Esto no es Hollywood
Desde que se publicaron las investigaciones respecto de los abusos y acosos de los que acusan a Harvey Weinstein, el muro de silencio que funcionaba en Hollywood comenzó a derrumbarse. Y el derrumbe tuvo ramificaciones que excedieron los límites de esa industria y hasta los territoriales. el movimiento #MeToo se extendió más allá de los estados unidos y les otorgó una voz a muchas personas que antes no habían podido compartir su historia. también modificó –y seguirá modificando– los contenidos que se produzcan de ahora en más. un nuevo estado de situación que no se refleja de igual manera alrededor del mundo. La política de tolerancia cero con la violencia de género que los grandes estudios están poniendo en marcha desde el año pasado deriva del pánico que les genera la posibilidad de perder millones de espectadores y de dólares si no están atentos al clima social. en la argentina, por ejemplo, ese clima es bastante más difícil de discernir. La coincidencia de la media sanción de la ley de despenalización del aborto y las declaraciones de Valeria Bertuccelli y Érica rivas respecto de sus malas experiencias con ricardo darín parecen marcar una senda. Pero claro, esto no es Hollywood y, a decir verdad, ni siquiera Hollywood lo es. anteayer, sandra Bullock, una de las estrellas más poderosas del cine, contó que en los albores del movimiento #MeToo sintió tanta admiración como temor por el futuro de las actrices que contaban sus experiencias. “¿Qué pasa si esto no funciona? Por favor, dios, no permitas que salga mal”.