LA NACION

Trump lleva su ofensiva sobre los migrantes a la campaña legislativ­a

Después de volver a vincularlo­s con el delito, pidió una lluvia de votos para que el Congreso apruebe la reforma

- Rafael Mathus Ruiz

WASHINGTON.– Donald Trump reavivó su ofensiva contra los inmigrante­s indocument­ados y la puso en la agenda de la campaña para las elecciones legislativ­as, mientras su gobierno comenzaba a reunir a los primeros padres con los hijos de los que fueron separados en la frontera sur del país.

“¡Mi hijo! ¡Te amo! ¡Te amo, mi amor!”, le dijo entre lágrimas y sollozos Beata Mariana de Jesús Mejía-mejía a su hijo de siete años, Darwin, mientras lo arropaba con una frazada en el aeropuerto de Baltimore. Hacía más de un mes que no lo veía, desde que fueron separados por las autoridade­s al pedir asilo político. Ambos huyeron de Guatemala, uno de los países azotados por la narcoviole­ncia en América Central.

“Empecé a llorar cuando lo vi porque es el único hijo que tengo”, dijo Mejía, luego, a los periodista­s en una improvisad­a conferenci­a de prensa. “Le agradezco a Dios porque lo tengo aquí conmigo. Aunque él está triste, pero nada nos va a separar nuevamente”, continuó.

Ayer, Mejía fue la cara del drama que viven miles de padres y madres migrantes. Había sido separada de su hijo el 19 de mayo, cuando cruzaron la frontera con México cerca de San Luis, en Arizona. Fueron detenidos por agentes fronterizo­s, que los pusieron en custodia y los separaron. El Departamen­to de Justicia aceptó reunirla de nuevo con su hijo luego de que demandó al gobierno en la Justicia Federal. Ayer, Darwin viajó en un avión desde Phoenix hasta el aeropuerto de Baltimore.

Unos 500 chicos ya fueron devueltos a sus padres por las autoridade­s, según indicó la agencia AP citando una fuente anónima del gobierno de Trump. La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) presentó una demanda para terminar con la separación de familias, y los abogados que trabajan con migrantes intentaban recorrer el laberinto legal norteameri­cano para sacar a las familias del limbo, a la espera de un plan concreto del gobierno que brillaba por su ausencia. Agencias federales buscaban crear un proceso centraliza­do para volver a reunir a familiares, y evitar el temor principal: que haya padres que nunca encuentren a sus hijos. “En el terreno hay mucha confusión, instruc- ciones e informació­n contradict­oria, incluso de la parte de actores del gobierno”, dijo Michelle Brané, directora de Derechos de los Inmigrante­s en la Comisión de Mujeres refugiadas.

Tras una semana de idas y venidas, Trump volvió a ofrecer mensajes contradict­orios y a cargar contra los migrantes, al vincularlo­s, otra vez, con el delito.

El presidente bajó una orden a los republican­os en el Congreso, al indicarles que cajoneen cualquier proyecto de ley migratorio hasta las elecciones, luego de demandar durante días al Capitolio que “cambie las leyes”. Y acusó a los demócratas de usar historias de “tristeza y dolor” para ganar votos. Pero después montó un acto con familiares de personas que fueron asesinadas por inmigrante­s indocument­ados, una nueva maniobra para atar la inmigració­n al delito, pese a que la evidencia empírica indica lo opuesto.

“Los republican­os deberían dejar de perder su tiempo en Inmigració­n hasta después de que elijamos a más senadores y congresist­as en noviembre”, escribió Trump en un mensaje en Twitter.

“Los demócratas solo están jugando juegos, no tienen intención de hacer nada para resolver este problema de décadas. ¡Podemos aprobar una gran legislació­n después de una ola roja!”, continuó, haciendo referencia al color que distingue a los republican­os.

El llamado de Trump marcó un nuevo giro de 180º en el discurso presidenci­al, y pareció buscar un objetivo político concreto: arengar a su base, que respalda su plataforma contra la inmigració­n ilegal, para contrarres­tar el impulso con el que cuentan los demócratas para las próximas elecciones legislativ­as, según sugieren los sondeos. Así y todo, los republican­os en el Congreso seguían intentando perfilar un proyecto de ley para poner fin al descalabro migratorio.

Además de boicotear la ley que reclamó, Trump retornó a su retórica dura contra los inmigrante­s en un evento en el que reunió a familiares que perdieron seres queridos a manos de extranjero­s que lograron ingresar y residir en Estados Unidos sin papeles.

Marcó un paralelism­o con los padres separados de sus hijos, al afirmar que esas familias habían sido “permanente­mente separadas” de las víctimas.

“Estamos reunidos hoy para escuchar directamen­te a las víctimas estadounid­enses de la inmigració­n ilegal”, anunció Trump.

“Ya saben, escuchás el otro lado. Nunca escuchás este lado. No saben lo que está pasando. Estos son los ciudadanos estadounid­enses separados permanente­mente de sus seres queridos, la palabra permanente­mente es la palabra en la que deben pensar: permanente­mente. No están separados por un día o dos días. Estos están permanente­mente separados, porque fueron asesinados por delincuent­es ilegales”, afirmó. “Estas son las familias que ignoran los medios. No hablan de ellos. Muy injusto”, remarcó.

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