Maduro se cubre y cede poder a los clanes chavistas
El chavismo lo sabía. El gobierno revolucionario de Nicolás Maduro estaba preparado para la última embestida internacional y para las que se esperan a continuación, incluida la toma de posesión del derechista Iván Duque en Colombia. El embajador venezolano Jorge Valero, que sustituye al ahora perseguido Rafael Ramírez, antiguo zar del petróleo, se había adelantado acusando al alto comisionado de la ONU de producir informes ilegales y carentes de base científica. Argumentos más suaves que el habitual torrente de insultos e improperios, ya sea para la Organización de los Estados Americanos (OEA) o el Grupo de Lima.
Más allá del despliegue propagandístico, Maduro se ha pertrechado para el nuevo ciclo poselectoral, que ha bautizado como el del diálogo y la reconciliación, repartiendo el poder revolucionario como si se tratara de una torta nacional mientras vuelve a poner en marcha el mantra del diálogo. El “hijo de Chávez”, consciente de la situación crítica que atraviesa la economía, ha distribuido nuevas parcelas de poder entre los clanes revolucionarios, incluyendo su familia, y reservándose para sus más cercanos los trozos más suculentos.
La designación más destacada ha llevado a Diosdado Cabello, número dos del chavismo y líder de radicales y militares, a la presidencia de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), precisamente cuando en Caracas se cree inminente la conclusión de la nueva Carta Magna.
Una decisión que contrasta con la reducción del número de ministros militares, la cifra más baja desde 2014. Pérdida de poder administrativo que no pone en duda el apoyo irrestricto de la alta cúpula militar al líder de la revolución. Entre sus muchas atribuciones, los militares mantienen la millonaria importación y distribución de alimentos y productos básicos.
“Juro que acompañaré a nuestro querido hermano presidente Nicolás Maduro en la construcción del socialismo bolivariano”, aclaró Cabello para desmentir al grupo de opositores y politólogos que apostaron durante semanas por su caída en desgracia. Los hechos han vuelto a demostrar todo lo contrario, por lo que su nombramiento fue jaleado por los delegados constituyentes.
Cabello sustituye a Delcy Rodríguez, nueva vicepresidenta y la más fiel colaboradora de Maduro. Según el dogma revolucionario, Maduro debería plegarse ante el nuevo presidente de la plenipotenciaria ANC, pero en la práctica, este órgano revolucionario y su antigua presidenta acataron y llevaron a cabo todas las órdenes emanadas desde el Palacio de Miraflores. “Decir que Maduro queda subordinado a Diosdado es caer en el juego del régimen. Cabello solo preside un comité asambleario cuyo único fin es entronizar la dictadura”, destacó el constitucionalista José Vicente Haro. El jefe del Estado también intervino en el debate, cuando aseguró: “Me da risa cuando dicen que tenemos una dictadura. Este es un pueblo combatiente que no soportaría una dictadura, es un pueblo de la escuela de Chávez”.
Una vez instalado Cabello llegó la primera orden desde el Palacio de Miraflores: el nombramiento del presidente del Banco Central de Venezuela (BCV), que fue acatada de forma unánime. El elegido es Calixto García Sánchez, hijo del dirigente del mismo nombre, vinculado personalmente con el presidente. Ingeniero industrial y desconocedor de las finanzas públicas, García será el encargado de llevar a cabo la imposición del nuevo cono monetario en medio de la mayor hiperinflación de la historia del planeta, que ya roza una subida de precios del 30.000%.
Otro nombramiento presidencial lleno de polémica fue la designación de la antigua nuera de Cilia Flores, la mujer de Maduro, al frente del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales.
Queda por ver cuánto tiempo se prolongará la presidencia de Cabello en la ANC, que funge desde el agosto de 2017 como órgano plenipotenciario con la misión de arrebatar sus funciones constitucionales al Parlamento legítimo, pese a que la Carta Magna solo le confiere poder para redactar una nueva Constitución.
La cuota de poder de Cabello también se ha incrementado con la llegada al Ministerio de Obras Públicas de su mujer, Marleny Contreras. Otro de los sectores fuertes del chavismo, encabezado por el nuevo zar económico, Tareck El Aissami, ha situado a varios ministros en el nuevo gabinete, incluida la arquitecta que actuó como interventora en la acometida del Estado contra el Banco Banesco.