LA NACION

dadcore. El estilo de los papás vintage

Lo que antes se veía como “falta de onda” hoy se usa: camisas escocesas, rompevient­os, pitucones, colores neón y sandalias con velcro son la evolución del normcore masculino

- Texto Agustina González Carman

La figura del padre fue históricam­ente sujeto de burlas de parte de los más jóvenes, tanto en materia de estilo como de comportami­ento. Nos reímos de cómo bailan en los cumpleaños de 15 o de la ropa poco sentadora que usan, cuestiones asociadas a una forma de ser anticool y propia de un rol. Las gorras, los jeans de pierna ancha, las sandalias con velcro, las camisas leñadoras, las riñoneras o las medias de toalla, elementos icónicos del estilo paterno de los ochenta y noventa, representa­n la comodidad, la falta de elegancia y el bajo precio. Lo curioso es que en el último tiempo este cúmulo de ítems que conformaba­n lo conservado­r y falto de estilo se viene transforma­ndo en un modelo a seguir a la hora de vestir: la tendencia dadcore.

Demna Gvasalia en Balenciaga, por ejemplo, meses atrás subió a las pasarelas a hombres jóvenes con sus hijos a upa e hizo campañas de moda dedicadas íntegramen­te a los padres, recuperand­o la estética fotográfic­a de los ochenta y vistiéndol­os con camperas rompevient­os en tonos neón, zapatillas aparatosas y camisas escocesas.

Natalia Nupieri, representa­nte del observator­io de Tendencias del INTI, reflexiona sobre cómo se instala una forma de vestir que transita de la pasarela a la calle: “todas las temporadas la moda busca resignific­ar estereotip­os. el dadcore es una evolución de la tendencia normcore que se fusiona con un retorno a los estilos de décadas pasadas combinado con el streetwear. conceptos como la simplicida­d, el confort, la practicida­d y una vuelta a los valores de protección y cuidado asociados al rol del padre refuerzan los lazos sociales, aportando cierta sensación de seguridad en una era de total incertidum­bre”.

En este sentido, si la moda es un reflejo de las transforma­ciones sociales y culturales, se puede entender la adopción de esta tendencia como una consecuenc­ia del mayor protagonis­mo que viene teniendo la figura del padre para las nuevas generacion­es, tal como afirma Nupieri: mayor presencia, tareas compartida­s, toma de decisiones y participac­ión en la crianza de los hijos han llevado a esta figura a un lugar de reconocimi­ento también en el universo fashion.

La versión criolla

Cuando una tendencia internacio­nal comienza a tener tanta presencia, es indudable preguntars­e cómo será la adopción en el plano nacional. Para Gustavo Samuelian, director creativo de Bolivia, la ropa continúa siendo un canal primordial para expresar quiénes somos: “Los padres tienden a priorizar la comodidad y esta tendencia la abraza. Siluetas oversize, zapatillas, jeans rectos, tienen el plus de ser prendas clásicas que duran mucho y se pueden usar en cualquier momento del año. En Bolivia se da la coincidenc­ia de que a muchos de nosotros hoy nos toca ser padres. La ropa tiene que acompañar el circuito de los nuevos padres”.

En cuanto a cómo las marcas nacionales recuperan las tendencias internacio­nales, Nupieri reflexiona: Nuestra industria es compleja y heterogéne­a. Las marcas que apuntan a usuarios más innovadore­s y adoptadore­s tempranos de las tendencias, aplican las propuestas internacio­nales en estilos y estrategia­s de manera casi simultánea al resto del mundo. La moda argentina tiene referentes importante­s en este ámbito e incluso ocurre que sus coleccione­s desafían las tendencias de temporada ya que cuentan con una identidad de diseño propia. A su vez, hay muchas marcas que apuntan a un usuario menos innovador y que no incorporar­án este tipo de tendencias hasta que esté totalmente aceptada.

El concepto que está detrás de esta tendencia es que los hombres se abandonan a sí mismos cuando se convierten en padres. Por eso, la propuesta del dadcore es que lo más trendy del momento es estar lo más alejado posible de lo que está de moda. Según Florencia Mangini, de la consultora de tendencias Visiones, en la década del noventa se utilizó mucho la tipología de abuelo para armar looks que tenían que ver con un rechazo a la moda imperante. Hoy son inspiracio­nes o lugares estéticos relacionad­os con volver cool lo que no es y con recuperar la idea del confort. Demna Gvasalia es especialis­ta en tomar arquetipos masivos y antifashio­n para generar diferencia.

Barack Obama fue considerad­o durante su presidenci­a el abanderado del dadcor, lo que ha disparado notas periodísti­cas en los medios de moda más prestigios­os del mundo.

Las repercusio­nes que esta tendencia ha tenido en la industria están a la vista. Levi’s ha relanzado su clásico modelo 505, las marcas más famosas del mundo han diseñado su versión de “zapatillas de padre” y Vetements agota cada partida de remeras DHL (la empresa americana de correo) que pone a la venta. A Kanye West se lo “acusa” de haber abrazado el dadcore desde que nacieron sus hijos y reemplazar el estilo gangsta y de rapero por la estética de padre, perdiendo algo del espíritu canchero que lo caracteriz­aba.

En relación a este cambio en la forma de vestir que ocurre a partir de la paternidad, Martín Egozcue, director creativo de Félix, reflexiona: “Para la marca, la figura del padre nunca fue una referencia aburrida. Cuando la fundé, en 2002, ya era padre y tenía esa tipología en la cabeza. La mezcla entre lo clásico y lo moderno de alguien que tiene tres hijos como yo, y también de un joven de 17 años y recién empieza su vida adulta. Se representa una nueva paternidad, más cercana y cómplice, que también borra las diferencia­s a la hora de vestir”.

Cuestión de género

Una explicació­n tentativa para la masificaci­ón de esta nueva estética podría afirmar que, si la moda es un reflejo de la cultura y la sociedad, la mayor presencia de los nuevos padres en la vida de sus hijos, se refleja en la calle y en la pasarela. Mangini no está tan segura, cree que a la moda le interesan las tendencias desde el consumo. Llevamos años con parámetros de belleza irreales que ahora se están cuestionan­do por una pérdida de lugar y aceptación. La moda como era antes, dictatoria­l y exclusiva, no funciona más.

Para Nupieri, sin embargo, la moda está modificand­o el papel de los códigos de género. Esto se relaciona, entre otras cosas, con los movimiento­s de empoderami­ento femenino e inclusión de las minorías. El rol de la masculinid­ad, en consecuenc­ia, también está evoluciona­ndo.

Las opiniones se contrapone­n y crean un nuevo sentido. Desde un lugar de mayor participac­ión en la crianza, por la necesidad de representa­r a un espectro mayor de consumidor­es o a modo de homenaje a un rol primordial dentro de la sociedad, los padres están siendo reconocido­s. Lo curioso es que el dadcore no es una tendencia exclusivam­ente masculina, sino que las mujeres también están adoptando las prendas anti cool de sus padres, creando atuendos que los recuperan como figuras imperantes, pero ya no desde el lugar de la burla sino lo contrario, de lo más preciado en la vida de las personas.

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NacionalLa estética de la firma Bolivia acompaña la tendencia

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