Marcos Rojo jugó poco, pero igual tiene un lugar decisivo en la selección
Apenas disputó 12 partidos en un año; sin embargo, en el último tramo, el exlateral se ganó un lugar como segundo zaguero
BRONNITSY, Rusia.– Los números de la última temporada son contundentes: nueve partidos por Premier League y tres por copas (Champions, FA Cup y Copa de la Liga). En total, son 12 encuentros y 912 minutos disputados en un año. Nadie jugó menos que él entre los 23 jugadores que integran la selección argentina en el Mundial de Rusia. Marcos Rojo, el mismo al que pusieron bajo la lupa hace cuatro años y después respondió convirtiéndose en una de las figuras de la última Copa del Mundo, es el hombre en cuestión. El que se lesionó la rodilla izquierda en abril del año pasado y el que desde ese instante se marcó un objetivo: estar acá.
“Estoy muy agradecido al técnico por confiar en mí. No jugué mucho pero sabía que mi posibilidad era en la gira por Manchester”, dijo antes de llegar a Bronnitsy, cuando empezó a ganarle el lugar a Federico Fazio hasta revertir la tendencia y convencer a Jorge Sampaoli. El casildense lo esperó hasta último momento, y él le respondió en las prácticas, más allá del flojo desempeño ante España, en la dura goleada sufrida en el Wanda Metropolitano.
“Ya no pienso si jugué o no en mi equipo, pienso en meterle en la cabeza al DT que puede contar conmigo”, confesó hace ocho días, en Barcelona. Y lo logró. Al entrenador lo sorprendió la evolución que mostró desde marzo para acá -en la gira por Manchester y Madrid-, y lo ubicó en la zaga central junto a Nicolás Otamendi. Un lugar que había quedado sin dueño tras la lesión de Ramiro Funes Mori, que tenía a Fazio como inquilino y que ante Islandia será del defensor de Manchester United. Rojo y Otamendi no solo compartirán la última línea: son compañeros en una de las habitaciones dobles del Centro de Entrenamiento de Bronnitsy y muestran complicidad millennial en las redes sociales. “ATR perri”, se comentan en las fotos de Instagram. A todo ritmo llegan a Moscú.
Integrante del grupo que perdió las tres finales –en la última fue expulsado, algo que todavía lamenta porque considera que con once en cancha se podía vencer a Chile–, busca revancha en Rusia. En el lugar donde tuvo su primer contacto con el fútbol europeo. A los 20 años, dejó Estudiantes para jugar en Spartak, para luego saltar a Lisboa y Manchester. En el mismo estadio en el que iniciará otra aventura mundialista y dejará atrás un año en el que tuvo que recuperarse de una operación y no le quedó otra opción que correr de atrás para llegar a la meta. Aunque ahora prefiera levantar la vara un poco más: “Queremos llegar a la última semana, como lo venimos haciendo en todos los torneos que jugamos. Ojalá le podamos dar una alegría grande a la gente, que las cosas nos salgan bien a todos”.
Cinco entrenamientos consecutivos indican más que una intención. ¿Qué falta para la confirma- ción? La práctica de esta mañana, la última antes de viajar a Moscú. Pero Sampaoli ya tiene claro quiénes serán los titulares de la selección argentina para enfrentar mañana a Islandia, desde las 10 (hora argentina). Ayer, a puertas cerradas, se ajustaron detalles tácticos y hoy se trabajará la pelota parada, con tiros libres desde los dos costados, en ataque y defensa: es el momento de repartir marcas y ensayar, con los 11 involucrados. Los que se paren allí serán quienes sean parte del estreno. Los mismos de todos los ensayos en Bronnitsy, salvo un imprevisto.
Willy Caballero; Eduardo Salvio, Otamendi, Rojo, Nicolás Tagliafico; Javier Mascherano, Lucas Biglia; Maximiliano Meza, Lionel Messi, Ángel Di María; y Sergio Agüero. Esos son los elegidos. Los que ayer bien temprano trabajaron enfocados en cómo dañar al rival y también en cómo retroceder. La presencia de Salvio es un indicador claro de lo que se pretende: que los laterales (él y Tagliafico) se sumen a la línea media cuando la Argentina tiene la pelota, para que combinen con los extremos, Meza y Di María.
¿Cómo se dispondrán los futbolistas en ataque? Aunque el técnico prefiere hablar de “composición para defender y descomposición para atacar”, lo cierto es que también en la fase ofensiva se parte de una idea. Y el plan es que Mascherano se coloque entre los centrales, Biglia se ubique en el centro junto a los laterales y Meza y Di María conecten detrás de Messi y Agüero.