Pases de factura por las demoras en la restauración del Monumento a la Bandera
En la puesta en valor del sitio histórico intervienen los ministerios de Cultura y Obras Públicas y la municipalidad de Rosario; no se llegaría a septiembre, como estaba previsto
Iniciada en febrero de 2017 y con un plazo de 18 meses, la obra de restauración del Monumento Histórico Nacional a la Bandera de Rosario solo lleva ejecutado hasta ahora un tercio del proyecto. Incluso algunos trabajos realizados fueron denunciados como “defectuosos” por concejales del municipio y se estima que la obra tal como fue licitada no llegaría a su fin.
La licitación contemplaba la reparación de la estructura de hormigón, mamposterías y revestimientos de mármol travertino; la limpieza, el tratamiento de fisuras, la impermeabilización y los sellados, junto con la restauración y climatización de la Sala de las Banderas. Además, preveía intervenciones en el techo, el piso y las escalinatas de entrada al monumento y la instalación de un nuevo sistema de iluminación. Tres organismos públicos están mancomunados: el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda, el de Cultura y el municipio de Rosario.
El complejo fue diseñado por los arquitectos Ángel Guido y Alejandro Bustillo, y Alfredo Bigatti y José Fioravanti aportaron grupos escultóricos en este símbolo patrio inaugurado el 20 de junio de 1957. Luego se agregaron obras de Eduardo Barnes y Pedro Cresta y se incorporaron esculturas de Lola Mora en el espejo de agua que da al Pasaje Juramento.
En principio, la obra estaba destinada inicialmente a corregir una serie de patologías que causaban problemas de humedad en varias dependencias del monumento. Antes de las tareas de impermeabilización se requería el retiro de placas de mármol y, en una segunda etapa, su restauración. Luego se sumaron al pliego otras intervenciones, como un hidrolavado total. Así, la finalización de los trabajos, prevista para el 6 de septiembre de 2018, parece ahora inalcanzable. El proyecto compromete a la Nación a financiar el 70% de la obra. Mientras que la dirección y la supervisión quedan a cargo de un doble comando integrado por Obras Públicas y la Comisión Nacional de Monumentos, de Bienes y de Lugares Históricos, dependiente de Cultura, a la municipalidad rosarina le cabe la inspección de la obra. Muchas manos para una tarea que avanza lentamente y de la que ayer se retiraban andamios con más empleados de seguridad que de la construcción.
La refacción fue adjudicada en 2017 a la constructora Creaurban SA, que pertenecía al empresario Ángelo Calcaterra y luego se vendió a Pampa Energía. El monto de la obra ascendía a $147 millones. La empresa cobró $30,5millones y se le adeudan otros $13,3 millones. Parte del proyecto, como el acondicionamiento del Salón de las Banderas, no se realizará, por lo que se presume que el costo total bajará a la mitad. Son tiempos de ajuste y ya todos dan por descontado que la obra no se completará sin que las partes se sienten a renegociar.
Mientras pasan los meses
Hasta ahora las refacciones parcial es se registran en la torre del monumento, los pasajes lateral es, el patio cívico y el atrio. “No hay posibilidad de terminar la obra para la fecha prevista”, aseguró a la nacion el secretario de Obras Públicas de la municipalidad de Rosario, Raúl Álvarez, que asumió cuando el proyecto ya estaba en ejecución. “El atraso en los pagos de las certificaciones por parte de la Nación es la causa principal de la demora, además de las dificultades técnicas”. Según Álvarez, el cambio de organismo de financiamiento de la obra ralentizó la entrega de fondos. Desde fines de 2017, la responsabilidad de los trabajos de restauración depende de la Comisión de Monu- mentos, pero el envío de fondos, por decisión de la Jefatura de Gabinete, debe hacerse desde el Ministerio del Interior. Mientras los meses pasan, el presupuesto se debió ajustar por las devaluaciones. Para esos casos, se activa un porcentaje de redeterminación sobre el presupuesto original. “Ya hubo varias redeterminaciones”, aclara el rosarino.
El ministro de Cultura, Pablo Avelluto, especificó que el presupuesto total de la obra se divide en tres. “Un 70% corresponde a nuestro ministerio y al Ministerio del Interior y el restante 30%, al municipio de Rosario. El aporte de Cultura ya se transfirió a la Secretaría de Obras Públicas de la Nación. No hay nada que permita decir que Cultura tiene incidencia alguna en la ejecución de la obra”, sostuvo sobre el traspaso de fondos que apareció publicado en el Boletín Oficial en marzo.
Por su parte, la presidenta de la Comisión de Monumentos, Teresa Anchorena, derivó las inquietudes sobre los fondos a la titular de Planificación y Diseño de Obra Pública (ex Dirección Nacional de Arquitectura), Andrea Paladín, quien respondió que su dirección no tiene injerencia sobre la obra. “Solo nos ocupamos de proyectos y licitaciones”, remarcó la funcionaria, nombrada en marzo. Y le pasó la pelota a Ismael Mallis, director nacional de Gestión de Obras del Estado. Mallis se refirió a dos etapas en la restauración. “En la primera se trató de preservar la seguridad del monumento”, dijo a la nacion. El funcionario coincidió con Álvarez en que se deben modificar algunos requisitos del pliego, imposibles de cumplir. “Estamos por formalizarlo en pocos días”, adelantó. Solo si se hicieran esas modificaciones en el pliego (y si se paga lo adeudado), la obra podría llegar a septiembre.
El pedido de informes que el concejal Pablo Javkin, del Frente Progresista, presentó la semana pasada en el Concejo Municipal de Rosario incluye el señalamiento de “ejecuciones defectuosas” en la realización de la obra. “El pliego de licitación determinaba que había que relevar placas de mármol, reemplazar piezas rotas e impermeabilizar, pero se informó que por razones técnicas eso no se podría hacer”. Para Mallis, ese informe tiene “inexactitudes”, aunque varias fotografías muestran el deterioro del emblemático monumento donde miles de chicos argentinos juran lealtad a la bandera.
“La comisión tiene la superintendencia sobre el monumento y todas las obras que se hagan deben pasar por nosotros para su aprobación”, comunicó Anchorena. “No se autorizó el cambio del revestimiento de travertino, sino solamente su restauración y, por supuesto, aprobamos el control de humedades en el monumento”, añadió. Concejales rosarinos de Cambiemos, la primera minoría en el Concejo Municipal, insinuaron que con el retiro del andamio en la torre del monumento concluido el hidrolavado se daría por terminada la restauración.
Como cada 20 de junio, en unos días se celebrará el Día de la Bandera al pie del monumento. La municipalidad de Rosario ya cursó la invitación al Presidente, el ingeniero Mauricio Macri. Tal vez él pueda advertir si la demora en las obras representa un riesgo para ese sitio histórico.