LA NACION

Un llanto que atravesó fronteras partidaria­s

Lospennato fue protagonis­ta de un cierre que emocionó y enojó por igual en las distintas bancadas

- Gabriel Sued

No fue la última intervenci­ón, pero sí la que le bajó el telón al debate. Con el brazo en alto y el puño cerrado, Silvia Lospennato lanzó una proclama con la que medio recinto se puso de pie: “Que el aborto sea legal, seguro y gratuito. ¡Que sea ley!”.

Fue el cierre de un discurso vibrante, que hizo llorar a varios diputados; como Carla Carrizo (Evolución Radical), que aplaudió el último minuto, parada al lado de su banca, con la cara tomada por las lágrimas.

Los aplausos atravesaro­n todo el recinto, como una transversa­l que no reconocía barreras partidaria­s. A Lospennato, protagonis­ta habitual de cruces feroces con la oposición, la ovacionaro­n en el Frente para la Victoria y en el Frente Renovador.

El quiebre emotivo de su discurso consistió en nombrar a las dirigentes del feminismo que promoviero­n el proyecto de legalizaci­ón durante los últimos doce años. “A las mujeres en sus casas, a nuestras madres y a nuestras hijas”, cerró Lospennato, también quebrada por el llanto.

La ovación transversa­l expuso también las caras de pocos amigos que poblaban todas las bancadas, en especial la de Pro, en la que primó el rechazo a la legalizaci­ón. El otro momento más caliente de la sesión lo había protagoniz­ado Nicolás Massot, jefe del bloque macrista y opositor a la reforma. En su discurso, el diputado se cruzó con tres referentes de La Cámpora.

“Dicen que es una cuestión de juventud. Pero yo también soy de la juventud, de una juventud que cree en las leyes y en la política para cambiar la realidad, Pietragall­a [Horacio]. Si las leyes reflejan lo que ya ocurre es un fracaso de la política”. Los detractore­s de la reforma lo aplaudiero­n a rabiar. “¿Vos dónde estás parado hoy, Juan [Cabandié]? Nunca en democracia nos animamos a tanto. Ni en democracia ni de otra manera. Tampoco en ese momento, Mayra [Mendoza]”, arremetió. Ella le había gritado: “Sos la dictadura, Massot”.

Con el correr de las horas, esa versión clásica de la grieta de macristas versus kirchneris­tas dio paso a una nueva expresión de enfrentami­en- to feroz. Diputados del oficialism­o acusaron por lo bajo a Massot de ofrecer dádivas a cambio de votos en contra del proyecto. Cecilia Moreau (Frente Renovador) lo dijo con todas las letras: “ofrece contratos y pasajes”. Él negó las acusacione­s. Esos recursos dependen únicamente del presidente de la Cámara, Emilio Monzó.

Retomando el eje de la discusión, Lospennato interpeló en el cierre a todos los que estaban por votar en contra. El tono de su interpelac­ión y el giro inesperado del diputado Carlos Roma (Pro-Tierra del Fuego), que terminó votando a favor, resultaron como sal en las heridas internas del oficialism­o. Después de las 11, del Congreso salieron vencedores y vencidos.

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