Hora clave en el juicio a Nahir Galarza: declaran los peritos psiquiátricos
entre ríos. Presentarán las conclusiones de los estudios a los que la sometieron, en una semana crítica para la acusada
GUALEGUAYCHÚ.– Será la de hoy una audiencia clave en el juicio que tiene como única imputada a Nahir Galarza: ¿Qué la llevó a disparar dos veces el arma reglamentaria de su padre y terminar, así, con la vida de su exnovio? ¿Cómo es la personalidad de esta joven que, a los 19 años, mató a una persona?
El Tribunal de Juicios y Apelaciones que preside Mauricio Deruddi e integran Arturo Dumon y Alicia Vivian escuchará al doctor Simón Ghiglione, que realizó el peritaje psiquiátrico de Galarza. Luego llegará el testimonio del licenciado en Psicología Nicolás De Battista y de la doctora Yamila Bulit, que evaluaron el estado psicológico y psiquiátrico de la chica estaba internada en el Servicio de Salud Mental del Hospital Centenario, durante los primeros días posteriores al homicidio de Fernando Pastorizzo, ocurrido el 29 de diciembre pasado en esta ciudad.
Será un hito más en una semana de pruebas y testimonios que complicaron aún más la situación de la acusada. Anteayer, la descripción hecha por Marcelo Benetti, perito del Cuerpo Médico Forense de Entre Ríos, encargado de la autopsia, mantuvo en vilo a un recinto que no contó con la presencia de Nahir: “La herida que produjo la muerte inmediata fue originada desde atrás, la cual le perforó un pulmón. Ambos disparos se produjeron cuando la víctima aún estaba con vida”.
Amplió: “El segundo disparo fue a la altura del esternón, un centímetro arriba del otro disparo que ingresó por la espalda. Ambos proyectiles ingresaron y salieron del cuerpo de Fernando”, explicó el médico, quien agregó que producto de los disparos se produjo un “paro cardiorrespiratorio inmediato”. Precisó que “la herida originada desde atrás fue desde arriba hacia abajo, al igual que la lesión producida por el disparo que se realizó de frente al cuerpo”.
Así, casi derrumbó la versión de Nahir, que dijo que el arma se le disparó accidentalmente dos veces.
Sobre la causa de la muerte del joven, el forense afirmó: “fue el disparo que penetró el pulmón; a partir de allí la víctima entró en un estado inconsciente inmediatamente”.
“La asfixia fue inmediata, en menos de tres minutos, de acuerdo a la cantidad de sangre que había en la tráquea”, dijo, al tiempo que lanzó un dato espeluznante: “Por el tatuaje del disparo de la espalda [de Fernando] el tiro fue a unos 30 centímetros, mientras que en el que se efectuó de frente, hiriendo también la mano, hablamos de 15 centímetros de distancia”.
Como reafirmación de la explicación médica, los peritos de balística revelaron que el proyectil que ingresó por la espalda de la víctima rompió todos los tejidos que encontró a su paso, atravesó el cuerpo de Pastorizzo y siguió 50 metros más hasta impactar contra la pared de una vivienda cercana.
El otro, tiro, el del remate con la víctima en el suelo, fue realizado desde tan cerca que la bala se enterró en la tierra de la calle a unos 5 centímetros de profundidad.
El oficial Lázaro Azcue, licenciado en Criminalística y técnico en Balística, ratificó que “la vaina, el arma y proyectil secuestrados concuerdan”.
“¿Dos disparos accidentales?”
A pesar de la insistencia de la defensa de Nahir al respecto, el oficial Azcue descartó que los tiros hubiesen sido fruto de un accidente: “¿Dos disparos accidentales? No, eso no es posible”, afirmó.
El defensor José Ostolaza, a pesar de todo, volvió una y otra vez a señalar “la sensibilidad del arma” al momento del disparo. En diálogo con la nacion, el abogado cuestionó: “Desde la defensa solicitamos al fiscal [Sergio] Rondoni Caffa que se realizara una prueba en cuanto a la sensibilidad del arma, pero tanto él como el juez Mario Figueroa se negaron sistemáticamente cada vez que planteamos la necesidad de hacer esta prueba”.
Quizás hoy se sumen nuevos elementos para responder el extensísimo interrogante del acto criminal de Galarza: ¿Qué pasa por la cabeza de una chica de 19 años para que llegue a dispararle a su exnovio de 20 años por la espalda, bajar de la moto en la que transitaban juntos y rematarlo en el suelo, dejarlo tendido sobre la calle de tierra, caminar hasta su casa y publicar en Instagram un mensaje como, a la luz de los hechos, macabra despedida? ¿Aparecerán en el análisis huellas de la supuesta violencia de género de la que dijo haber sido víctima? ¿O surgirá que planificó el crimen?
Solo ella sabe lo que pasó. Nahir: la chica menuda, de pelo rubio y lacio que oculta su rostro debajo de una gorra negra cuando entra o sale de tribunales; la que rompe en llanto cuando se menciona algún episodio de violencia, la que se enoja cuando le sacan fotos, la que hace berrinches mirando la pared de la sala. Sólo ella sabe cómo fue matar a Fernando, con 19 años.