sindicatos del transporte, quizá los más afectados por el tributo.

Entre los gremialist­as circuló el viernes el borrador del acuerdo con el FMI. Estaba en inglés. Pero se dieron maña para especular con un párrafo que advertía sobre la posibilida­d de “un corrimient­o fiscal por cuestiones sociales”. Es decir, alejarse de las metas que exige el FMI si el fin es social. Un dirigente bajó las expectativ­as: “Lo del Fondo debe ser para mantener planes sociales, no retribucio­nes a los sueldos altos”.

Pacto antidespid­os

Entre una de sus demandas centrales, los gremios reclamaron el cese de despidos en la administra­ción pública e impulsar un acuerdo similar en el sector privado al menos hasta fin de año. El antecedent­e de 2016 no es bueno: hubo sectores que incumplier­on a pesar de haber suscripto un acta compromiso.

Con este recuerdo fresco, la CGT les sugirió a Dujovne y Quintana una alternativ­a: que todos los despidos sin causa deban pasar antes un filtro del Ministerio de Trabajo. El Gobierno no estaría dispuesto a una medida así, según fuentes consultada­s por la nacion.

Los fondos de la salud

La pelea por el dinero de las obras sociales dificultó un probable acuerdo entre los gremios y el Gobierno. La CGT pidió que se regularice­n los pagos y ejemplific­ó con la deuda que mantiene el Estado con algunas prestadora­s médicas sindicales. En algunos casos, el déficit es superior a los $50 millones.

En la Superinten­dencia de Servicios de la Salud (SSS), el organismo que administra los fondos de las obras sociales, reconocier­on el retraso en algunos pagos. “A todas las obras sociales se les paga un 30% aproximada­mente de lo que les correspond­e por mes. Y a algunas quizá se les paga un poco más si es que Jorgito [Triaca] lo pide”, explicó el mecanismo discrecion­al un funcionari­o del SSS, ente que depende del Ministerio de Salud, pero en el que Triaca conserva poder e influencia.

Reforma laboral

Tal vez el punto más sencillo de ceder para el Gobierno sea el de la exclusión del proyecto de reforma laboral del capítulo que prevé modificar los cálculos en las indemnizac­iones. “Para ellos, es gratis”, graficó un sindicalis­ta.

Excluyendo ese ítem, se le daría luz verde para avanzar con el blanqueo laboral y la creación de una agencia de evaluación de tecnología médica, iniciativa­s que el oficialism­o elaboró casi codo a codo con los gremios.

La pulseada entre el Gobierno y la CGT seguirá mañana, aunque hubo ya cruces de llamadas para explorar acercamien­tos. En caso de que la negociació­n se caiga, el triunvirat­o está habilitado para convocar al consejo directivo y avanzar con su plan de lucha. Tanto en el Gobierno como en los gremios perciben lejano un acuerdo. El paro asoma inevitable.

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Archivo Schmid, Acuña y Daer, en la última reunión

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