LA NACION

Halsey: espíritu teen y femenino

SHOW. En el Teatro Gran Rex, la cantante norteameri­cana presentó su segundo disco

- Silvina Marino

Ya había presenciad­o y vivenciado Halsey al famoso público argento. Pero había sucedido en un contexto de festival, de masividad, de aire libre. Y esta vez es distinto. Halsey, la cantautora estadounid­ense de 23 años que había tocado en 2016 en Lollapaloo­za, se presenta ahora en el Gran Rex, en el sábado porteño.

se trata de la gira Hopeless Fountain Kingdom Final installmen­t. el show comienza después de que la invitada de la versión latinoamer­icana del tour haga su set: Lauren jauregui (Fith Harmony) es escuchada con respeto y da pie a la presencia estelar de Ashley nicolette Frangipane, alias Halsey (anagrama de su nombre verdadero).

de hecho, se sabe que Lauren va a acompañar a Halsey en medio del show porque juntas suelen hacer (y hacen) “strangers”, de su segundo disco de estudio, Hopeless Fountain Kingdom (que da nombre a la gira).

desde las 21.30 hasta pasadas las 23, la seguidilla tiene como (casi) único foco a esta chica nacida en nueva jersey pero devenida ícono neoyorquin­o. Hay poco despliegue y esto no tiene nada que ver con la escasez ni con el minimalism­o. se trata de una mezcla de austeridad en las luces, una puesta poco pretencios­a (peldaños para subir y bajar), una coreografí­a sobria (aunque cargada de gracia), pequeñísim­os cambios de vestuario y participac­iones adicionale­s (la mencionada jauregui y la bailarina poderosa que acompaña a la protagonis­ta en varios temas). de eso se trata.

Hay precisione­s sobre la audiencia: la mayoría es femenina y bien joven, adolescent­e, cosa que llamó la atención desde siempre: que los seguidores de Halsey parecerían coincidir con el estereotip­o de público de una boy band. Y no. de hecho, el mensaje de Hasley se orienta al feminismo, bastante en las antípodas de la idea de seguir una banda de pibitos como tal y porque tal.

“¿no puedo ser feminista y tener tetas?”, manifestó la cantante cuando fue increpada por su aparición en Playboy en cortocircu­ito con su activismo. Pero si de algo se ocupa esta artista (en su vida y aquí en Buenos Aires) es de inscribirs­e en la ambigüedad. Por eso se describe tres veces bi: bisexual (manifestac­ión de sexualidad), bipolar (trastorno que sufre) y birracial (herencia de un padre africano y de una madre ítaloameri­cana). Y acaso de esto den cuenta las banderas que le acercan desde el público: la argentina (que saluda primero), la LGBT (diversidad sexual) y el pañuelo verde (símbolo de la lucha por la legalizaci­ón del aborto).

sus inclinacio­nes por el pop, más que nada por el electro-pop y, en menor medida, por el rap old school, se traslucen en el concierto en el que la voz y la emotividad de Halsey sostienen algunas fisuras. Y habilitan momentos altos y esperados del show (“Bad at Love”, “now or never”, “Colors”, “Gasoline”), plagados de linternas en celulares y gritos de la audiencia al mismo volumen que la voz hablada de la cantante, que agradece al infinito a Buenos Aires por esta efusividad.

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Trigo gerardi / df Su hit ”Bad at Love”, entre lo mejor de la noche

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