LA NACION

Cuerpo sano y mente fuerte, las fuentes de koepka para dar doblete

el estadounid­ense se recuperó de dos lesiones (una, no difundida antes) y ganó otro US open

- Gustavo S. González

Para los que creen en el destino, Brooks Koepka vovió a ser campeón del US Open porque así estaba marcado. Contra casi todos los pronóstico­s. Los de los especialis­tas en golf y los de los médicos. Los cuatro meses que estuvo convalecie­nte por una lesión en la muñeca izquierda –desgarro en un tendón– parecían superados, por eso se considerab­a que la breve campaña de cinco torneos este año permitiría­n ver a un jugador descansado, hasta con chances de defender el título, algo que no se daba desde 1988/89, cuando Curtis Strange dio el doblete.

Y lo hizo, pero mientras se observaba su último putt en el 18, que lo dejó en 68 para la última vuelta, y luego el abrazo con Dustin Johnson, el puntero desde el jueves y candidato, con el que compartió el recorrido, pocos sabían que hubo algo más. “Mi costilla había dicho basta la semana pasada; solo cuando llegamos a Southampto­n empezó mi kinesiólog­o a trabajar, supo lo que tenía y aunque fue doloroso me recuperó rápido, no volví a tener dolores”.

Aquel lapso, que Koepka calificó como el “más deprimente de mi carrera”, terminó al mismo tiempo que el Masters de Augusta, que no pudo jugar. Al día siguiente de la consagraci­ón de Patrick Reed allí empezó a golpear la pelota y su regreso al tour fue auspicioso: resultó segundo en el Forth Worth Invitation­al, en el Colonial Country Club, donde el chaqueño Emiliano Grillo fue tercero, a un golpe. Finalmente, en el Jude Classic, en Memphis, decayó: quedó 30º a 16 golpes del ganador, Dustin Johnson. Las costillas empezaban a mortificar­lo. Una dolencia que ya lo había atacado en el Arnold Palmer Invitation­al de 2015, donde lo obligó a retirarse.

Cuando volvió a practicar, luego de semanas viendo TV y sumando 7 kilos a su físico, los primeros golpes sorprendie­ron a Ricky Elliot, su caddie: “¿Estás seguro de que no has estado practicand­o?”, le preguntó. Koepka estaba acertando cada tiro, poniendo la pelota donde quería. Se venían The Players, en Florida, y el Forth Worth, en Texas. Corría mayo.

“Estuviste todo enero y febrero en el sofá, no sé si estás listo para jugar”, lo apuró Claude Harmon, su coach. Lleno de confianza, Brooks quería ganar un torneo en mayo o junio. La misma confianza gracias a la cual no se sumó al coro de quejas por los greens y lo difícil de las banderas de Shinnecock Hillsde la gran mayoría de sus colegas (incluido Grillo, como se publicó ayer en la nacion), como tampoco lo hizo Dustin Johnson. Después de ganar la batalla que le declaró su físico, Koepka también ganó la mental y se llevó una segunda corona en el US Open.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina