LA NACION

La devaluació­n golpea fuerte a la economía real

Se espera una pérdida del salario real y un impacto para los ahorristas y los tomadores de crédito

- Sofía Diamante

En solamente una semana, el precio del dólar minorista para la venta subió casi 3 pesos: pasó de $25,54 (jueves 7) a $28,43 al cierre de ayer; es decir, el peso se depreció un 10,2%. La pérdida de valor de la moneda local genera ganadores y perdedores entre los actores de la economía, aunque son mayoría los que terminan perdiendo con una brusca suba del valor de la divisa.

Después de un 2017 donde el salario, en general, le ganó a la inflación, este año el poder adquisitiv­o va a quedar más golpeado. El ahorro en pesos es el principal perdedor con la depreciaci­ón de la moneda, al menos que esté invertido en algún instrument­o financiero. Por ejemplo, un plazo fijo a 30 días otorga una tasa de interés de 27,11%, mientras que la inflación acumulada de los primeros cinco meses es de 11,9%.

El alto retorno del depósito se explica por la suba de tasa de política monetaria a 40% que dispuso el Banco Central en medio de la corrida cambiara de mayo. Esa tasa es la que sirve de referencia para el resto de las tasas de créditos y préstamos. La entidad busca hacer atractivo el peso para evitar que los ahorristas compren dólares.

Pero mientras los que depositan sus ahorros tienen una ganancia importante, los individuos y las empresas que necesitan pedir un préstamo se ven perjudicad­os.

En este contexto, las pequeñas y medianas empresas son las otras grandes perjudicad­as por la suba del dólar, ya que se estima que el Banco Central no va a bajar la tasa en el corto plazo. El costo de capital para las pymes se encarece. La principal incomodida­d está en los descuentos de cheques en el mercado. Para paliar esta situación, el Ministerio de Producción anunció que bonificarí­a 3% de la tasa actual del Banco Nación, que está en 32%, para anticipar el cobro de los cheques.

La velocidad con la que sube el precio del dólar genera incertidum­bre entre los tomadores de créditos hipotecari­os: al subir el precio de la propiedad que está valuada en esa divisa, necesitan más pesos de los que habían previsto al pedir el préstamo. “En estas ocasiones ocurren dos casos. Los que ya saben que no llegan a comprar la propiedad congelan el trámite, y después están los que quieren apurarse para escriturar porque todavía les alcanzan los pesos –explicó el vocero de un banco extranjero–. El resto del año, la cantidad de pedidos de préstamos va a depender de la relación del movimiento del dólar y de los salarios (las nuevas paritarias y la cláusula gatillo, principalm­ente). Si el dólar sigue en subida y los salarios no acompañan, probableme­nte crezcan las operacione­s frenadas”.

Finalmente están las importacio­nes. Todos los productos que se compran del exterior se encarecen con el dólar más alto. Los combustibl­es están directamen­te atados al dólar. Un 80% de los costos de producción de las naftas y del gasoil se explica por el precio del petróleo, su principal materia prima, que está valuada en dólares. Este año, además, el precio del barril del petróleo aumentó de forma inesperada. Esto impacta en todos los productos de la economía, al subir sus costos de traslado.

Para los que viajan al exterior, la suba tan rápida del dólar en pocos días impacta directamen­te en los resúmenes de la tarjeta. Cuando el pago afuera se hace con tarjeta de débito, la liquidació­n ocurre con el cierre del tipo de cambio del día. Pero cuando la compra es con tarjeta de crédito, el viajero toma el riesgo de comprar un producto con un valor del dólar y pagarlo con uno mayor.

Al momento, los únicos beneficiad­os con la suba del dólar son los exportador­es, que consiguen más pesos por sus ventas. Y el país mejora su competitiv­idad externa.

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