Canadá, México y Estados Unidos, elegidos como sedes
Con la elección de la candidatura de Canadá, México y Estados unidos deja atrás una época de crisis que se inició con el FiFagate
MOSCÚ.– Tres países, 23 ciudades, 23 estadios, 48 selecciones y 80 partidos: el gigantismo contra el que luchan los Juegos Olímpicos llegó al Mundial de fútbol, que en 2026 se disputará en Canadá, México y Estados Unidos. Será la primera Copa del Mundo tripartita de la historia, también la primera ocasión en que un país recibe un Mundial por tercera vez. Es el caso de México, que vio campeón en el estadio Azteca al Brasil de Pelé en 1970 y a la Argentina de Diego Maradona en 1986. No habrá, eso sí, una tercera final en el Azteca, porque el encuentro decisivo del Mundial norteamericano se jugará en una ciudad estadounidense a definir.
El Mundial 2026 será básicamente un torneo en Estados Unidos: 60 de los 80 partidos se jugarán en ese país, en tanto que Canadá recibirá diez y México otros tantos. La candidatura tripartita derrotó ayer a la candidatura de Marruecos por un contundente 134 a 65 en la elección celebrada por el Congreso de la FIFA reunido en Moscú.
La elección parecía decidida de antemano, y las presentaciones finales de ambas candidaturas en el Expocentre moscovita no hicieron más que afirmar esa idea. “Tenemos estadios de clase mundial, todos construidos ya”, fue uno de los argumentos de los norteamericanos. “Aeropuertos, transporte de clase mundial, los mejores hoteles”. Todo lo que Marruecos, eterno candidato, no tiene, porque debe construirlo en su mayor parte. Que los norteafricanos destacaran que “las armas de fuego están prohibidas en Marruecos” –un golpe directo a Estados Unidos– no pareció conmover en exceso a los miembros de la FIFA.
Así, la Copa del Mundo regresa a Estados Unidos, que sacudió al establishment del fútbol como sede en 1994. Repartir el Mundial en 23 ciudades y 23 estadios de tres países implica un despliegue sin precedentes y todo un desafío logístico para jugadores, aficionados y medios de comunicación.
La ampliación a 48 equipos es también toda una revolución. Si Uruguay 30 se jugó con 13 países y Argentina 78 con 16, en España 82 se saltó a 24 y en Francia 98 a 32. Existe la posibilidad de que ya en Qatar 2022 participen 48 equipos, pero por ahora el debut del Mundial XL será en Estados Unidos/Canadá/México 2026. La presencia de 48 participantes tendrá un beneficio directo sobre el fútbol sudamericano, que contará con seis plazas directas en el Mundial y una séptima a disputar en un repechaje.
La decisión de este 13 de junio de 2018 en Moscú marcó también un punto y aparte para la FIFA, un cie- rre simbólico al origen de su gran crisis, la que arrasó con la dirigencia del fútbol mundial a partir de mayo de 2015 con el FIFAgate. La debacle se inició con la elección, el 2 de diciembre de 2010, de dos sedes en un mismo día: Rusia 2018 y Qatar 2022.
Aunque Joseph Blatter, el entonces presidente de la FIFA admitiría años después que aquella votación simultánea fue “un error”, ya era tarde. La elección estuvo marcada por la corrupción, con importantes cantidades de dinero destinadas a influir en el voto de los 24 miembros del comité ejecutivo.
Por eso es que ayer, por primera vez, votaron los 203 miembros presentes de la FIFA. El voto de Brasil, Argentina y Alemania valió tanto como el de Andorra, Vanuatu y Belice. Hacía siete años y medio que la FIFA no elegía la sede de un Mundial.
¿Qué más prometió el Mundial norteamericano? Ingresos por 14.300 millones de dólares, casi el doble que Marruecos, al que su proximidad geográfica a Europa no le sirvió de ventaja. La FIFA encontró una razón valedera en la endeble infraestructura marroquí debería construir nueve estadios y decenas de hoteles- para optar por la propuesta que lidera Estados Unidos. Al fin y al cabo los Mundiales de fútbol son su principal fuente de financiación.