Palermo avanza: industriales vs. artesanales
A la hora de explicar el buen momento del negocio no se puede pasar por alto el aporte que significó el boom de las cervezas artesanales. Solo en Buenos Aires en la actualidad operan cerca de 500 locales de este tipo, lo que se traduce en las primeras voces que alertan sobre un peligro de saturación del mercado, especialmente en algunos barrios como Palermo, Núñez o San Telmo. “La consolidación es una lógica en todos los mercados, pero tan incierta que aventurarse en un pronóstico es arriesgado. Quizás haya gente que solo entró en este rubro por una ecuación financiera, y si te gusta lo que hacés y tenés pasión se pueden aguantar períodos de estancamiento o de utilidades más bajas”, explica Fernando Macia, fundador de Cervelar, una de las marcas que lideran el fenómeno de las cervezas artesanales, con quince locales.
De entrada la avanzada de las cervezas artesanales fue recibida con recelo por la industria cervecera, que miraba preocupada cómo los bares de moda de Palermo y San Telmo seducían a los millennials. Sin embargo, con el paso del tiempo, en el sector reconocen que la irrupción de los nuevos jugadores sirvió para revitalizar el negocio y aportar la innovación que venían reclamando los consumidores más jóvenes.
Los grandes jugadores del mercado local además ya están replicando el modelo de bares cerveceros que popularizaron en el último tiempo las artesanales. El grupo Quilmes fue el pionero con el lanzamiento de los bares de su marca artesanal Patagonia, que hoy cuenta con 65 locales a nivel nacional. En la empresa además adelantan que no descartan incursionar con un proyecto similar con Stella Artois, mientras que su rival CCU ultima los detalles para el desembarco en Buenos Aires de la propuesta de bares propios de su marca Kunstmann.
Como era previsible, la avanzada de las multinacionales sobre su terreno no es muy bien recibida por las artesanales, que destacan las diferencias entre ambas propuestas.
“Los grandes grupos cerveceros industriales no quieren mirar de afuera la expansión de la cerveza artesanal y apelan a diferentes métodos de participación. En general lo que hacen es producir en sus plantas industriales cervezas de características similares a las artesanales y comunicar y promocionar estas marcas de una manera que el cliente las perciba como tales. Eso puede afectar de alguna forma las ventas de los pequeños y medianos productores, pero el efecto más negativo es que el consumidor no sepa que detrás de esas marcas hay empresas multinacionales y peor aun cuando utilizan su poder económico para desplazar a marcas artesanales de algunos puntos de venta”, explica Pablo Rodríguez, socio fundador de Antares, la marca pionera en cerveza artesanal del mercado argentino, que nació en Mar del Plata en 1998.