Consejos para que la aventura sea una fiesta y no una pesadilla
Indispensables: el pasaporte, el Fan ID y las apps; la ley prohibe beber y fumar en lugares públicos; el uso del transporte y el GPS
BRONNITSY, Rusia.– Ya es parte de la rutina. Y es la mejor solución para la siempre temida barrera idiomática. Un visitante toma su celular, habla y le muestra la pantalla al ruso que se encuentre en el camino. Este lee y repite la coreografía. Así como en las concentraciones de las selecciones son furor las aplicaciones de juegos, puertas afuera hay éxito asegurado para los traductores online. Sistemas que posibilitan escribir, hablar y hasta sacar fotos para tener la traducción en el teléfono en pocos segundos.
Simples y conocidos por muchos, en Rusia, donde el ida y vuelta en inglés aparece en cuentagotas, resultan imprescindibles. Los traductores, como los mapas y el conocimiento de las reglas de convivencia son algunas de las claves para que el viaje de los hinchas al Mundial sea una fiesta y no una pesadilla.
En el aeropuerto
Evite en Moscú los taxis oficiales del aeropuerto ofrecidos por quienes visten chalecos amarillos. Un viaje de 25 dólares puede transformarse en uno de 200. La aplicación Uber y la local Yandex suelen ser una buena alternativa. Ambos servicios cuestan entre un cuarto y un décimo lo que los taxis, y funcionan en general muy bien. Otra opción es el Aeroexpress, un tren que a los 35 minutos lo deja en la ciudad, en la estación Belorusskaya. Además, en los aeropuertos hay chips con conexión 4G a buen precio y con diferentes planes para contar con datos durante un mes. Eso sí: el “ilimitado” nunca será “ilimitado”. Y ahí no hay traductor online que valga.
Los documentos
En un país que tiene un millón de policías, se estima que unos 40 mil serán destinados a una Copa del Mundo que ya carga con el cartel de la más segura de la historia. Amenazada por el terrorismo internacional y el interno, Rusia no quiere dejar nada librado al azar. Vladimir Putin pidió “cuidado y sensibilidad” a los uniformados, pero al mismo tiempo rige la sugerencia de “no mirar a la cara a los policías”. En ese contexto, es recomendable tener siempre el pasaporte y el Fan ID. Aunque los argentinos ingresan sin visa, todos quienes posean una entrada deberán registrarse para obtener el identificador de hinchas.
Por la ley rusa está vigente la prohibición de consumo de alcohol y de fumar en plazas, calles, estaciones de transporte y hoteles, así como la restricción de encuentros multitudinarios, aunque por ahora existe cierta flexibilidad. Son infracciones que pueden implicar una detención y una causa administrativa.
El transporte
Con las entradas y el Fan ID, los visitantes pueden viajar gratis en el transporte público de las ciudades y en trenes seleccionados entre sede y sede (figuran en tickets.transport2018.com). La tarjeta Free Ride posibilita moverse en subte –las estaciones son un museo en sí mismas–, tren o colectivo sin gastar un rublo. Importante: al caminar o conducir, los rusos saben para qué sirven las sendas peatonales. El que camina no arriesga la vida; quien está al volante la respeta.
El cambio
Un dólar equivale a 63 rublos y el euro se cotiza a 74, pero las casas de cambio pueden ser una trampa para los visitantes desprevenidos.
En los aeropuertos la cotización hunde al dólar a 40 rublos. Conviene caminar, preguntar en los hoteles... Luego, el costo de vida para el turista resulta más bajo que el argentino, aun en tiempos de Mundial.
El uso del GPS
Clave en otras ciudades, el navegador satelital puede ser un problema si se lo utiliza cerca de la Plaza Roja. Puede mostrar una ubicación a 15 kilómetros o demorar las indicaciones, producto de los bloqueadores de señal del Kremlin. Por eso es necesario contar con varias aplicaciones. Muchos combinan Waze y Google Maps para no perderse.
La misma recomendación para los viajes en ruta: el tránsito de las afueras de Moscú pueden convertir un recorrido de 60 kilómetros en una aventura de más de tres horas.
El clima
El Mundial comienza en los últimos días de una fresca primavera en Moscú y terminará en pleno verano, pero no todo pasa por la capital: las 11 ciudades subsede pueden ofrecer todo el rango de temperaturas. Desde sol intenso y 30 grados –el balneario de Sochi ya despidió la primavera hace rato–, hasta lluvias repetidas, intensos vientos y el termómetro bien por debajo de los 10 grados.