LA NACION

El Papa llamó a todos los cristianos a “superar el muro de las sospechas”

También pidió trabajar por los que sufren durante un encuentro ecuménico con protestant­es y ortodoxos en Ginebra

- Elisabetta Piqué CORRESPONS­AL EN ITALIA

ROMA.– En un “peregrinaj­e ecuménico” de 10 horas que lo llevó a Ginebra, Suiza, el Papa abogó ayer con fuerza por la unidad de todos los cristianos, a quienes llamó a “superar el muro de las sospechas y el miedo” que los dividió desde la Reforma Protestant­e del siglo XVI y a trabajar juntos para ayudar a los que sufren. “No podemos desinteres­arnos, y es preocupant­e cuando algunos cristianos se muestran indiferent­es frente al necesitado”, sentenció.

Invitado por el Consejo Ecuménico de las Iglesias (CEI), que celebra 70 años y representa a unos 560 millones de protestant­es y ortodoxos de 110 países a través de 350 iglesias, Francisco también aseguró que “si aumenta la fuerza misionera, crecerá también la unidad entre nosotros”.

“El Señor nos pide que invoquemos continuame­nte la vía de la comunión, que conduce a la paz. La división, en efecto, contradice clara y abiertamen­te la voluntad de Cristo, es un escándalo para el mundo y perjudica a la causa santísima de predicar el Evangelio a toda criatura”, dijo Francisco, que protagoniz­ó por la mañana una oración ecuménica junto a 230 personas.

“El Señor nos pide unidad; el mundo, desgarrado por tantas divisiones que afectan principalm­ente a los más débiles, invoca unidad”, insistió.

Antes, recordó que a lo largo de la historia, “las divisiones entre cristianos se han producido con frecuencia porque fundamenta­lmente se introducía una mentalidad mundana en la vida de las comunidade­s: primero se buscaban los propios intereses, solo después los de Jesucristo”.

Francisco, que antes de regresar a Roma celebró misa para la comunidad católica suiza, se convirtió en el tercer papa que visita el cuartel general del CEI, después de Pablo VI y Juan Pablo II. Durante su visita a la sede de la CEI, Francisco escuchó el testimonio de varios de sus miembros sobre su trabajo por la justicia y la paz en el mundo. Entre ellos, dos que trabajan por la paz entre Corea del Sur y del Norte.

A lo largo de su pontificad­o, Francisco siempre llamó a avanzar en la causa de la unidad de los cristianos a través de acciones concretas –como su visita a Ginebra–, más que a través de arduas discusione­s teológicas.

El Papa además se mostró convencido de que se puede avanzar en la unidad “caminando, rezando y trabajando juntos”, el lema de la visita a Ginebra. Al hablar ante representa­ntes del CEI, de hecho, destacó la necesidad de “un nuevo impulso evangeliza­dor”, para “llevar juntos la gracia sanadora del Evangelio a la humanidad que sufre”.

Advirtió, además, que “la credibilid­ad del Evangelio se ve afectada por el modo cómo los cristianos responden al clamor de todos aquellos que, en cualquier rincón de la Tierra, son injustamen­te víctimas del trágico aumento de una exclusión que, generando pobreza, fomenta los conflictos”. “Mientras

Francisco “La credibilid­ad del Evangelio se ve afectada por cómo los cristianos responden al clamor de todos aquellos que [...] son injustamen­te víctimas del trágico aumento de una exclusión que, generando pobreza, fomenta los conflictos” “El Señor nos pide unidad; el mundo [...] invoca unidad”

los débiles son cada vez más marginados, sin pan, trabajo ni futuro, los ricos son cada vez menos y más ricos. Dejémonos interpelar por el llanto de los que sufren. Veamos qué podemos hacer concretame­nte, antes de desanimarn­os por lo que no podemos”, pidió.

“Miremos también a tantos hermanos y hermanas nuestros que en diversas partes del mundo, especialme­nte en Medio Oriente, sufren porque son cristianos. Estemos cerca de ellos”, siguió. “Y recordemos que nuestro camino ecuménico está precedido y acompañado por un ecumenismo ya realizado, el ecumenismo de la sangre, que nos exhorta a seguir adelante”, agregó.

Humor

En el avión que por la mañana temprano de Roma lo llevó a Ginebra –ciudad donde vivió el reformador Juan Calvino en el siglo XVI–, al saludar a los periodista­s el Papa ostentó su habitual sentido del humor porteño.

Cuando alguien le preguntó si iba a ser designada una mujer al frente del IOR (el Instituto para las Obras de Religión, el “banco” del Vaticano), sonriendo respondió: “Estamos en tratativas con Christine Lagarde”. Aludió así a la directora gerente del FMI, quizás un guiño a la situación de su madre patria.

Antes de partir del CEI, el jefe de la Iglesia Católica se dio tiempo para saludar al personal de la cocina que les sirvió la comida.

No visitó ninguna otra de las organizaci­ones internacio­nales con sede en gran número en Ginebra, apenas mantuvo un breve saludo con las autoridade­s locales, entre ellas el presidente de la Confederac­ión Helvética, Alain Berset.

La jornada terminó con la multitudin­aria misa en el Palaexpo para 40.000 fieles reunidos, muchos de ellos llegados también de la vecina Francia, con un increíble entusiasmo y en un lugar colmado de familias completas.

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Pierre alboury/afp El Papa bendijo a un chico en la sede del Consejo Ecuménico de las Iglesias, en Ginebra

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