Médula ósea: transfusión no es operación
“Una médula para Cata” es el lema de la campaña dirigida a conseguir un donante de médula ósea ciento por ciento compatible con la pequeña María Catalina Zara, de apenas 6 meses. Desde que nació, la aplasia medular que sufre la obliga a recibir permanentemente transfusiones de sangre, pues no puede producir ni glóbulos blancos ni rojos, ni plaquetas.
Enfermedades hematológicas como la de Cata pueden tratarse con trasplantes de médula ósea. Familiares de primer orden, tanto hermanos como padres, son los mejores dadores, aunque es indispensable que exista una compatibilidad genética que solo se da en uno de cada cuatro pacientes, por lo que se recurre también a donantes ajenos a la familia del enfermo.
En 2003 se creó el Registro Nacional de Donantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas (CPH), dependiente del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai). La posibilidad del implante de esas células renueva las esperanzas de los enfermos de leucemia, anemia aplástica, linfoma, mieloma, enfermedades metabólicas e inmunodeficiencias primarias, entre otras. También existe un registro internacional constituido por la Red Mundial Bone Marrow Donors Worldwide, que hoy integran un conjunto aproximado de 22 millones de dadores de 48 países.
Máximo Morales, un médico pergaminense de 32 años que padece linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer linfático que años de quimioterapia no pudieron curar, se vio obligado a recurrir a trasplantes de médula ósea. En su afán por difundir la sencillez del procedimiento se filmó a sí mismo y a su hermana donante durante el proceso y lo subió a las redes para concientizar sobre la donación de órganos y desmontar algunos mitos. En solo una semana el video fue compartido por 300.000 personas en Facebook y lleva ya más de 700.000 reproducciones (https://www.facebook. com/maximiliano.morales.543/videos/10216863551446583/)
Ver el procedimiento aclara mucho. La imagen en movimiento transmite tranquilidad y se entiende fácilmente. Con una vía intravenosa en cada uno de los brazos de su hermana, la sangre que le extraen de uno de ellos va a una máquina, que es como una gran centrifugadora que gira muy rápido y expulsa a un costado las células madre. Esas células hematopoyéticas (CPH) son recolectadas para el trasplante y todo el resto de los componentes sanguíneos que no se necesitan vuelven por el otro brazo al cuerpo del donante.
Nuestra sociedad debe derrumbar muchos mitos para promover la donación de médula ósea. ¿Cuántos de nosotros sabemos que un trasplante de médula ósea nada tiene que ver con la médula espinal? Es común confundirlas y eso es un gran error, pues al asociar lo óseo a lo sólido no se contempla que siempre se trata de líquidos. Se tiende a creer que es necesaria una cirugía, cuando se trata simplemente de una extracción de sangre sin consecuencias para el donante, que se recuperará rápidamente. Estos procedimientos siempre requieren donantes vivos.
Donar órganos es un acto solidario, voluntario y altruista. Donar médula ósea brinda una oportunidad a los pacientes que no tienen donante compatible en su familia y cuya vida también depende de conseguirlo. Quienes tienen entre 18 y 55 años pueden inscribirse como donantes voluntarios de médula ósea en un centro de donantes (https://www.argentina.gob.ar/donar-medula). Muchas vidas dependen de ese gesto.