Familiares de tripulantes insisten en que tenía fallas el pesquero desaparecido
Denuncian problemas eléctricos y en el motor; según el juez que investiga, aún no hay datos que lo acrediten
MAR DEL PLATA.– A la angustia que acompaña el operativo de búsqueda del pesquero Rigel y de ocho de sus nueve tripulantes (el capitán ya fue rescatado sin vida), se suma ahora el creciente malestar de familiares que entienden que el buque desaparecido durante la madrugada del sábado último no estaba en las mejores condiciones para navegar en aguas tan difíciles y agitadas como las del frente patagónico.
Aunque desde la Prefectura Naval Argentina (PNA) insisten en que la embarcación había superado todas las inspecciones, detalle que acaban de remitir al juzgado federal de Rawson que investiga el siniestro, los más cercanos a las víctimas destacan que los marinos habían advertido de fallas eléctricas, mecánicas e incluso en el casco de este pesquero, botado en 1968 y adaptado para la captura del langostino.
“Mi hijo dijo que ahora tenían problemas eléctricos y que en el viaje anterior el motor ya no funcionaba muy bien”, afirmó Guillermina Godoy, madre del marinero Nahuel Navarrete, tripulante del Rigel. Prueba sus dichos con mensajes de audio que le envió su hijo para ponerla al tanto de esas dificultades.
Otro de los tripulantes –cuyo nombre se preserva a pedido de la familia– lo ratifica en un video, al que accedió la nacion, enviado durante las primeras horas del viaje que empezó en la noche del pasado martes. Acota que las condiciones del mar y del tiempo eran cada vez más complicadas. La PNA confirmó que al momento de activarse la radiobaliza del pesquero (la 1.48 del sábado último) el escenario era de “mar 7”, con olas de más de ocho metros y fuertes vientos.
Consultado sobre cuál era el estado del pesquero antes de zarpar, el juez federal en lo penal de Rawson, Gustavo Lleral, a cargo de la investigación, dijo: “No tenemos ningún dato sobre eso. Sería irresponsable de mi parte decir que ese busque no estaba en buenas condiciones”. Poco antes, había recibido a allegados de los nueve tripulantes.
Los dos partes informativos que ayer brindaron autoridades de la PNA aumentaron la disconformidad. “¿Por qué tardaron tanto en ir a buscarlos, por qué mienten?”, repetía Carolina Amadeo, hermana del tripulante Jonatan. Ayer les anunciaron que está próximo a llegar a la zona el guardacostas Tango, equipado para descenso de buzos a grandes profundidades. Los partes oficiales confirman una mancha de hidrocarburos bajo la cual podría estar el buque.
Con el hundimiento sin confirmar, pero aceptado ya por la mayoría de los familiares, la ilusión está puesta en la balsa salvavidas. Todavía no la encontraron los 35 buques y las cuatro aeronaves que participan del rastrillaje.