Enfermeros. Más necesarios que nunca
Ganan protagonismo en el sistema de salud; hay apenas dos cada 10.000 habitantes
Carga con cierto estigma del pasado, cuando socialmente se la valoraba menos que otras carreras. Dicen los que llevan décadas en esta profesión que la enfermería no tiene buen marketing, y como ejemplo poco feliz recuerdan a Francisca, la enfermera que interpretaba Gasalla. Sin embargo, hoy se considera que es una profesión que no tiene techo, con licenciaturas y doctorados. Y si bien la tarea de cuidado de pacientes es básica, hay orientaciones como la investigación y la gestión en salud. El déficit de profesionales, no obstante, sigue: hay dos enfermeros cada 10.000 habitantes.
Esa proporción es la mitad de lo que recomienda la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
“A mí me dolía terriblemente ver ese sketch de Gasalla”, dice Mery Acosta, que se recibió de enfermera en 1986 en la escuela del Hospital Británico, la más antigua del país. Confiesa que, al poco tiempo de empezar a trabajar, tuvo una tarea decisiva que marcó su camino: cuidó y acompañó en su recuperación al primer paciente trasplantado de médula ósea en el país. Desde entonces, su especialización es la oncohematología y nunca dejó de capacitarse. Hace dos años, con 56 recién cumplidos, recibió su título de licenciada en la UCA, con honores.
Acosta dedicó gran parte de su vida al cuidado de los demás. Individuos que están solos o con el apoyo de sus familiares. Discapacitados y personas en situación terminal. “Desde que llegué al hospital fui testigo de muchos cambios y avances científicos. Pero nada ha reemplazado la escucha, la compañía y el tiempo que uno le dedica a cada paciente”, sentencia.
Hace más de 30 años que camina por los pasillos del Británico. Se siente como en su casa, pero, al igual que otros 56.000 enfermeros que ahora están en actividad, se jubilará en pocos años. Para cubrir la escasez de profesionales que tiene el país, distintos programas impulsados por el Ministerio de Salud de la Nación y el gobierno porteño fijaron como meta para 2020 la formación de unos 50.000 nuevos profesionales.
¿Es la Enfermería una carrera del futuro? “Absolutamente. Estamos en una época signada por los avances tecnológicos en el sistema de salud y la robótica, y los enfermeros son más necesarios que nunca –señala Teresa Gómez, directora de la Escuela de Enfermería del Hospital Británico y de la licenciatura que se dicta en la UCA–. El déficit histórico se ve agravado por la falta de incentivos para elegir la carrera, pero es una profesión que no tiene techo. Incluso hay directores de hospitales que son enfermeros”, refuerza.
“Hay mucho desconocimiento entre los jóvenes y un problema de imaginario colectivo que desprestigia ciertas especializaciones, como la enfermería”, agrega Hernán Sandro, gerente de personal del Hospital Alemán. Se entusiasma al contar que la cantidad de alumnos inscriptos en la Escuela de Enfermería del hospital, que funciona en convenio con la Universidad del Salvador, triplicó el promedio histórico.
Un total de 136 alumnos fueron becados por el programa #Potenciate del gobierno porteño, que ofrece becas de formación con una inversión 100% privada. “Es una profesión que tiene pleno empleo, y la demanda es tan alta que uno de los desafíos más grandes es que los estudiantes no abandonen la formación. Algunos ya salen a trabajar antes de obtener la matrícula”, señala Sandro.
Jeremías Vázquez tiene 27 años. Cuando era adolescente y vivía en La Pampa, fue asaltado en la calle y herido con un arma blanca. El cuidado que recibió durante esas semanas en el hospital fue decisivo no solamente para su recuperación; también, para su futuro profesional. “Me sentí en deuda y me vi en ese lugar ayudando a otros a recuperarse. El trato cercano que la enfermera nos dio a mi familia y a mí durante mi internación fue increíble”, confiesa Jeremías. Ya recibido de enfermero universitario, va por la licenciatura.
Trabaja durante la mañana en el Hospital Británico y va a la Universidad Isalud por la noche. “Quiero especializarme en traumatología o emergencias, me gusta la adrenalina de trabajar bajo presión”, cuenta Vázquez, que como otro de los estereotipos vigentes menciona una cuestión de género. “¿Vas a estudiar Enfermería? Eso es de mina”, le dijeron más de una vez.
“Enfermeros varones hacen falta, sobre todo en tareas de cuidado donde se necesita más fuerza, como puede ser con un paciente hombre que tiene politraumatismos y que no puede moverse. Somos más que antes, pero aún pocos”, opina.
Desafíos
Roxana Alegre tiene 28 años. No tiene hijos aún, pero se siente como una madre sustituta al cuidado de sus pequeños en la Sala de Neonatología del Sanatorio Güemes. Se recibió en la Universidad Abierta Interamericana (UAI) de licenciada en Enfermería y continuó otros dos años más con la especialización. Conseguir trabajo no es una dificultad para ella. En la edición Expo Empleo Joven que se realizó el año pasado, apenas entregó su CV la respuesta fue inmediata: “Mañana podés venir a una entrevista”, le dijo la supervisora del Güemes, Emilse Lombardi, que reconoce la escasez de enfermeros en todo el país y sobre todo en especializaciones como pediatría y neonatología.
Para Elizabeth Barrionuevo, enfermera desde hace 32 años, especializada en cuidados intensivos y flamante directora de la carrera que se dicta en la UAI, no hay duda del potencial que tiene la profesión dentro del sistema de salud. “Aún cuesta que gran parte de la sociedad la valore como tal, todavía carga con un estigma del pasado, pero los enfermeros y enfermeras son verdaderos protagonistas dentro de un equipo de salud”.
El problema de la escasez, explica Barrionuevo, se da a nivel mundial. Tanto en Europa como en América del Norte tienen los mismos problemas. Otras cuestiones que aquejan al sistema de salud local le preocupan a Barrionuevo. “En el país existen 53 escuelas donde se dicta la carrera, pero muchas instituciones terciarias no han hecho la articulación con la universidad para tener el título de grado. Con el título intermedio pueden salir a trabajar, y allí se produce la mayor deserción. Pero con una formación completa se pueden hacer posgrados, dedicarse a la investigación, la gestión o la docencia”, dice.
A nivel mundial, la relación médicos-enfermeros es de 9 a 1, una proporción que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) debería ser al revés. “La OMS insta a todos los países a dar prioridad al personal sanitario y poner en marcha un plan de acción –agrega Gómez–. La investigación basada en la evidencia habla cada vez más del cuidado seguro y de calidad. Eso, tan importante para la recuperación de un paciente, depende de nosotros”.