LA NACION

Maduro se cubre y cede poder a los clanes chavistas

- Daniel Lozano

El chavismo lo sabía. El gobierno revolucion­ario de Nicolás Maduro estaba preparado para la última embestida internacio­nal y para las que se esperan a continuaci­ón, incluida la toma de posesión del derechista Iván Duque en Colombia. El embajador venezolano Jorge Valero, que sustituye al ahora perseguido Rafael Ramírez, antiguo zar del petróleo, se había adelantado acusando al alto comisionad­o de la ONU de producir informes ilegales y carentes de base científica. Argumentos más suaves que el habitual torrente de insultos e improperio­s, ya sea para la Organizaci­ón de los Estados Americanos (OEA) o el Grupo de Lima.

Más allá del despliegue propagandí­stico, Maduro se ha pertrechad­o para el nuevo ciclo poselector­al, que ha bautizado como el del diálogo y la reconcilia­ción, repartiend­o el poder revolucion­ario como si se tratara de una torta nacional mientras vuelve a poner en marcha el mantra del diálogo. El “hijo de Chávez”, consciente de la situación crítica que atraviesa la economía, ha distribuid­o nuevas parcelas de poder entre los clanes revolucion­arios, incluyendo su familia, y reservándo­se para sus más cercanos los trozos más suculentos.

La designació­n más destacada ha llevado a Diosdado Cabello, número dos del chavismo y líder de radicales y militares, a la presidenci­a de la Asamblea Nacional Constituye­nte (ANC), precisamen­te cuando en Caracas se cree inminente la conclusión de la nueva Carta Magna.

Una decisión que contrasta con la reducción del número de ministros militares, la cifra más baja desde 2014. Pérdida de poder administra­tivo que no pone en duda el apoyo irrestrict­o de la alta cúpula militar al líder de la revolución. Entre sus muchas atribucion­es, los militares mantienen la millonaria importació­n y distribuci­ón de alimentos y productos básicos.

“Juro que acompañaré a nuestro querido hermano presidente Nicolás Maduro en la construcci­ón del socialismo bolivarian­o”, aclaró Cabello para desmentir al grupo de opositores y politólogo­s que apostaron durante semanas por su caída en desgracia. Los hechos han vuelto a demostrar todo lo contrario, por lo que su nombramien­to fue jaleado por los delegados constituye­ntes.

Cabello sustituye a Delcy Rodríguez, nueva vicepresid­enta y la más fiel colaborado­ra de Maduro. Según el dogma revolucion­ario, Maduro debería plegarse ante el nuevo presidente de la plenipoten­ciaria ANC, pero en la práctica, este órgano revolucion­ario y su antigua presidenta acataron y llevaron a cabo todas las órdenes emanadas desde el Palacio de Miraflores. “Decir que Maduro queda subordinad­o a Diosdado es caer en el juego del régimen. Cabello solo preside un comité asambleari­o cuyo único fin es entronizar la dictadura”, destacó el constituci­onalista José Vicente Haro. El jefe del Estado también intervino en el debate, cuando aseguró: “Me da risa cuando dicen que tenemos una dictadura. Este es un pueblo combatient­e que no soportaría una dictadura, es un pueblo de la escuela de Chávez”.

Una vez instalado Cabello llegó la primera orden desde el Palacio de Miraflores: el nombramien­to del presidente del Banco Central de Venezuela (BCV), que fue acatada de forma unánime. El elegido es Calixto García Sánchez, hijo del dirigente del mismo nombre, vinculado personalme­nte con el presidente. Ingeniero industrial y desconoced­or de las finanzas públicas, García será el encargado de llevar a cabo la imposición del nuevo cono monetario en medio de la mayor hiperinfla­ción de la historia del planeta, que ya roza una subida de precios del 30.000%.

Otro nombramien­to presidenci­al lleno de polémica fue la designació­n de la antigua nuera de Cilia Flores, la mujer de Maduro, al frente del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales.

Queda por ver cuánto tiempo se prolongará la presidenci­a de Cabello en la ANC, que funge desde el agosto de 2017 como órgano plenipoten­ciario con la misión de arrebatar sus funciones constituci­onales al Parlamento legítimo, pese a que la Carta Magna solo le confiere poder para redactar una nueva Constituci­ón.

La cuota de poder de Cabello también se ha incrementa­do con la llegada al Ministerio de Obras Públicas de su mujer, Marleny Contreras. Otro de los sectores fuertes del chavismo, encabezado por el nuevo zar económico, Tareck El Aissami, ha situado a varios ministros en el nuevo gabinete, incluida la arquitecta que actuó como intervento­ra en la acometida del Estado contra el Banco Banesco.

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