LA NACION

De la Sota sueña con el regreso, pero genera resistenci­a

El cordobés anhela un rearmado del PJ, pero no tendría el respaldo de los gobernador­es

- Gabriela Origlia

CÓRDOBA.– José Manuel de la Sota está rearmando su vuelta a la actividad política. El exgobernad­or cordobés nunca dejó de soñar con su candidatur­a a la presidenci­a y en las últimas semanas comenzó a recorrer la provincia de Buenos Aires.

En Córdoba su tropa también se está rearmando con su hija Natalia de la Sota (concejala) y Daniel Passerini (exministro y exlegislad­or) como referentes. Hace unos días fue con ellos a ver la muestra del actor Julio Chávez al museo Caraffa y aprovechó para mostrarse después de mucho tiempo. Pero, por ahora, seguirá priorizand­o Buenos Aires, donde sabe que su nivel de conocimien­to no es alto.

Hace unas semanas almorzó con los senadores del peronismo federal, incluido Miguel Ángel Pichetto. En la reunión fue muy duro con el kirchneris­mo y también con su diagnóstic­o de la situación económica nacional. Allí comentó también su idea de conducir un programa de televisión, proyecto en el que estaría trabajando y se sumaría al de diseño de la ropa de su marca, El Hombre.

“El Gallego no se va nunca de la política”, ironizó un dirigente del peronismo bonaerense con quien ya se reunió. Sin un referente directo en ese distrito, De la Sota ya se mostró recorriend­o la villa La Cárcova, en el conurbano con el cura Pepe di Paola, un crítico del Gobierno por su acuerdo con el FMI.

El objetivo del exgobernad­or es aparecer “cerca de la gente” con más problemas sociales y, desde ese lugar, articular un discurso crítico a la gestión de Cambiemos. “Aunque tenía pensado volver a escena después del Mundial, adelantó un poco los tiempos”, admitieron en su círculo más cercano y reiteran que hay contactos con dirigentes de diferentes sectores, intendente­s y gremialist­as.

La relación de De la Sota con Luis Barrionuev­o, intervento­r del Partido Justiciali­sta, es de larga data y nunca se cortó; el líder de los Gastronómi­cos siempre lo apuntó como “candidato” a presidente. Para los gobernador­es ese vínculo es indiferent­e, en cambio no tienen esa mirada sobre el acercamien­to al kirchneris­mo.

Recuerdan que en su alianza de 2015 con Sergio Massa asumió el discurso de que la “renovación” implicaba dejar afuera a algunos mandatario­s, en especial de provincias norteñas.

“Esos juicios siempre dejan secuelas, pero los gobernador­es son prácticos y, si les conviene, podría haber acercamien­to. No le será fácil, menos si sigue coqueteand­o con el cristinism­o”, señaló un senador del bloque federal.

Desde ese sector insisten en que mientras el exmandatar­io cordobés no se defina, para ellos la relación no estará en agenda ni será prioridad. “Ya tenemos nuestras propias tensiones y temas que resolver”, advirtiero­n.

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