Una votación ajustadísima define la histórica sesión sobre el aborto
La Cámara de Diputados preveía decidir sobre el proyecto de despenalización durante la madrugada de hoy; se mantenía la incertidumbre por los votos cambiantes y los indecisos; marchas antagónicas en la Plaza del Congreso
Máxima expectativa social, una plaza dividida por marchas de sentido antagónico y un debate legislativo tenso, de resultado absolutamente incierto, marcaron ayer el inicio del debate en la Cámara de Diputados sobre la despenalización del aborto. Se preveía que la votación ocurriera durante la madrugada de hoy.
Legisladores que cambiaron su voto inesperadamente y otros que mantenían hasta último momento su indecisión hacían posible que la balanza se inclinara hacia uno u otro lado. Los pasillos del Congreso hervían de gestiones febriles encabezadas por partidarios de las distintas posturas.
A media tarde, no se imponía ninguna de las dos opciones, de acuerdo con las posiciones que hicieron públicas los diputados (122 a 122). Otros nueve legisladores seguían sin aclarar su decisión, mientras que dos anticipaban que se abstendrían.
El gobierno de Mauricio Macri siguió con atención la sesión en el Congreso, aunque mantuvo su neutralidad: el bloque de Cambiemos quedó virtualmente dividido en dos a lo largo del debate.
Ante la eventual aprobación, el proyecto pasaría al Senado, donde el peronismo tiene mayoría. Si el voto fuera negativo, quedaría zanjada por el momento la discusión sobre el aborto.
un escenario de extrema paridad, la Cámara de Diputados arrancó ayer el debate por la legalización del aborto. La sesión, cuyo final está previsto para hoy a la mañana, se desarrolló en un Congreso cargado de tensión y rodeado de manifestaciones a favor y en contra de la reforma.
Pese al pronunciamiento favorable de última hora de diputados que se mantenían indecisos, en el recinto reinaba la incertidumbre. En simultáneo, tras bambalinas se multiplicaron gestiones febriles para inclinar la balanza en uno y otro sentido.
La discusión se abrió con el discurso de Daniel Lipovetzky (Pro), presidente de la Comisión de Legislación General y uno de los promotores de la legalización.
“No se trata de salvar las dos vidas: se trata de salvar miles de vidas”, arrancó. El ala derecha del recinto, ocupada en su mayoría por el kirchnerismo, estaba cubierta de los pañuelos verdes de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
Para entonces ya se había reducido notablemente el número de indecisos. A favor se inclinaron Alejandro García (Pro-Buenos Aires), José De Mendiguren (Frente Renovador-Buenos Aires) y Hugo Marcucci (UCR-Santa Fe), entre otros. Anticiparon su rechazo a la reforma Danilo Flores (Argentina Federal-La Rioja) y Verónica Derna (Argentina Federal-Misiones). La sorpresa la dio Luis Beder Herrera (Argentina Federal-La Rioja), que se había manifestado en contra y anunció que votaría a favor.
A los informes de los presidentes de las comisiones le siguió un discurso fuerte de Brenda Austin (UCR), a favor de la legalización.
“La evidencia muestra con claridad que la criminalización fracasó. No evita que las mujeres aborten y por el contrario agrava el problema. Hoy votamos legislar sobre la realidad que tenemos, sacando el tema de debajo de la alfombra”, afirmó, con el pañuelo verde en su cuello. Para cerrar, les preguntó a los que votan en contra: “¿Existe evidencia que los haga cambiar de opinión? ¿Qué dato les haría cuestionar sus creencias? Si no hay ninguno, acepten que están parados sobre una convicción religiosa y no sobre los principios que deben guiar una política pública”.
La tensión alcanzó su pico cuando respondió Nicolás Massot, jefe de bloque de Pro y férreo opositor de la legalización. “Con este proyecto no venimos a debatir la despenalización. Es una legalización irrestricta. Si el argumento es que el aborto ocurre igual más allá de lo que digan las leyes, deroguemos el Código Penal y cerremos el Congreso y el último que apague la luz”, dijo.
Después se cruzó con tres diputados de La Cámpora, que le grien taron fuera de micrófono. “Dicen que es una cuestión de juventud. Pero yo también soy de la juventud, de una juventud que cree en las leyes y en la política para cambiar la realidad, Pietragalla [Horacio]. Si las leyes reflejan lo que ya ocurre es un fracaso de la política”. Los detractores de la reforma lo aplaudieron a rabiar. “¿Vos dónde estás parado hoy, Juan [Cabandié]? Nunca en democracia nos animamos a tanto. Ni en democracia ni de otra manera. Tampoco en ese momento, Mayra [Mendoza]”, arremetió. Sobre el final concedió que votando en contra del proyecto “no se salvan las dos vidas”, pero sostuvo que “se obliga al Estado a hacer lo posible por salvarlas”.
En paralelo a la sesión, los referentes de uno y otro sector avanzaban con las gestiones. Los promotores del proyecto reconocían una desventaja mínima, pero confiaban en que el envión de las últimas horas les permitiera revertir el resultado.
El debate volvió a tensarse minutos más tarde, con la intervención de Victoria Donda (Libres del Sur), primera firmante del proyecto. Para poner en crisis la equiparación de un embrión con una persona planteó una situación hipotética.
“Imaginemos que estamos en un laboratorio y que hay un incendio. En una habitación hay 300 embriones congelados y en otra una nena de tres años. Si tuviéramos tiempo para entrar en una sola habitación, me animo a pensar que todos salvaríamos a la niña. En un Estado de Derecho los derechos humanos son progresivos. Si esto es tan cristalino, ¿por qué es tan difícil que sancionemos una ley que le reconoce este derecho a la mujer?”
Otra intervención que hizo vibrar al recinto fue la del santafesino Luis Contigiani, que debió abandonar el sello del Partido Socialista por oponerse a la legalización. “Me podrán decir que soy un retrógrado. Pero les digo que he sido una persona coherente con la defensa de la vida, la justicia y la dignidad de las personas”, resaltó.