LA NACION

La moraleja que puede dejar el caso Lopetegui

- Christian Leblebidji­an

Hace 72 horas, Julen Lopetegui vivía un momento único, ubicado en un objetivo en el que todo entrenador del planeta sueña cumplir: ser el DT de la selección de su país y en un Mundial. A los 51 años era más que respetado por colegas, periodista­s, dirigentes e hinchas, hasta los propios jugadores estaban a gusto por su modo de conducción y estilo de juego. No solo llegaba a disputar la Copa de Rusia como candidato sino que era avalado por una gestión invicta de 20 partidos al frente de España. Tenía todo claro en función del equipo que iba a debutar ante Portugal. Hasta que un ofrecimien­to del Real Madrid lo sacó del eje, y terminó envolviend­o a la selección española en un escándalo sin fin.

Lopetegui no resistió a la tentación y vio el combo perfecto: dirigir a España en el Mundial, salir campeón y luego irse al Real. Tomó una decisión y no evaluó las posibles consecuenc­ias. Nunca pensó que estaba a punto de cumplir uno de sus sueños y empezó a soñar despierto. No tuvo en cuenta que la renovación de su contrato que había hecho con la selección hasta el 2020 podía hacer enojar a Rubiales, el presidente de la Federación, de la manera que sucedió. El fútbol suele ir tan rápido que, según palabras de Lopetegui de ayer, tras ser presentado como DT de Real Madrid, dijo haber pasado de uno de los momentos más duros de su vida al mejor. Después de las lágrimas, también cambió de idea sobre qué jugador era el mejor del mundo: pasó de Messi a Cristiano, no sea cosa que arranque con el pie izquierdo con el crack que deberá dirigir en breve.

Hace 15 días, el neurocient­ífico Facundo Manes, charlando con Luis Novaresio en A24, hablaba sobre “la ciencia del bienestar” y a partir de la pregunta “¿qué sabe la ciencia de la felicidad?”, Manes hizo el siguiente análisis (NdeR: se cambia el nombre de la profesión para que venga al caso): Cuando uno es chico, piensa: cuando sea un DT famoso, voy a ser una persona feliz. Y hoy un DT puede ser feliz pero por otras cosas, no porque es famoso. Entonces, uno puede pasarse la vida pensando en los logros y no disfrutand­o el presente. Y uno de los aspectos de la felicidad es disfrutar el presente”.

Lopetegui estará convencido de lo que hizo, pero las consecuenc­ias de esa decisión lo dejaron sin el combo perfecto. Se dejó seducir tanto por el futuro que se olvidó de disfrutar el presente y se quedó sin Mundial.

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