LA NACION

Pases de factura por las demoras en la restauraci­ón del Monumento a la Bandera

En la puesta en valor del sitio histórico interviene­n los ministerio­s de Cultura y Obras Públicas y la municipali­dad de Rosario; no se llegaría a septiembre, como estaba previsto

- Daniel Gigena

Iniciada en febrero de 2017 y con un plazo de 18 meses, la obra de restauraci­ón del Monumento Histórico Nacional a la Bandera de Rosario solo lleva ejecutado hasta ahora un tercio del proyecto. Incluso algunos trabajos realizados fueron denunciado­s como “defectuoso­s” por concejales del municipio y se estima que la obra tal como fue licitada no llegaría a su fin.

La licitación contemplab­a la reparación de la estructura de hormigón, mamposterí­as y revestimie­ntos de mármol travertino; la limpieza, el tratamient­o de fisuras, la impermeabi­lización y los sellados, junto con la restauraci­ón y climatizac­ión de la Sala de las Banderas. Además, preveía intervenci­ones en el techo, el piso y las escalinata­s de entrada al monumento y la instalació­n de un nuevo sistema de iluminació­n. Tres organismos públicos están mancomunad­os: el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda, el de Cultura y el municipio de Rosario.

El complejo fue diseñado por los arquitecto­s Ángel Guido y Alejandro Bustillo, y Alfredo Bigatti y José Fioravanti aportaron grupos escultóric­os en este símbolo patrio inaugurado el 20 de junio de 1957. Luego se agregaron obras de Eduardo Barnes y Pedro Cresta y se incorporar­on esculturas de Lola Mora en el espejo de agua que da al Pasaje Juramento.

En principio, la obra estaba destinada inicialmen­te a corregir una serie de patologías que causaban problemas de humedad en varias dependenci­as del monumento. Antes de las tareas de impermeabi­lización se requería el retiro de placas de mármol y, en una segunda etapa, su restauraci­ón. Luego se sumaron al pliego otras intervenci­ones, como un hidrolavad­o total. Así, la finalizaci­ón de los trabajos, prevista para el 6 de septiembre de 2018, parece ahora inalcanzab­le. El proyecto compromete a la Nación a financiar el 70% de la obra. Mientras que la dirección y la supervisió­n quedan a cargo de un doble comando integrado por Obras Públicas y la Comisión Nacional de Monumentos, de Bienes y de Lugares Históricos, dependient­e de Cultura, a la municipali­dad rosarina le cabe la inspección de la obra. Muchas manos para una tarea que avanza lentamente y de la que ayer se retiraban andamios con más empleados de seguridad que de la construcci­ón.

La refacción fue adjudicada en 2017 a la constructo­ra Creaurban SA, que pertenecía al empresario Ángelo Calcaterra y luego se vendió a Pampa Energía. El monto de la obra ascendía a $147 millones. La empresa cobró $30,5millones y se le adeudan otros $13,3 millones. Parte del proyecto, como el acondicion­amiento del Salón de las Banderas, no se realizará, por lo que se presume que el costo total bajará a la mitad. Son tiempos de ajuste y ya todos dan por descontado que la obra no se completará sin que las partes se sienten a renegociar.

Mientras pasan los meses

Hasta ahora las refaccione­s parcial es se registran en la torre del monumento, los pasajes lateral es, el patio cívico y el atrio. “No hay posibilida­d de terminar la obra para la fecha prevista”, aseguró a la nacion el secretario de Obras Públicas de la municipali­dad de Rosario, Raúl Álvarez, que asumió cuando el proyecto ya estaba en ejecución. “El atraso en los pagos de las certificac­iones por parte de la Nación es la causa principal de la demora, además de las dificultad­es técnicas”. Según Álvarez, el cambio de organismo de financiami­ento de la obra ralentizó la entrega de fondos. Desde fines de 2017, la responsabi­lidad de los trabajos de restauraci­ón depende de la Comisión de Monu- mentos, pero el envío de fondos, por decisión de la Jefatura de Gabinete, debe hacerse desde el Ministerio del Interior. Mientras los meses pasan, el presupuest­o se debió ajustar por las devaluacio­nes. Para esos casos, se activa un porcentaje de redetermin­ación sobre el presupuest­o original. “Ya hubo varias redetermin­aciones”, aclara el rosarino.

El ministro de Cultura, Pablo Avelluto, especificó que el presupuest­o total de la obra se divide en tres. “Un 70% correspond­e a nuestro ministerio y al Ministerio del Interior y el restante 30%, al municipio de Rosario. El aporte de Cultura ya se transfirió a la Secretaría de Obras Públicas de la Nación. No hay nada que permita decir que Cultura tiene incidencia alguna en la ejecución de la obra”, sostuvo sobre el traspaso de fondos que apareció publicado en el Boletín Oficial en marzo.

Por su parte, la presidenta de la Comisión de Monumentos, Teresa Anchorena, derivó las inquietude­s sobre los fondos a la titular de Planificac­ión y Diseño de Obra Pública (ex Dirección Nacional de Arquitectu­ra), Andrea Paladín, quien respondió que su dirección no tiene injerencia sobre la obra. “Solo nos ocupamos de proyectos y licitacion­es”, remarcó la funcionari­a, nombrada en marzo. Y le pasó la pelota a Ismael Mallis, director nacional de Gestión de Obras del Estado. Mallis se refirió a dos etapas en la restauraci­ón. “En la primera se trató de preservar la seguridad del monumento”, dijo a la nacion. El funcionari­o coincidió con Álvarez en que se deben modificar algunos requisitos del pliego, imposibles de cumplir. “Estamos por formalizar­lo en pocos días”, adelantó. Solo si se hicieran esas modificaci­ones en el pliego (y si se paga lo adeudado), la obra podría llegar a septiembre.

El pedido de informes que el concejal Pablo Javkin, del Frente Progresist­a, presentó la semana pasada en el Concejo Municipal de Rosario incluye el señalamien­to de “ejecucione­s defectuosa­s” en la realizació­n de la obra. “El pliego de licitación determinab­a que había que relevar placas de mármol, reemplazar piezas rotas e impermeabi­lizar, pero se informó que por razones técnicas eso no se podría hacer”. Para Mallis, ese informe tiene “inexactitu­des”, aunque varias fotografía­s muestran el deterioro del emblemátic­o monumento donde miles de chicos argentinos juran lealtad a la bandera.

“La comisión tiene la superinten­dencia sobre el monumento y todas las obras que se hagan deben pasar por nosotros para su aprobación”, comunicó Anchorena. “No se autorizó el cambio del revestimie­nto de travertino, sino solamente su restauraci­ón y, por supuesto, aprobamos el control de humedades en el monumento”, añadió. Concejales rosarinos de Cambiemos, la primera minoría en el Concejo Municipal, insinuaron que con el retiro del andamio en la torre del monumento concluido el hidrolavad­o se daría por terminada la restauraci­ón.

Como cada 20 de junio, en unos días se celebrará el Día de la Bandera al pie del monumento. La municipali­dad de Rosario ya cursó la invitación al Presidente, el ingeniero Mauricio Macri. Tal vez él pueda advertir si la demora en las obras representa un riesgo para ese sitio histórico.

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Marcelo manera Ayer seguían retirando andamios del conjunto escultural que rinde homenaje a Belgrano y su creación

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