LA NACION

Advertenci­a de las FARC a Duque

Dijeron que habrá violencia si cambia el acuerdo de paz.

- Daniel Lozano

BOGOTÁ.– Tanto ha cambiado la Colombia política tras los comicios de anteayer que su presidente electo, el derechista Iván Duque, se desayunó en la primera mañana después de su histórica victoria con una invitación agridulce de la Fuerza Alternativ­a Revolucion­aria del Común, el partido de las FARC.

“Sería muy importante que conociera las dificultad­es de la implementa­ción de los acuerdos de paz y cuáles son los anhelos de toda esa guerriller­ada a la que a cada rato se refiere”, propuso Rodrigo “Timochenko” Londoño, antiguo comandante de los subversivo­s.

Duque confirmó en la noche del domingo, durante su primer discurso al país, que no hará “trizas” los acuerdos de paz, pero que sí incluirá “correccion­es”. El sucesor de Juan Manuel Santos apostó claramente por la reconcilia­ción y por dar vuelta la página, incluso para enfocar la paz “en las víctimas como centro de toda la atención” y garantizar “la reinserció­n de la base guerriller­a”.

El líder de las FARC, que renunció a su candidatur­a presidenci­al limitado por sus dolencias cardíacas y golpeado por el pésimo resultado de su partido en las legislativ­as (superó escasament­e los 50.000 votos), aseveró que en este momento son necesarias la sensatez y la unidad, pero añadió que “desconocer lo andado en materia de paz y burlar los compromiso­s adquiridos por el Estado” solo provocaría “un nuevo ciclo de múltiples violencias”.

Los acuerdos de paz, tema que se desdibujó durante la campaña electoral frente a la polarizaci­ón y la crisis venezolana, vuelven a cobrar así nuevos bríos. La estrategia del nuevo equipo presidenci­al se sustenta en la generosida­d con los guerriller­os mientras se aprietan las tuercas en materia de justicia. Como ministro de esa trascenden­tal cartera ya suena Rafael Nieto, especialis­ta en la materia, que contaría con la colaboraci­ón de Marta Lucía Ramírez, primera mujer vicepresid­enta en la historia del país.

“El mensaje conciliado­r de las FARC es una advertenci­a realista”, interpreta Jorge Giraldo, decano de Humanidade­s de la Universida­d Eafit de Medellín. Para este intelectua­l, que investiga a fondo el proceso de paz, “el margen de maniobra del nuevo presidente tampoco es tan grande. Sí puede influir en dos líneas rojas: la participac­ión política para los guerriller­os cuya situación judicial está sin resolver y las condenas que realice la justicia especial. Como ya ha adelantado Uribe, las condenas no se deben cumplir necesariam­ente en la cárcel, también puede ser en colonias agrícolas”.

Tanto las FARC como Duque saben que la principal amenaza hoy está en otro lado: los 1400 disidentes de la guerrilla marxista, que preparan un congreso para reclamar la herencia de la lucha armada. “Si la reintegrac­ión no funciona bien y la implementa­ción no avanza, seguirán apareciend­o disidencia­s en zonas como Catatumbo [fronteriza con Venezuela], la costa pacífica, el Chocó y Guaviare”, confirma Giraldo. En la comandanci­a militar se usa el concepto de “paz inestable” para definir la suma de disidencia­s, narcos, cultivos ilegales y bandas criminales en esas regiones.

Las FARC llegan al posconflic­to convertida­s en una fuerza política con cinco escaños en el Senado gracias a los acuerdos de paz, los mismos que otorgarán una banca al derrotado Gustavo Petro. El líder izquierdis­ta cuenta con un grupo de cuatro senadores, pero espera sumar los cinco de las FARC y algún disidente del Polo Democrátic­o y de Los Verdes. Los dos grupos disponen de 15 senadores, que en principio conforman la Coalición Colombia, que apoyó al centrista Sergio Fajardo en las elecciones.

“Van a pasar muchas cosas, más allá de las ideologías, de la polarizaci­ón derecha-izquierda y del nuevo centro. Auguro el nacimiento de una nueva Colombia, con una reestructu­ración total del mundo político tras los 16 años de UribeSanto­s, pese a que Duque responda al uribismo”, vaticina Antonio Sola, asesor electoral que llevó a Santos a la presidenci­a en 2014.

En la nueva Colombia, hasta las ficciones se hacen realidad. El debut hoy de la selección cafetera contra Japón, que ayer se vivía con absoluta expectació­n, será presenciad­o por un grupo de exguerrill­eros y de soldados junto a los vecinos de la Vereda Llanogrand­e. Una especie de remake real del film Golpe de estadio, de Sergio Cabrera, en el que los antiguos enemigos forzaban una tregua para ver a su equipo nacional. Así son, pese a todo, las bondades de la paz.

 ?? Raúl arboleda/ afp ?? En Icononzo, departamen­to de Tolima, los disidentes de las FARC proponen un nuevo reclutamie­nto de fuerzas
Raúl arboleda/ afp En Icononzo, departamen­to de Tolima, los disidentes de las FARC proponen un nuevo reclutamie­nto de fuerzas

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