Anitta: la nueva sensación del pop global es brasileña
La cantante combina un discurso feminista con una imagen supersexy; “no hay una manera correcta de ser mujer”, dice
¿Hay una forma de ser mujer? ¿Hay un manual? Últimamente no es fácil saber cómo una debería ser o no ser. Qué debería pensar o no. Quizá la revolución feminista se esté olvidando un poco de eso: de que no existen los manuales. También de que la contradicción es parte del ser humano y que eso no necesariamente hace que alguien sea bueno o malo, feminista o machista. Esa parece ser la premisa de Anitta, la ídola pop brasileña que decidió empezar a cantar en español para abrirse camino en América Latina. Y que, para hacerlo, encontró en J Balvin el mejor aliado. En uno de sus últimos videos (“Vai Malandra”) muestra su celulitis, pero antes de ser famosa decidió operarse la nariz y hacerse otros retoques porque no le gustaba su cara. En sus letras habla del empoderamiento femenino y sus videos muestran cuerpos desnudos y perreo. Se muestra libre y desprejuiciada, pero sigue los preceptos de su religión: tiene 25 años y está casada. Así es Anitta y por eso algunos la embanderan como una referente feminista que convierte su cuerpo en sujeto y otros, justamente, creen que sigue cosificando sus nalgas. ¿Qué piensa ella? “Creo que no hay una manera correcta de ser mujer. Tu debes ser mujer de la manera en que te sientas feliz, ¿sabes? Seguir las reglas que dicen ‘tienes que ser esto’ no me gusta”, comenta. Y agrega: “Yo quiero hacer lo que me den ganas. Me gusta estar sexy, ponerme ropas pequeñas a veces. No creo que las mujeres tengan que juzgar a las otras por esto. Creo que mujeres y hombres y todos tienen que dejar a las personas vivir de la manera que quieran, mientras que no te hagan mal ni afecten tu vida”.
Anitta tiene frío, ninguna ciudad de Brasil tiene temperaturas tan bajas como las de Buenos Aires en junio. Tiene un jeans con tajos, unos zapatos muy altos, un body rosa y una campera rosa chicle. Está en la Argentina por primera vez y, al menos en estas 48 horas que lleva en el país, todo le parece bonito. Salvo cuando le preguntan sobre el Mundial y que elija entre Messi o Neymar. “Neymar es mi amigo”, repite nota a nota. Después de dar un showcase de media hora en Vorterix, la cantante va a empezar con la rueda de entrevistas. Y a pesar de que sus canciones sean conocidas, y que haya hecho colaboraciones con Maluma (con quien hizo “Sí o No”), J Balvin, Major Lazer y Alesso, y sea la artista más popular de Brasil, en países de habla hispana aún no todos la identifican por su nombre.
Anitta va por su quinto año de carrera y su cuarto álbum de estudio. Sin ir más lejos es la autora de los hits radiales “Indecente” y “Downtown”, tema que canta con su amigo J Balvin. Se llama Larissa de Macedo Machado y eligió el seudónimo por un personaje de la televisión brasileña (“quien puede ser sensual sin caer en la vulgaridad, y al mismo tiempo ser niña y mujer”). Desde los 5 años que practica pasos frente al espejo. Empezó jugando a ser Britney Spears y ahora sueña con conocer a Rihanna, Beyoncé y Mariah Carey. Por ese entonces escuchaba de todo: desde Xuxa hasta Luis Miguel. Su primera aproximación al canto fue en un coro de la iglesia gracias a la intervención de su abuelo. Su madre es artesana y su padre, vendedor de baterías de coche.
En 2009, gracias a YouTube fue descubierta por un productor de música funk carioca. En ese camino se cruzó con Kamilla Fialho, una empresaria que decidió apostar por ella. Para ser una estrella pop, Anitta debía cambiar algunos aspectos: cirugías, rutinas de ejercicio, clases de canto y baile. Así surgiría su primer hit: “Meiga e Abusasa”, y el posterior contrato con Warner Music. Desde entonces es un furor en su país natal e incluso llegó a ser reconocida como la mejor artista de América Latina en los premios MTV Europe Music Awards, en 2015 y en 2017. Más tarde llegarían las colaboraciones, primero con Balvin y después con el resto. Ahora va por más: quiere hacer un tema con Drake y le encantaría cantar con Cardi B.
Primer plano: un short rojo y unas piernas. No hay Photoshop ni retoques. Hay celulitis. Esa celulitis que las mujeres trabajan para erradicar de sus cuerpos, que se niega, que se trata de combatir con tratamientos y tomando mucha agua, pero que existe en la mayoría de los mortales. En cuestión de semanas, el clip de “Vai Malandra” (“Vete, chica mala”) ya había alcanzado las 200 millones de visitas en YouTube y hoy, a seis meses de que se pusiera en línea, supera las 270. El plano se abre y se ve que esas piernas pertenecen a Anitta, una de las chicas más sensuales de Brasil. Se sube a una moto y recorre los pasillos de la favela Vidigal. Se ven de fondo postales de esta urbe metida en medio de Río de Janeiro: un paisaje marginal donde hay baile, cuerpos semidesnudos, agua, cadenas de oro y unas trenzas afro. Esa cola deja de tener celulitis y se convierte en protagonista de twerking y toqueteos. “Yo quería decir: ‘Mirá, todas nosotras tenemos celulitis y no vamos a dejar de vivir por eso, vamos a seguir’”, cuenta.
Para Anitta no hacía falta retocar el video porque quería mostrar quién era de verdad. Y esa es quien es. “No tenemos que tener vergüenza de lo que somos. Yo ya cambié toda mi cara porque era fea. Lo hice porque me acosté y desperté cambiada, no sé lo que pasó. Ahora para cambiar la celulitis, tengo que hacer dieta todos los días y eso no me gusta. Entonces tengo que convivir con ella y ser feliz”, lanza provocativa. Y confiesa que no le importan los prejuicios de los demás. “Si alguien tiene prejuicio por cómo bailo, o por la ropa que uso o con lo que sea, no va conmigo. La sensualidad no siempre está ligada al sexo. Me encanta bailar. Es otra forma de llevar un mensaje, de mostrar tu actitud, tu personalidad. Creo que la sensualidad en el baile es una elección. Hay gente que le gusta ser sensual, se siente bien con su autoestima, se siente fuerte. Hay gente que no. Lo grave es cuando el otro te juzga”.