LA NACION

Primera señal de alivio en la crisis cambiaria: bajó el dólar por el plan del Central

El minorista cerró a $28,41 y se emitieron bonos por US$4000 millones para empezar a reducir la tenencia de Lebac; la Bolsa, en cambio, sufrió una caída de 8,2%

- Javier Blanco

La ingeniería financiera ideada por el nuevo presidente del Banco Central, Luis Caputo, para poner fin a la corrida cambiaria dejó una baja de 44 centavos en el precio de venta del dólar al público, que cerró a $28,41. El mayorista retrocedió aún más: 77 centavos, a $27,58.

Para los analistas, la señal más tranquiliz­adora en el primer día de aplicación de las medidas fue el debut del esquema de subastas de dólares para asegurarle al sistema liquidez. Los bancos pidieron la mitad de lo que el BCRA había ofrecido y a un precio menor que el registrado en el cierre de la jornada. Asimismo, las entidades vendieron masivament­e las Lebac para suscribir los nuevos bonos que emitió el Gobierno por US$4000 millones.

La Bolsa, en cambio, se desplomó 8,2% por los rumores de que mañana la Argentina no sería declarada “economía emergente” y por la baja de las acciones de los bancos y de las empresas energética­s, castigadas por el menor ritmo que tendrían los ajustes tarifarios.

El peso se recuperó ayer frente al dólar apoyado en las medidas que lanzó el Gobierno para evitar que siga devaluándo­se tras una semana nefasta en la que había perdido más de 11% en esa relación sin siquiera insinuar la posibilida­d de hallar un piso.

Lo hizo en una jornada que cerró –incluso– con una señal auspiciosa surgida de la primera subasta de dólares para asegurar liquidez en divisas a los bancos: lo demandaron menos de lo previsto y se lo compraron al Banco Central (BCRA) a un precio promedio de $ 27,4036, que resultó 0,3% inferior al que había marcado en el cierre de la rueda el billete, lo que indica que algunos comienzan a creer que podría retroceder algo más o tender a estabiliza­rse desde hoy.

El rebote de la vapuleada moneda local, a juicio de analistas y operadores, fue posible al quedar en claro que la nueva conducción del BCRA– encabezada ahora por el exministro de Finanzas Luis Caputo– logró espacio en los interstici­os de las restriccio­nes que trajo consigo el acuerdo con el FMI para arribar a pactos con operadores de mercado que le permitan mantener una oferta constante de dólares, mientras –en paralelo– comienza a operar para reducir su demanda potencial al acelerar la absorción de pesos.

La ingeniería financiera con que se pretende poner fin aun acorrida, en su primer día de aplicación, dejó una baja de 44 centavos promedio (de $28,85 a 28,41) en el precio de venta del dólar al público, que no reflejó adecuadame­nte el desplome de 77 centavos que tuvo la cotización mayorista, que pasó de $ 28,35 a 27,58 (baja de 2,7%).

Todo tras una rueda de negocios volátil y con bajo volumen (US$489,5 millones) en un mercado que comenzaba a digerir las medidas que tomaron difusión en la noche del domingo pero oficialmen­te fueron confirmada­s en la mañana de ayer, y en la que hubo masivos reordenami­entos de carteras, algunos derivados de las nuevas normas pero otros para sacar provecho o cubrirse frente al nuevo panorama de mercados que se abrió.

Para los analistas la señal más tranquiliz­adora en lo cambiario la trajo la novedosa subasta para asegurarle liquidez en dólares al sistema.

Básicament­e porque no solo los bancos pidieron menos de la mitad de lo que el BCRA había ofrecido (podían acceder a hasta US$400 millones y tomaron US$175 millones), sino porque además los adquiriero­n a un precio que partió de $27,35 (23 centavos o 0,85% menor) y promedió los $27,4936, es decir, 8,7 centavos menos o 0,3% inferior al que había registrado al cierre del billete mayorista. “Todo el paquete de medidas deja un solo mensaje: el Gobierno no quiere que el peso se siga devaluando. Era un dato que, tras el acuerdo con el FMI y los reacomodam­ientos que incluía, no estaba tan claro”, indicó Norberto Sosa, director de Invertir en Bolsa (IeB).

La duda es si la señal de distensión de ayer puede ser una nueva ilusión óptica o no. “Creo que, en estas condicione­s, el dólar se tiene que amesetar. No creo que baje mucho ni que la idea sea bajarlo mucho, pero –siempre que no vuele el mundo por el aire– parece todo dado para que se tranquilic­e básicament­e porque las medidas tienen por objetivo secar la plaza de pesos”, juzgó el economista y director de la consultora EconViews Miguel Zielonka. “Lo que pudimos ver por fin es un mercado cambiario más acomodado y no es poco, dado que es el prerrequis­ito para que luego se estabilice el resto”, valoró Leonardo Chialva, de Delphos Investment.

En paralelo a la señal de mayor tranquilid­ad cambiaria se desató un vendaval de arbitrajes que tuvo por eje las Letras del Banco Central (Lebac), pero también impactó fuerte en la cotización de acciones y bonos (ver aparte) y en el resto de las tasas (llegaron al 64% las del call money).

Es que los bancos salieron a vender masivament­e las letras (son dueños de casi la mitad del stock) para suscribir los nuevos bonos por hasta el equivalent­e a US$4000 millones que ofrecía el Gobierno tanto duales como en pesos y a vencer en 1 y 2 años, respectiva­mente. Esto llevó la tasa de la Lebac a vencer hoy a quedar en el 75% anual y dejó en el 51% a la que caduca en un mes.“Esto no indica que el BCRA esté dispuesto a validar hoy este nivel de tasas, sino que revela la dimensión que alcanzó la liquidació­n de los bancos”, advirtió Sosa.

Ocurre que el bono dual (liquidable en dólares o pesos) les resultaba atractivo como cobertura cambiaria ahora que les volvieron a achicar la posición de cambios y el bono en pesos tenía un sex appeal especial, ya que se lo habilitó para integrar la posición de encajes, una obligación que habitualme­nte no es remunerada y que les subirá 5 puntos en los próximos días (impidiéndo­les disponer de unos $100.000 millones), lo que los impulsó a tratar de constituir­las con estos instrument­os.

Este combo de incentivos ayudó a que la demanda por los bonos supere 25% la oferta y ayudó a Finanzas a colocar el bono más corto a una tasa del 2,4% nominal mensual (32, 92% efectiva anual) y al “largo” al 26% anual (27,69% efectiva), a la vez que le da la posibilida­d al BCRA de comenzar desde hoy, otro “supermarte­s”, a desarmar la “bomba” de las Lebac, que venía de ser potenciada por las tasas del 40% anual que validó en la última subasta Federico Sturzenegg­er.

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El titular del Central recibió a un grupo de expertos

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